Dios es una persona muy importante
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Cultura
Una parte de la serie Message to the Evangelical Press Association
Traducción por Carlos Diaz
Mensaje a la Asociación de Prensa Evangélica
St. Paul, Minnesota
Me gustaría comenzar esta mañana leyendo un texto de Isaías que destaca el Dioscentrismo de Dios. Quizás más que cualquier otro texto, este llama la atención sobre la supremacía de Dios hacia Dios. Es Isaías 48:9-11, y Dios declara por qué Él decidió tener piedad con el pueblo de Israel en su rebeldía y angustia.
Por amor a mi nombre contengo mi ira, y para mi alabanza la reprimo contigo a fin de no destruirte. He aquí, te he purificado, pero no como a plata; te he probado en el crisol de la aflicción. Por amor mío, por amor mío, lo haré, porque ¿cómo podría ser profanado mi nombre? Mi gloria, pues, no la daré a otro.
El mensaje principal que quiero compartir hoy es este: Dios es una persona muy importante y no Le gusta que Lo subestimemos.
Supongamos que le preguntamos a un hombre, por ejemplo, al presidente de una compañía: “¿Después de Dios quién es la persona más importante de tu vida?”, y supongamos que nos contesta: “Probablemente mi vicepresidente de mercadeo”. Enseguida le preguntamos: “¿No es tu esposa la persona más importante después de Dios?”, y él dice: “Eso lo doy por hecho. No hace falta decirlo”.
Tal vez algunas personas creerían que es su afecto y respeto en abundancia por sus esposas lo que les impide pensar en ellas. Sin embargo, considero que la mayoría de nosotros, especialmente las esposas, creería lo contrario: que no piensan en ellas porque no son de importancia suprema para ellos y que no las mencionan porque no son importantes.
Podemos estar seguros de que a ellas no les gusta eso. Ellas no dicen: “Me siento muy amada y muy honrada porque mi esposo nunca me menciona entre sus prioridades principales. Soy como el aire que respira, pero él nunca piensa en mí”. Eso no es lo que ellas dice. Lo que ellas dicen es esto: “Si no hablas de mí no soy importante para ti, y si piensas que me honras al dar por hecho que soy importante, te equivocas, porque no soy honrada por eso”.
Es posible dar por hecho cosas importantes, como el oxígeno, pero no honramos nada al darlo por hecho. No resaltamos la importancia de nada en nuestros corazones cuando decimos: “Suponemos eso”. Suponer que alguien es importante puede hacer que esa persona se sienta indispensable, pero no hace que esa persona se sienta atesorada.
Dios es una persona muy importante y no Le gusta que Lo subestimemos.
Espero que no se sientan demasiado a la defensiva en este momento, como si yo pensara que todos los periodistas o las personas de los medios de comunicación subestiman a Dios. No tengo nada en particular que reprochar a los periodistas. Solo pienso que casi todos los estadounidenses subestiman a Dios. Observo la cultura estadounidense –secular y religiosa– y considero que Dios es ignorado ampliamente, está sorprendentemente ausente y es subestimado sistemáticamente por aquellos que saben que Él existe e ignorado por aquellos que no, y es casi imposible que nuestra generación comprenda que hay algo terriblemente incorrecto.
Si ustedes fuesen educadores, les traería el mismo mensaje. Si fuesen trabajadores sociales, psicólogos o consejeros, les traería el mismo mensaje. Y si fuesen pastores, les traería el mismo mensaje. Y diré: "¡Especialmente si fuesen pastores!".
Recientemente leí una cita de Charles Misner, un especialista científico en la teoría general de la relatividad, acerca de la opinión de Albert Einstein sobre la predicación, en los años 40 y 50. Me sorprendió la fuerza profética de estas palabras:
Veo el diseño del universo esencialmente como un asunto religioso. Es decir que deberíamos expresar cierto respeto y asombro por la idea general... Es algo grandioso y no debería darse por hecho. De hecho, creo que por ese motivo Einstein creía tan poco en la religión organizada, aunque me parece un hombre muy religioso. Él debió analizar lo que los predicadores decían de Dios y sintió que ellos blasfemaban. Había visto mucha más majestuosidad de la que ellos habrían imaginado, y simplemente no hablaban de lo real. Supongo que él simplemente sintió que las religiones que consideró no tenían el respeto apropiado... por el creador del universo. (Texto original en First Things, dic. 1991, n. 18, p. 63).
Si eso era verdad hace 50 años, pienso que es diez veces más verdad hoy en día. Dios no es el tema central de la mayoría de los sermones, e incluso cuando lo es, algunos que han experimentado su majestuosidad se sienten tentados a menudo a decir: “Esto es blasfemia”.
No es mi propósito hoy señalar las formas peculiares en que el periodismo ignora a Dios. Todos enfrentamos el mismo reto esencial. Mi propósito hoy es simplemente declarar que Dios es una persona importante y que no Le gusta que Lo subestimemos.
Dios es una persona importante porque creó todo en el universo, incluidas todas las cosas y todas las personas que consideramos importantes y de interés periodístico. “He aquí, yo he creado al herrero que sopla las brasas en el fuego y saca una herramienta para su trabajo; yo he creado al devastador para destruir” (Isaías 54:16). Dios es importante porque todo lo de interés periodístico –inventores, armas, calamidades– Él lo creó.
Dios es una persona importante porque Él sostiene el universo por la palabra de Su poder (Hebreos 1:3) y controla los asuntos de los hombres y de las naciones con un propósito y plan consciente. “El es quien cambia los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes” (Daniel 2:21). “El actúa conforme a su voluntad [...] entre los habitantes de la tierra; nadie puede detener su mano, ni decirle: '¿Qué has hecho?'” (Daniel 4:35).
