Deja ir las mentiras sobre el Cielo
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Randy Alcorn sobre Cielo & Infierno
Traducción por Mariana Ramirez
Ocho Mitos que Muchos Creen
Los libros grandes llenos de Escritura, teología y citas de gente que murió hace mucho tiempo no se venden muy bien. Para mi sorpresa, y la del editor, se han vendido más de un millón de copias de mi libro El Cielo, que salió en el 2004. Innumerables lectores, incluídos pastores, me han dicho que sus puntos de vida sobre la vida después de la muerte han cambiado radicalmente.
¿Por qué? En una era en la que la gente intenta hacer la doctrina más atractiva ignorando o retorciendo la verdad bíblica, aquí está la ironía - la verdadera doctrina bíblica del cielo es por mucho más atractiva que el aburrido, inhumano punto de vista sobre la vida después de la muerte que ha prevalecido por mucho en el evangelicalismo.
Ese punto de vista poco atractivo aún encarcela a muchos creyentes. Basándome en las incontables interacciones que he tenido con lectores del libro y otros tras los últimos dieciséis años, aquí hay ocho ideas equivocadas sobre el cielo, las más persistentes.
- Pasaremos la eternidad en las nubes.
Después del juicio final, Dios hará de nuevo el universo y luego reubicará el cielo presente a la nueva tierra, donde vivirá con su pueblo (Apocalipsis 21:1-4). La promesa del cielo en la tierra no debería de asustarnos, pero es sorprendente y sospechoso si siempre hemos creído otra cosa.
Muchas personas a través de la historia han entendido esta doctrina bíblica, incluyendo a teólogos reformados más recientes como Herman Bavinck, Cornelius Venema, Anthony Hoekema y Albert Wolters. Tristemente, la mayoría de evangélicos no han leído sus libros. Incluso los que si los han leído no siempre pueden comprender las implicaciones.
En la Universidad de la Biblia y en el seminario, mis clases sobre el Nuevo Testamento terminaron con el juicio final en Apocalipsis 20. En Escatología, examinamos los pros y contras de un rapto en medio de la tribulación, y discutimos el milenio, pero nunca hablamos sobre la nueva tierra, el objeto central de los últimos dos capítulos de las Escrituras ¡No pusimos nada de atención al lugar donde viviremos con Jesús y los demás para siempre! Los pastores que han leído El Cielo, seguido me contactan para contarme que su educación fue casi idéntica.
Como humanos, no nos atrae más un vago reino angelical que comer piedras. Necesitamos cubrir la doctrina bíblica del cielo, culminando en la nueva tierra.
- La Biblia dice muy poco sobre el cielo.
En una ocasión, un líder cristiano vino a mi oficina preguntándome que estaba investigando. “Un gran libro sobre el cielo,” le respondí. El me dijo, “Primera de Corintios 2:9 dice, ‘Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman.’ Entonces, ¿Sobre qué escribirás?”. Le di mi respuesta usual: “ No completaste la oración: ‘Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu’”.
Cuando Dios nos revela verdades que de otra manera no hubiera sido posible descubrir, debemos prestar atención. “Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre” (Deuteronomio 29:29 LBLA). La información sustancial de la Biblia sobre el mundo por venir nos pertenece - y la Biblia nos da más información de la que la mayoría se da cuenta (por ejemplo, Isaías 60 es citados dos veces en Apocalipsis 22, sugiriendo que se trata sobre la nueva tierra).
Dios quiere que anticipemos lo que nos espera. Es por eso que Pedro dice, “Pero, según su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia.” (2 Pedro 3:13 LBLA).
- Podemos aprender sobre el cielo de las afirmaciones de la gente que dice haber ido allí.
En una ocasión una cadena de televisión llamó a mi oficina y preguntaron, “¿Ha ido Randy al cielo?” Nuestra recepcionista respondió, “Si lo ha hecho, nunca lo ha mencionado. Pero si hizo años de investigación sobre la Biblia y la historia de la iglesia.” La conversación terminó abruptamente: “Queremos entrevistar a personas que en realidad han estado ahí.”
