Del diario de un Pastor
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Última versión de 11:28 10 oct 2013
Por John Piper
sobre Conversión
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Katherine Selby
La mañana del domingo 18 de noviembre, 1984
“Cuando sonó la alarma a las 4.59 esta mañana, tuve una visión que duró unos cinco o diez segundos - ¿O sólo duró una fracción de segundo? – de la realidad absoluta de la muerte y de estar ante un Dios completamente santo con sólo mi propia vida para elogiarme. Lo único que sobrepasó el horror era el flash de realidad: Jesucristo murió por este momento. Y luego todo desapareció.
“Todo eso fue hace nueve minutos. Mi sensación inmediata fue que esta es la esencia de lo que sucede siempre que alguien se convierte. Así es cómo se descubrió que Jesucristo era real. Así es cómo alguien viene a apreciar el amor de Cristo. De repente, y por primera vez, ven y sienten con los ojos de sus corazones la realidad innegable de tener que conocer a Dios con una mala conciencia.
“Las consecuencias de esta visión son devastadoras. Les hace saber que su única esperanza es un Mediador. Parados solos, con nada para elogiarse sino su propia vida pecadora, están completamente perdidos. Si hay alguna esperanza de eternidad en la presencia de Dios, serán necesarios el Redentor, el Substituto, el Salvador.
“En este momento de la terrible crisis, no hay nada que manifiesta más que el Evangelio de Jesucristo – ‘el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí’. En la fracción de segundo antes de que apareció, tuve la oportunidad de ver la oscuridad devoradora y el horror del juicio – no una inferencia teológica, no simplemente un resultado racional ni un pensamiento, sino un vistazo por el ojo interno, lleno de conocimiento, de sentimiento y de certitud.
“Nuestro Dios es un fuego consumidor. No mirará la maldad. Estamos completamente perdidos. Mi sentimiento de culpabilidad era tan grande, tan real, tan incontestable en esta fracción de segundo, que no había ni siquiera la mínima posibilidad de pedir disculpas. Fue repentino, envolvente y totalmente desesperado.
“En este momento, lo más importante es Jesús. ¡O Cristo! ¡O Cristo! ¡¿Puede mi corazón contiene la ola de gratitud?! O Don de Dios, ¡Mi único Necesidad vital!
Agradecido por este don de amor temprano en la mañana,
El Pastor John.
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