La Iglesia Deliberante/Musica

De Libros y Sermones Bíblicos

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English: The Deliberate Church/Music

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Por Mark Dever sobre Alabanza
Capítulo 17 del Libro La Iglesia Deliberante

Traducción por 9Marks


Contenido

Introducción

Ahora, ¿porque tenemos todo un capítulo titulado “música”? ¿No es un tanto curioso? ¿Por qué no hacerlo mas santo y llamarlo “adoración”? después de todo, es común hoy hablar de música, cantar, y adorar como términos intercambiables. Primero adoramos, luego escuchamos el sermón.

Queremos desafiar esta suposición. La música en el contexto de la reunión corporativa es solo un subconjunto de adoración corporativa. Escuchar la predicación de la Palabra de Dios es una de las maneras más importantes que podemos adorar a Dios juntos; de hecho, es la única manera que podemos aprender como adorarle aceptablemente[1]. Orar la Palabra, leerla públicamente y verla en las ordenanzas son también aspectos importantes de la adoración. Y mas en forma general, la adoración es una vida total orientada al compromiso con Dios en los términos que El ha propuesto en la manera en que El los ha provisto[2]. Nuestro servicio racional de la adoración del Nuevo Testamento es presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios (Rom. 12:1-2; cf. También 1 Cor,. 10:31; Col. 3:17). Así que la música es un subconjunto de nuestra adoración corporativa. Y la adoración corporativa es un subconjunto de nuestra adoración de nuestra vida total de adoración.

Esta reflexión nos recuerda que nuestra audiencia en la adoración corporativa no son las personas[3]. La adoración corporativa no acerca de agradar a las personas, a nosotros mismos, a la congregación, o a los buscadores incrédulos. La adoración en una reunión corporativa es acerca de renovar nuestro pacto con Dios al reunirnos con El y relacionándonos con El en la forma que El lo ha prescrito[4]. Hacemos esto específicamente al escuchar y obedecer Su Palabra, confesando nuestra pecaminosidad y nuestra dependencia en El, dándole gracias por Su bondad hacia nosotros, trayendo nuestras peticiones delante de El, confesando Su verdad, y levantando nuestras voces e instrumentos a El en respuesta a y de acuerdo con la manera en que El se ha revelado en Su Palabra[5].

Contra este telón de fondo, he aquí algunas sugerencias prácticas que le podrían ayudar a glorificar a Dios y edificar el uno al otro en una adoración musical corporativa.

Canto Congregacional

Cantando el evangelio juntos, como iglesia, priva la unidad alrededor de la doctrina y la práctica distintivamente cristianas. Nuestros cantos congregacionales funcionan como credos devocionales. Ellos nos proporcionan un lenguaje y una oportunidad de aliento mutuo el uno al otro en la Palabra y en llamar el uno al otro a alabar a nuestro Salvador en común. Una de las más importantes funciones del canto congregacional es que resalta la naturaleza corporativa de la iglesia y el ministerio mutuo que nos edifica en unidad. Una razón del porque venimos los domingos es para recordarnos que no estamos solos en nuestra confesión de Jesucristo y nuestra convicción de las verdades espirituales que estimamos tanto. ¡Que bendición es escuchar a toda la iglesia cantar juntos con todos nuestros corazones! Cuando nos escuchamos el uno al otro las mismas palabras al mismo tiempo, existen una melodía común y una armonía diversa que expresan la unida y la diversidad del cuerpo de la iglesia local en una manera que nos anima a seguir adelante juntos. En nuestra cultura excesivamente individualizada, el cantar congregacionalmente es una de las maneras más visibles de alentar un énfasis específicamente corporativo a nuestra adoración y vida como cuerpo de la iglesia local.

Otra importante función del canto congregacional es que resalta la naturaleza participativa de la adoración musical. La adoración en general no es algo que podemos hacer como espectadores. Romanos 12:1-2 ilustra la adoración como activa. Es también sugestivo notar que no tenemos ejemplo de un coro de la iglesia en el Nuevo Testamento –la Biblia nunca representa creyentes del primer siglo entrando en adoración musical indirectamente, a través del canto de otro grupo o individuo. En lugar de esto, la adoración musical es participativa–toda la congregación corporativamente participa en adorar a Dios con un corazón y a una voz. La Biblia ciertamente nos llama a escuchar y responder a la Palabra de Dios. Pero esta clase de audición es una respuesta en particular al método bíblicamente ordenado de comunicación: la predicación. Cuando habla de la adoración musical, la Biblia presenta a los creyentes comprometiéndose en la adoración, todos juntos. Esto no es decir, claro, que los solos y la música especial este necesariamente errónea. No es negar que los solo y la música especial pueda moverse espiritualmente en aquellos que los estén escuchando. El asunto es simplemente sobre que clase de adoración musical corporativa vemos modelada en la iglesia del Nuevo Testamento, y que podemos decir acerca de la adoración musical corporativa en muchas de nuestros cantos que se realizan por algunos en vez de participar en ellos todos.

