Venga tu reino
De Libros y Sermones BÃblicos
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Última versión de 12:56 16 ago 2012
Por Archie Parrish
sobre Oración
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Juan Marcos García Aranzábal
Enrique era un agnóstico con mal carácter. Su esposa Eunice era una cristiana devota. Ellos vivían en una región agrícola cuya economía estaba siendo devastada por una sequía que duraba ya un año. El pastor de la iglesia local, a petición de muchos de los granjeros, había organizado una reunión de oración para pedir por la lluvia. Al salir de la iglesia, Enrique preguntó a su esposa: "¿De verdad crees que va a llover solamente por pedirlo?"
Eunice abrió la biblia y leyó a Enrique el texto siguiente: "La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto" (Santiago 5:16-18). Eunice añadió: "Orar para que termine la sequía es una oración grande, pero yo creo que no hay nada demasiado difícil para Dios. Si no creyese que Dios puede responder a nuestras oraciones y parar la sequía, no vendría a esta reunión de oración."
Enrique respondió burlándose: "Si realmente crees que Dios va a responder a esta 'oración tan grande' ¿por qué no te llevas el paraguas?"
Eunice cogió el paraguas y fue a la reunión de oración. Cuando regresó a casa no tuvo que usar el paraguas, pero esa noche llovió y terminó la sequía.
¿Qué es lo que hace que una oración sea grande? No es el hecho de que sea muy larga. Solamente las oraciones que están de acuerdo con el carácter de Dios y buscan extender su reino son las que realmente se pueden llamar grandes.
La Biblia ofrece muchos ejemplos de oraciones de esta clase. En respuesta a oraciones grandes, Dios liberó a su pueblo de los temibles asirios (2º Reyes 19:14-37). La restauración del pueblo de Dios a su tierra desde la cautividad en Babilonia ocurrió en respuesta a grandes oraciones (ver Jeremías 29:10-14; 50:4-5: Daniel 9; Esdras 8:21; Nehemías 1:4-11; 4:4-5; 9:1-38). Sansón recibió fuerzas para derribar el templo de Dagón cuando estaba aún débil a través de una oración grande (Jueces 16:28-30). En respuesta a oraciones grandes, Dios produjo el mayor derramamiento del Espíritu Santo en la iglesia de Jerusalén durante el día de Pentecostés (Hechos 1:14).
Jesús hacía grandes oraciones. Hay quien piensa que la oración intercesora de Juan 17, que Jesús hizo en calidad de Sumo Sacerdote, fue su oración más grande. En ella Jesús pidió que sus discípulos fuesen protegidos del maligno (vs. 15), que llegasen a ser uno (vs. 21) y que pudieran estar con él y contemplar su gloria (vs. 24). Cuando se acercaba la hora en la que Jesús tenía que morir, él oró para que la obra de redención se consumase incluso aunque ello le costase la vida (Mateo 26:39, 42). Ahora está a la diestra del Padre y vive para siempre para interceder por nosotros gracias a la obra expiatoria de la cruz, defendiéndonos de las acusaciones del enemigo contra su pueblo (Hebreos 7:25).
Los mejores manuscritos en griego omiten la frase final: "porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén" (Mateo 6:13). Hay abundante evidencia, sin embargo, de que estas palabras se usaban casi universalmente en la adoración de la iglesia primitiva. Algunos piensan que los miembros de la congregación recitaban estas palabras al unísono al final de cada petición. Si es cierto que lo hacían así, entonces nosotros no estamos dándole suficiente importancia al Reino de Dios. Podemos concluir a partir de todo esto que todas las oraciones deberían centrarse en el Reino de Dios. ¿Qué es lo que hace que una oración esté centrada en el Reino de Dios? Una oración de este tipo no se hace para llamar la atención o para expresar sentimientos, sino que debe ceñirse a lo que la escritura enseña, tanto en su fundamento como en su contenido. ¡No es una oración tímida sino audaz! No se queda en una resignación pasiva, sino que colabora activamente. Es a la vez individual y colectiva. En resumen, la oración cuyo objetivo es el Reino de Dios es el grito en el Espíritu de los hijos adoptivos de Dios que buscan la gloria de su Padre en una constante intercesión por las naciones, que constituyen la herencia que les ha sido prometida.
Los reformadores hacían grandes oraciones. La Reforma Protestante fue iniciada, conseguida y sostenida por grandes oraciones. Entre los enemigos de la Reforma estaban los Musulmanes, el Emperador y los papistas. Martín Lutero creía en la importancia de las grandes oraciones. Enseñaba que "el Señor es grande y sublime, por tanto quiere que le pidamos cosas grandes para que su fuerza todopoderosa pueda ser demostrada". Por eso Lutero oraba así: "Amado Señor, sé que todavía tienes más; tienes mucho más de lo que tienes oportunidad de otorgar. En ti yo siempre tendré provisión, pues si hiciese falta, de los cielos lloverían florines [dólares]. Se tú mi tesoro, mi despensa, mi almacén. En ti tengo toda las riquezas. Si te tengo a ti, tengo suficiente."
Dios dice que no hay nada demasiado difícil para Él (ver Jeremías 32:27) y por eso nos anima a que hagamos grandes oraciones: " Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces" (Jeremías 33:3).
Para hacer grandes oraciones es necesario tener la fe de un niño. Patrick Johnstone cuenta una historia sobre su esposa Jill. Durante mucho tiempo ella tenía la carga de ayudar a los niños a hacer grandes oraciones por la evangelización mundial. Comenzó a escribir un libro con este propósito en 1990, cuando vivía en las oficinas centrales de la Misión Dorotea en Londres. Al terminar cada capítulo, un grupo de oración formado por niños utilizaba la información para interceder por cada país. Albania fue uno de los primeros países del proyecto. Era un estado comunista hermético que se enorgullecía de ser el primer estado ateo del mundo. Todo tipo de expresión religiosa era ilegal. El evangelio estaba prohibido y no se tenía constancia de la existencia de creyentes en todo el país. Los niños comenzaron a orar por las necesidades de los niños de este país. Pidieron que hubiera libertad religiosa allí. Unos meses más tarde el gobierno comunista de Albania cayó y entonces llegó la libertad para reunirse y evangelizar. Jill tuvo que reescribir el capítulo de Albania de su libro. Cuando los niños del grupo de oración se enteraron de esto se llenaron de alegría. Uno de ellos gritó: "¡Hemos transformado a Albania!". Hoy hay puntos de testimonio en casi todas las ciudades y poblaciones de Albania. Que Dios nos dé una fe como la de estos niños.
Examine su vida espiritual contestando a las siguientes preguntas: -Más del cuarenta por ciento de la superficie de la Tierra está en un estado de sequía ¿está usted orando para que llueva? Al igual que Ezequías ¿está usted orando para que el mundo quede libre de terroristas?¿Ha agradecido al Señor por la intercesión que está haciendo en su favor? ¿Está usted orando, como lo hizo nuestro Señor, "hágase tu voluntad y no la mía" aunque ello signifique perder la vida? ¿Tienen sus oraciones el Reino de Dios como objetivo? ¿Son sus oraciones lo suficientemente grandes como para honrar a Dios? ¿Está orando para que los enemigos de la cruz se conviertan? Si no se llegan a convertir ¿está usted pidiendo a Dios que los contenga para que no impidan el crecimiento de la iglesia? De la misma forma que los niños que oraron por Albania ¿ora usted para que Dios cambie el mundo? ¿Están sus oraciones grandes haciéndose aun más grandes?
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