Preguntas que hacer antes de chismear

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English: Questions to Ask Before We Gossip

© Desiring God

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Por Stephen Witmer sobre Discurso

Traducción por Misael Susaña


Tal vez has tenido la inquietante experiencia de terminar una conversación, alejándote y preguntándote si lo que acabaste de decir fue un chisme. A veces es difícil saberlo. El chisme es un pecado oscuro, con bordes borrosos. ¿Cuándo nuestras conversaciones son silenciadas por discreción y cuándo son simplemente los deliciosos susurros del chisme (Proverbios 18:8)?

Cuando adquirimos nueva información sobre otra persona, tenemos varias opciones. Podemos hablar con esa persona acerca de la información que tenemos, hablar con otras personas acerca de ello o guardarlo para nosotros mismos y hablar con Dios. El chisme es decir a la espalda de otro lo que deberíamos decir en su cara, o lo que no deberíamos decir. Pero la vida es compleja. A veces debemos buscar oración y sabiduría de amigos piadosos cuando luchamos con relaciones difíciles con un niño, cónyuge, vecino, compañero de trabajo u otro miembro de la iglesia. Es en estas situaciones que debemos tener especial cuidado de que nuestra búsqueda de consejo no se convierta simplemente en una excusa para el chisme.

Aquí hay ocho preguntas diagnósticas que te ayudarán a discernir conmigo si, al hablar con otros acerca de otra persona con quien estás luchando, estás realmente chismear:

  1. Si estás involucrado en un conflicto con otra persona, ¿estás hablando con otros solamente sobre el pecado de esa persona y nunca sobre tu propio pecado? Si es así, probablemente es chisme.
  2. ¿Tiene tu conversación con amigos acerca de esta otra persona la intención de prepararte para una conversación productiva con la persona? Si no, probablemente es chisme.
  3. Si estás buscando consejo de otros acerca de cómo tratar sabiamente con esta persona, ¿mantienes la identidad de la persona en secreto a menos que sea necesario revelarla? Si no, probablemente es chisme.
  4. ¿Te gusta compartir esta información con tus amigos? Si es así, probablemente es chisme. Los chismes son deliciosos (Proverbios 18: 8). Buscar consejo en una situación complicada y rota es bueno, pero eso es doloroso y no agradable.
  5. ¿Cuál es el tono de tu voz y el tenor de tu corazón? ¿Eres manso, humilde y tienes un corazón quebrantado cuando compartes el pecado de esta otra persona, o te sientes enojado y justo al compararte? Si es así, probablemente es chisme.
  6. ¿Estás hablando con Dios acerca de esta persona tanto como estás hablando con tus amigos? Si no, probablemente es chisme.
  7. ¿Estás limitando el número de amigos con los que hablas? Si no, probablemente es chisme. El chisme busca difundir la comunicación ampliamente, pero Jesús busca restringir estrechamente ciertas comunicaciones delicadas (Mateo 18:15-17).
  8. ¿Crees que aquellos con quienes estás compartiendo información confidencial son receptores pasivos o participantes involucrados? Jesús quiere que al hablar a otros busquemos más que desahogarnos. Los que reciben la información deben estar preparados para ir con nosotros a la persona con la que necesitamos hablar, para servir de testigos (Mateo 18:16). Si no ves a tus oyentes como quienes tienen un rol activo y participativo, probablemente es chisme.

Desafortunadamente, yo he cruzado la línea hacia el chisme muchas veces en mi vida. Pero ha habido algunas victorias. Hace varios años, oí un bocado delicioso sobre otra persona. No puedo recordar ahora lo que era, pero sí recuerdo llegar a casa y querer compartirlo con mi esposa. Entonces me detuve y me pregunté, ¿Por qué quiero compartir esto?

¿Incumbe esto a mí o a mi esposa? No.

¿Será ella capaz de hacer algo al respecto? No.

¿Estoy compartiendo esto para que ella pueda ayudarme a ayudar a la persona? No.

Me di cuenta de que era un chisme. Así que, no lo dije. Dios fue honrado, y mi comunidad, y mi matrimonio y mi propia alma se salvaron de los efectos corrosivos del chisme.

El chisme genera disensión y desconfianza, destruyendo comunidades (2 Corintios 12:20) y amistades. "El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos " (Proverbios 16:28, NVI).

Evitémoslo, y en su lugar oremos para que nuestras bocas sean fuentes de vida para los que nos rodean (Proverbios 10:11).


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