Muy seguido, las personas ven las historias de haber visitado el cielo como si fueran el evangelio. Obviamente, Dios puede mostrarle a alguien la vida después de la muerte si así lo quiere. Pero “los hombres mueren una sola vez” (Hebreos 9:27 LBLA). Como estas historias son contadas por personas que “morirán dos veces”, parece probable que la primera vez no murieron realmente, incluso si sus signos vitales no eran medibles. Las memorias de una persona que está muy sedada - y su habilidad de distinguir lo que es realidad de un sueño - no son de confianza, pero la palabra de Dios si lo es (Juan 17:17).
El apóstol Pablo, quien había ido al cielo, dijo, “Y conozco a tal hombre que fue arrebatado al paraíso … y escuchó palabras inefables que al hombre no se le permite expresar” (2 Corintios 12:3-4 LBLA). Muchos libros, sin embargo, afirman divulgar secretos que, tristemente, algunos lectores creen en lugar de las Escrituras.
- El cielo ahora será el cielo después.
Cuando los cristianos mueren, entran al cielo presente. “ Abuelita está en el cielo ahora” se refiere a un periodo temporal entre la vida en la tierra y la resurrección.
Aunque el cielo presente es increíble, “mucho mejor” que la tierra bajo la maldición (Filipenses 1:23 LBLA), no es el lugar para el que estamos hechos. Nuestro destino es una vida resucitada en una tierra resucitada: “Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva… Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos” (Apocalipsis 21:1-3 LBLA).
El plan supremo de Dios no es llevarnos a vivir con Él, en su lugar (esto pasa en la muerte). Su plan es, bajar después de la resurrección a vivir con nosotros para siempre en nuestro lugar, la nueva tierra. Así como Jesús es Dios encarnado, la nueva tierra será el cielo encarnado.
- Viviremos para siempre sin un cuerpo
Platón creía que las cosas materiales, incluyendo cuerpos, eran malas, y que las cosas inmateriales como las almas, eran buenas. Lo que yo llamo “Cristoplatonismo” infecta muchas iglesias, enseñan que el espíritu humano está mejor sin su cuerpo, y que el cielo es un reino incorpóreo.
Nuestra incapacidad de apreciar la naturaleza física de la resurrección priva a los creyentes del entusiasmo por el cielo. El plan futuro de Dios de un universo físico renovado significa que viviremos, comeremos y beberemos, reiremos y jugaremos, descansaremos y trabajaremos, ejercitaremos nuestros dones como los portadores de la imagen de Dios, y lo más importante, estaremos con Cristo Rey, le adoraremos, alabaremos y serviremos.
Jesús habló de la “regeneración” (Mateo 19:28 LBLA). Pedro predicó que Cristo permanecería en el cielo “hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos.” (Hechos 3:21 LBLA). Sin embargo, de alguna manera hemos, hemos pasado por alto un vocabulario bíblico completo. Reconciliar. Redimir. Restaurar. Recuperar. Regresar. Renovar. Resucitar.Dios planea restaurar físicamente toda su creación, incluyendonos a nosotros, la tierra y los animales. (Isaias 11:6-9; 65:17, 25; Romanos 8:19-23).
- El cielo será aburrido
La creencia de que la vida eterna consiste en tocar el arpa para siempre ayuda a la estrategia de Satanás “Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre y su tabernáculo” (Apocalipsis 13:6).
Pensar que el cielo será aburrido traiciona una herejía - que Dios es aburrido. ¡Disparates! Dios hizo nuestras papilas gustativas, adrenalina, las terminaciones nerviosas que le dan placer a nuestro cerebro, nuestra imaginación, y nuestra capacidad de estar felices y emocionados.
“Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán.” (Apocalipsis 22:3 LBLA). Los siervos tienen cosas que hacer, lugares a donde ir, gente que ver. Nuestras actividades más comunes del diario serán adoración, puntuada por la alegría de unirse a las multitudes para alabarle.
Primera de Corintios 10:31 aplicará en la eternidad tanto como aplica ahora: “Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” Actualmente podemos adorar a Dios trabajando, pintando, jugando, leyendo, escribiendo, y disfrutando cualquier otra actividad inocente. ¿Cuánto más en la nueva tierra donde la justicia reinará?
- Ya no seremos nosotros ni recordaremos nuestras vidas pasadas.
La idea de que perderemos nuestras identidades en el cielo es hindú, no cristiana. La resurrección nos restablecerá por siempre como seres humanos glorificados.
La resurrección de Cristo es nuestro prototipo. El proclamo, “Soy yo mismo” (Lucas 24:39 LBLA). Cuando Tomás dijo,” ¡Señor mío y Dios mío!” (Juan 20:28 LBLA), él sabía que le hablaba al mismo Jesús que vivió con él por años. Job dijo, “Y después de deshecha mi piel, aun en mi carne veré a Dios;al cual yo mismo contemplaré” (Job 19:26-27 LBLA).
Tú serás tú en el cielo. ¿Quién más serías? Ya que contaremos nuestras vidas en la tierra, debemos seguir siendo nosotros, y nuestras memorias deberán ser mejores, no peores. Las Escrituras no dan ninguna indicación de una limpieza de memoria que cause que no conozcamos a nuestros familiares y amigos. De hecho, si no conociéramos a nuestros seres queridos, el consuelo de una reunión en la vida después de la muerte, enseñado en 1 Tesalonicenses 4:14-18, no sería ningún consuelo.
- El cielo será un reino espiritual sin cultura humana.
En una ocasión, un profesor de la Universidad de la Biblia se ofendió cuando sugerí que la cultura - incluyendo inventos, conciertos, drama y deportes - serían probablemente parte de la nueva tierra. Pero si seremos los portadores resucitados de la imagen de Dios, viviendo en una tierra resucitada ¿Por qué no lo harían?
Se nos ha dicho que el cielo es una ciudad (Hebreos 11:10; 13:14). Las ciudades tienen edificios, arte, música, comercio, ciencia y tecnología. Por supuesto, las ciudades tienen gente que participa en reuniones, conversaciones, trabajo y juego. El cielo también es un país (Hebreos 11:16). Los países tiene tierra, animales, gobernantes, y ciudadanos que son diversos y unificados. Se nos dice que “los reyes de la tierra traerán a ella su gloria” la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:24).
La cultura es el producto natural, creado por Dios, de su llamado a la humanidad a reinar sobre la creación. Si creemos que las Escrituras enseñan que la humanidad y la tierra existirán en forma física, como toda la doctrina de la resurrección dicta, entonces la cultura debe continuar. ¿Cómo no lo haría?
Lo Mejor está por Venir
Como la resurrección espera a los hijos de Dios, no hemos pasado ya nuestra máxima felicidad y nunca lo haremos. No hay necesidad de hacer listas de deseos, porque las aventuras del nuevo universo excederán las de esta vida. De verdad viviremos felices para siempre. Eso no es una ilusión. Es la promesa comprada con la sangre de Jesús.
Diariamente debemos mirar hacia un mundo sin maldad, sufrimiento, o muerte, donde Dios vivirá con nosotros y quitará toda lágrima de nuestros ojos (Apocalipsis 21:4). Anticipar la gloriosa realidad de la tierra resucitada tiene implicaciones impresionantes para nuestra felicidad en el presente y nuestro sentido del gran alcance del mensaje del Evangelio. Vivamos ahora sobre las alegrías del cielo, desechando opiniones no bíblicas e indignas del cielo, y creyendo que lo mejores realmente está por venir.
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