Confianza en Cristo
De Libros y Sermones BÃblicos
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Última versión de 15:26 6 nov 2012
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Jesucristo
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión” (Heb. 4:14).
- Hebreos 4:14
Hoy volvemos al libro de Hebreos y continuamos con nuestro estudio en el capítulo 4. Hace una semana, terminamos una sección exhortando a los cristianos a perseverar en su fe. Se nos recordó que nuestra posición no es diferente a la de los israelitas que salieron de Egipto. Al igual que aquellos israelitas, hay algunos entre nosotros que no poseen la fe salvadora. Hay algunos que van a abandonar el nuevo pacto y van a abandonar el descanso de Cristo a menos que confíen en Él hoy (3:12-4:7). Entonces fuimos advertidos de no endurecer nuestros corazones contra el Señor para que no seamos contados entre los apóstatas (4:7-11). Hebreos 4:12-13 concluyó esta advertencia, recordándonos que la verdadera disposición del corazón será revelado por el poder de la Palabra de Dios.
Martín Lutero dijo que el poder de la Palabra de Dios mencionado en 4:12-13 nos debe hacer reflexionar. Esto es porque cuando la Palabra de Dios penetra nuestros corazones, vemos que, por nosotros mismos, no somos capaces de perseverar en nuestra fe. Por nosotros mismos no podemos amar a Cristo lo suficiente. Por nosotros mismos no podemos confiar sólo en Cristo. Por nosotros mismos no podemos ser fieles a los mandamientos de Cristo.
El autor está consciente de este hecho, y por eso, en Hebreos 4:14, nos consuela diciéndonos que retengamos nuestra profesión debido a la grandeza de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote. El poder y la gracia de Cristo entonces son exaltados en esta frase. Por eso, nuestra confianza en nuestra profesión no se basa en nuestra propia habilidad para mantener la fe. Más bien, debe estar basada en el poder de Cristo quien es el único que puede mantenernos en nuestra fe.
En 4:14, el autor de Hebreos comienza una extensa discusión de la superioridad y la obra de Jesucristo como nuestro gran Sumo Sacerdote. Se nos dice explícitamente que Jesús es el “gran sumo sacerdote”. Esta idea es reforzada por otras alusiones implícitas en el versículo. Los sumos sacerdotes del Antiguo Pacto entraron en el lugar santo, pasando a través de la cortina del templo. Ellos completaron su labor de intercesión fuera de la vista de la gente. Al igual que ellos, Jesús pasó a través de los cielos al templo celestial de Dios, a través de los mismos cielos y fuera de la vista de la gente.
La ascensión de Cristo a la diestra del Padre es lo que se ve aquí. Es lo que hace a Jesús más grande que cualquier Sumo Sacerdote antes de Él. Cristo, a diferencia de los sumos sacerdotes antiguos, hace Su obra de intercesión en el templo celestial.
Coram Deo
El libro de Hebreos nos dice que debemos retener nuestra profesión de fe no porque somos capaces de hacerlo, sino porque el poder de Cristo nos hace mantenernos firmes. No podemos confiar en nuestra habilidad para aumentar la fe en nosotros mismos, sino que sólo la podemos recibir como un don gratuito de Dios. Pídale al Señor que le conceda una mayor fe y un corazón para recibirla
Pasajes para Estudio Adicional
Sal. 47
Isa. 16:5
Hechos 1:6-11
Heb. 1:3
1 Pedro 3:21-22
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