Dios es una persona importante porque sabe todas las cosas: todos los motivos, todas las causas, todos los diseños, todos los efectos, todas las estructuras, todos los secretos, todas las posibilidades. “Acordaos de las cosas anteriores ya pasadas, porque yo soy Dios, y no hay otro; yo soy Dios, y no hay ninguno como yo, que declaro el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: 'Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré.'” (Isaías 46:9-10).
Dios es una persona importante porque Él es el único camino a la vida eterna y la única fuente de gozo eterno. “Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre” (Salmos 16:11).
Dios es una persona importante porque en Su Hijo Él está en el centro de la historia de la humanidad y es la medida de toda verdad, de toda belleza y de toda bondad, y de Su salvación depende el destino de todo ser humano (Juan 14:6).
Es sencillamente imposible exagerar la importancia de Dios.
A Dios no Le gusta que Lo subestimemos. Salmos 96 no dice: “Porque grande es el SEÑOR, y muy digno de ser subestimado”. Dice: “Porque grande es el SEÑOR, y muy digno de ser alabado” (Salmos 96:4).
Dios expresa que no Le agrada que Lo subestimemos al decirnos una y otra vez que Su objetivo en todo lo que hace es que Lo honremos, que Lo alabemos, que Lo glorifiquemos, que Lo amemos, que Lo atesoremos, que confiemos en Él, que Le cantemos, que Lo declaremos, que Lo confesemos y que Lo disfrutemos.
Él nos dice que ningún cristiano debe subestimarlo y que debemos hacer todo –incluso las cosas más simples y básicas– para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31).
Él nos dice que los demonios y los ángeles no serán capaces de tomarlo por sentado ya que cada lengua en el cielo y bajo la tierra confesará que Jesús es Señor a la gloria de Dios Padre (Filipenses 2:9-11).
Él nos dice que ninguna nación del mundo será capaz de tomarlo por sentado: “Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor; todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia. Los pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo alabarán.” (Salmos 22:27-28).
Él nos dice que el Espíritu Santo no lo toma por sentado, porque cuando él venga devotará toda su energía divina para glorificar al Hijo de Dios (Juan 16:14); y Jesús no lo toma por sentado, pero dice, “Para este propósito he venido a esta hora: Padre glorifica tu nombre” (Juan 12:27-28).
Y lo más importante de todo, Dios no se toma a sí mismo por sentado: “Para este propósito los he levantado, que mi nombre sea proclamado a lo largo de toda la tierra” (Romanos 9:17).
Aún no es inusual para los periódicos metropolitanos tener una sección completa dedicada a los deportes y no una columna dedicada a Dios. Ni un minuto en las noticias matutinas. Ni en un curso de 12 años de educación pública. Ni una página en Time o Newsweek.
¿Y qué tan diferente es esto con nosotros los evangélicos?
He ido a seminarios de crecimiento episcopal donde él no es mencionado. He escuchado charlas sobre cuidado pastoral donde él no es mencionado. He leído estrategias de recuperación donde él no es mencionado. Tengo estudiantes que me dicen de cursos de seminario práctidos donde él es periférico en el mejor de los casos. He leído declaraciones misioneras de organizaciones principales evangélicas y él no está allí. Y la explicación es siempre la misma: “Oh, lo damos por sentado.”
Así que admito muy libremente que estoy en una cruzada para decir donde quiera que pueda: A Dios no le gusta que lo den por sentado. Vuela en el rostro de sus propósitos eternos – que él sea conocido y amado, alabado y disfrutado.
Y eso nos hace personas superficiales. Predicadores y periodistas superficiales. Si dejas al Dios infinito, tododefinido, todo controlador todo permisivo fuera de cuenta, todos los entendimientos y todas las interpretaciones y todos los análisis son superficiales. Cuando el asunto principal está faltante, lo que queda está distorsionado y superficial, lo que sea que fuese.
Y si alguien dice, “Oh, eso es sólo religión. No puedes esperar que todo sea religión,” respondo, “No es religión. Es realidad. Dios hizo al mundo y todo en él. Él es dueño de la tierra y de todos sobre ella. Él es el actor principal en el mundo. Él está guiando la historia de todas las personas y naciones hacia sus metas. Todo, sin excepción, tiene que ver con Dios, y obtiene su principal significado de Dios. Y no para mostrar esto, pero dar esto por sentado, es ser superficial.
Cierro con un llamado personal.
Cuando un hombre olvida mencionar a su esposa como la persona más importante en su vida debajo de Dios, existe un defecto en su amor. Y cuando un cristiano puede hablar y escribir por horas y días sobre lo que es importante en el mundo sin mencionar a Dios, existe un defecto en el amor de esa persona.
La cura de ese defecto, y el opuesto de dar a Dios por sentado es una revelación hora por hora en Dios, saborear a Dios, admirar a Dios, amar a Dios, atesorar a Dios, y temer a Dios.
Un descubrimiento que, para mí, ha hecho toda la diferencia en el mundo es que la razón por la que a Dios no le gusta ser tomado por sentado no es solamente que le quita la gloria, sino que me roba el gozo. Y quizás el descubrimiento más grandioso de todos es que éstas dos metas—la meta de Dios de ser glorificado y mi deseo de ser satisfecho—no están en conflicto. Porque Dios está más glorificado en mí cuando estoy más satisfecho en él.
Así que para mí, y rezo por ti, la verdad que Dios es una persona importante y que no le gusta que lo den por sentado, no ha aparecido para ser una amenaza sino una declaración del triunfo del propósito soberano de Dios para glorificarse a sí mismo y satisfacer a sus personas en Dios.
Vota esta traducción
Puntúa utilizando las estrellas