Los Que Recayeron
De Libros y Sermones BÃblicos
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Última versión de 11:50 30 sep 2013
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Perseverancia de los Santos
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio” (Hebreos 6:6).
- Hebreos 6:6
Hebreos 6:4-6 pinta una escena espantosa de que es imposible restaurar al arrepentimiento a los que recaen. Es imposible restaurar aquellos que hicieron muchas cosas para demostrar que eran cristianos genuinos (6:4-5). Como tal, muchos creen que el pasaje enseña que los cristianos genuinos pueden perder su salvación.
Pero esta posición no encaja con la evidencia de este texto o del resto de la Biblia. Dado que las características del grupo que recae pueden también ser ciertas de los incrédulos en la iglesia, no se puede automáticamente interpretar que el texto está enseñando que los cristianos genuinos pueden perder su salvación. Por muy importante que esta sea, la razón más convincente para creer que 6:4-6 no enseña que los cristianos genuinos pueden perder la salvación se encuentra en 6:7-8, que veremos mañana.
Hoy examinamos Hebreos 6:6, que nos dice que el pecado que impide que alguien sea llevado al arrepentimiento es el pecado de la recaída. El pecado a la vista aquí es una consiente e impenitente negación de Cristo y no necesariamente un pecado como el asesinato. Mientras que el pecado nefasto a veces puede ser indicio de una consciente negación de Cristo, ese no es necesariamente el caso. Considere a David como un ejemplo de alguien que cometió el pecado de asesinato, pero más tarde es revelado como un verdadero creyente a través del arrepentimiento. Los creyentes a veces pecan atrozmente, pero el pecado nefasto no siempre indica que una persona no está convertida. Un pecador que muestra tristeza genuina por el pecado demuestra que el Espíritu Santo está obrando en su corazón y no está perdido para siempre.
Pedro y Judas ilustran bien este punto. Ambos pecaron cuando negaron públicamente a Cristo. Pedro se arrepintió y encontró a la restauración, aunque pecó de esa manera, pero el propio Judas se unió a la iglesia sin la fe verdadera (Juan 6:64). Por lo tanto, el Espíritu Santo no pudo llevarlo al arrepentimiento.
Por último, también se nos dice que los que recaen crucifican al Hijo de Dios de nuevo (Heb. 6:6). La razón de esta afirmación es evidente cuando vemos que los que recaen sí tuvieron una experiencia genuina de la verdad. Los líderes en los tiempos de Jesús sabían que Jesús era de Dios, pero afirmaron lo contrario cuando lo crucificaron. Aquellos que recaen después de experimentar la verdad de Cristo se unen a los líderes religiosos de la época de Cristo al negar la promesa de Dios en el Evangelio, y por lo tanto crucifican de nuevo al Hijo de Dios.
Coram Deo
Si tenemos fe salvadora, nunca recaeremos. El Padre no permitirá que nadie, ni siquiera nosotros, nos arrebaten de la mano de Cristo (Juan 10:27-29). Una manera en que Él asegura esto es a través del arrepentimiento y la restauración. A través de la obra del Espíritu Santo, Dios obra en nuestros corazones al llevarnos al arrepentimiento, y nos restaura por Su gracia sustentadora.
Pasajes para Estudio Adicional
Hos. 7:14
Mat. 26:14-16, 27:3-10
Juan 18:15-27, 21:15-19
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