Gracia para el trabajo monótono
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Andre Yee sobre Trabajo y Vocación
Traducción por Luximar Arenas Petty
Me encanta el trabajo creativo y en mi mundo que se traduce en planificación estratégica, diseño de productos y en el impulso de iniciativas nuevas y emocionantes. El trabajo me resulta energizante e intelectualmente estimulante.
El trabajo monótono... no tanto.
Desafortunadamente para mí, no todo el trabajo que hago diariamente es creativo. De hecho la mayoría de nuestro trabajo es del tipo repetitivo y monótono, intercalado con oportunidades ocasionales para la creatividad. Este es el caso de la mayoría de nuestro trabajo que tiene que hacerse todos los días, tanto en la oficina como en la casa.
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Glorificando a Dios en las repeticiones
Los quehaceres hechos en la casa se deshacen en cuestión de días. Y recoger la nieve y cortar la grama puede ser divertido, si no tuvieras que hacerlo todo de nuevo, una y otra vez y otra vez y otra vez. Lavar la ropa, limpiar, lavar los platos, todo tiene cierta sensación de repetición del trabajo.
Y no es más sencillo en el mundo corporativo. Escribir informes de estado, asistir a las reuniones, organizar los sistemas de archivado, la mayor parte de nuestro trabajo de oficina es igual de monótono. Y aquí está el reto que enfrentamos: ¿cómo abordamos la monotonía de nuestra vida laboral con un enfoque que glorifique a Dios y que satisfaga nuestras almas?
De alguna manera parece más fácil ver nuestro trabajo como el reflejo de la gloria de Dios como Creador en nuestra creatividad. La creatividad es un reflejo de nuestro Creador. Pero, ¿cómo glorificamos a Dios cuando nos comprometemos en el trabajo repetitivo que parece estar absolutamente desprovisto de creatividad? ¿Cómo glorificamos a Dios cuando estamos limpiando la bandeja de entrada del correo electrónico o cuando estamos organizando el papeleo?
El mundo nos ofrece muy poca ayuda aquí. Los trabajos que son repetitivos y monótonos no son apreciados en la cultura que nos rodea. Los premios abundan para la “clase creativa” pero no para la “clase repetitiva”. Sin embrago, esta desigualdad no refleja las prioridades de Dios.
“¡Hazlo de Nuevo!”
Recientemente me topé con las palabras de G. K. Chesterton en el libro de John Piper Cuando no deseo a Dios: La batalla por el gozo. Ofrece una alusión de una manera diferente de pensar acerca de la monotonía que enfrentamos en nuestro trabajo cotidiano.
[Los niños] siempre dicen, “hazlo de nuevo”; y el adulto lo hace de nuevo hasta que está casi muerto. Los adultos no son bastante fuertes para alegrarse en la monotonía. Pero quizás Dios es bastante fuerte como para alegrarse en la monotonía. Es posible que Dios diga cada mañana al sol, “Hazlo de nuevo”; y cada noche a la luna, “Hazlo de nuevo”. Puede que no haya una necesidad automática de hacer a todas las margaritas iguales; aunque pueda que Dios haga cada margarita por separado, pero Él nunca se ha cansado de hacerlas. Puede ser que Él tenga el eterno apetito de la infancia; ya que nosotros hemos pecado y envejecido y nuestro Padre es más joven que nosotros.
Detente y considera lo que esto dice acerca del gran concepto de Dios acerca de la repetición. Él se gloria en la repetición monótona del universo en el que vivimos. El sol sale en la misma dirección todos los días y cada vez que sale, Dios se regocija. Y el sol continuará saliendo repetidamente, cada día, como un fiel reflejo de la soberanía de Dios hasta el día que Él diga, “¡Detente!”
La luna y las estrellas viajan en su órbita establecida por el ritmo repetitivo de la elección de Dios. Y Él se deleita en la repetición. Esto es en gran parte lo que dice el Salmo 19:1-2:
Los cielos proclaman la gloria de Dios,
y la expansión anuncia la obra de sus manos.
Un día transmite el mensaje al otro día,
y una noche a la otra noche revela sabiduría.
Dios es bastante fuerte como para alegrarse en la monotonía.
Del cielo a nuestras bandejas de entrada
Día tras día tras día los cielos testifican del poder creativo de Dios, su fidelidad y su sabiduría. Aun así, la mayoría de nosotros estamos ciegos a este testimonio diario. Quizás Chesterton tiene razón, nuestra incapacidad de ver a Dios en nuestra diaria monotonía tiene menos que ver con la naturaleza de las tareas y tiene más que ver con los efectos del pecado en nuestro gozo infantil.
Pero, ¿qué tiene que ver esto con nuestro trabajo cotidiano?
Necesitamos desesperadamente nuevos ojos y corazones para los aspectos monótonos de nuestro trabajo diario. Necesitamos nuevos ojos para ver nuestro trabajo a la luz del mandato de Dios a Adán y Eva “llenad la tierra y sojuzgadla” (Génesis 1:28) Martín Lutero tenía ojos para ver esto. El escribió, “cuando una criada ordeña las vacas (monotonía repetitiva) o un obrero cava en el campo (monotonía repetitiva), siempre y cuando ellos sean creyentes, a saber, que concluyen que este tipo de vida está agradando a Dios y fue instituída por Dios, ellos sirven a Dios”.
Esto se traslada a la oficina.
Estamos llamados a moldear el mundo en el que vivimos, a traer orden en el. Y en el mundo moderno esto puede tener el aspecto de organizar el papeleo, archivar los informes y organizar nuestros escritorios. Cuando hacemos estas tareas monótonas con gozo, ejercemos orden en un mundo entregado al desorden por el pecado y reflejamos la fidelidad de nuestro Padre. Somos los representantes de Dios en el cuidado de este mundo en el cual vivimos.
Gracia para el aburrimiento
Debemos confiar en Dios para el gozo y la fortaleza requerida para hacer este trabajo bien. Algunos trabajos son simplemente aburridos y en consecuencia son trabajos difíciles de enfrentar diariamente. Y por ello necesitamos fortaleza, yo alegaría que necesitamos más fortaleza para las tareas monótonas que para el trabajo creativo.
Pero aquí está la buena noticia, “la alegría del Señor es vuestra fortaleza” (Nehemías 8:10). Dios puede y nos dará el gozo y la fortaleza para el trabajo que Él nos está llamando a hacer. Aun para las cosas que no son creativas.
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