Una dieta constante de interpretaciones por solistas y aun por coros puede tener un efecto involuntario de socavar la naturaleza corporativa y participativa de nuestra adoración musical. Las personas gradualmente llegan a pensar en la adoración en términos de observación pasiva, la cual no vemos modelada en la Biblia. Tal dieta puede también comenzar a borrar la línea entre la adoración y el entretenimiento, especialmente en una cultura empapada de televisión como la nuestra, donde una de nuestras expectativas más insidiosas es ser siempre entretenidos. Claro, este hacer borroso es apenas previsto. Pero con el tiempo, separando las “interpretaciones” de “el resto de la congregación” puede sutilmente cambiar el enfoque de nuestra atención de Dios hacia los músicos y su talento –un cambio que es frecuentemente mostrado por aplausos al final de algunas piezas musicales interpretadas. ¿Quién es el beneficiario de tales aplausos?

Si lo que estamos haciendo los domingos por la mañana es una adoración corporativa, entonces tiene sentido dar una preferencia deliberada al canto congregacional –un canto que involucra la participación activa de toda la congregación.

Cuando cantamos alabanzas a Dios juntos, estamos reconociendo la naturaleza corporativa de la vida confesional de la iglesia. Esto es, estamos afirmando corporativamente que confesamos la doctrina cristiana y experimentaos la vida cristiana juntos con nuestra comunidad de pacto. El canto congregacional, entonces, es cierto para los aspectos tanto corporativos como participativos de nuestra adoración regular corporativa. Evita la trampa del entretenimiento precisamente involucrando a todo el pueblo de Dios en una alabanza activa de Dios, respondiendo vocalmente a Su gracia y bondad con alabanza activa y agradecimiento.

Ahora que hemos ya sugerido el canto congregacional como una implicación de la adoración musical corporativa, sería de provecho recordar tres guías para el canto congregacional.

Es público y no privado. Muchos líderes de adoración musical animan a los miembros (por hecho o por palabra) a cerrar sus ojos en busca de una intimidad emocional privada con Dios en el contexto de una reunión corporativa. Ahora, nadie en su sano juicio pudiera decir que el cerrar los ojos en una adoración corporativa es categóricamente erróneo. Y muchos cierran sus ojos en la reunión corporativa simplemente para absorber el sonido del canto más completamente. Pero estaríamos equivocados en animar a las personas a pensar de la adoración corporativa en términos de desconectarse del resto de la congregación para tener una experiencia emocional privada con Dios[6].

Estuve una vez en un servicio donde el líder de música comenzó llorando incontrolablemente en la plataforma después de dirigir un canto. ¿Era este un modelo sano de quebrantamiento? Quizás, y no tengo duda de que él lo planeo como tal. La pureza de su corazón no es el asunto. Es la sabiduría del comportamiento público que yo cuestionaría. El estaba enseñando a las personas por ejemplo que una experiencia emocional privada es la expresión (corporativa) final de adoración, aun cuando lo hiciera enfrente de toda la congregación.

El canto congregacional es una expresión de la unidad y la armonía de la reunión de la congregación. Privatizar la adoración corporativa, entonces, destruye el propósito de la adoración corporativa y a menudo confunde la verdadera adoración con la emoción privada. La reunión de adoración corporativa es una reunión pública; tendemos a experimentarlo sabiendo de nuestro compañerismo. Mucho del poder edificador del canto congregacional en realidad viene del disfrutar de la presencia de nuestros compañeros adoradores. ¿Por qué nos reuniríamos en el canto si este no fuera el caso? Es mejor, pues, no privatizar lo que Dios ha decretado que debe ser público.

Debe ser teológicamente rico. ¡Dios nos ha dado tanto para alentarnos con su Palabra! Debemos usar el rico depósito de la Escritura para darnos buenas cosas y decírselas a El en alabanza, para recordarnos de las perfecciones del carácter de Dios y de la suficiencia de la obra de Cristo. Queremos cantar cantos que eleves nuestra perspectiva de Dios, que los presenten en toda Su gloria y gracia. Queremos cantar cantos que pongan al frente y al centro los detalles de la persona y obra de Cristo. Queremos cantar cantos con una textura teológica que nos hagan pensar acerca en las profundidades del carácter de Dios, los contornos de Su gracia, y las implicaciones de Su evangelio; esto nos enseña acerca de la doctrina bíblica que salva y transforma. Negativamente, queremos evitar cantos que nos animen a pensar en nuestras propias experiencias emocionales subjetivas más que en las verdades objetivas del carácter de Dios y las implicaciones de la cruz. También queremos evitar las repeticiones innecesarias de frases en la moda semejante al mantra, como si el buscar la emoción máxima fuera la forma más pura de adoración.

Examine las siguientes frases:

Quien es Aquel en el pesebre,
A quien los pastores se arrodillan?
Quienes es Aquel que esta en profunda angustia,
Ayunando en el desierto?

¡Es el Señor! ¡Oh que maravillosa historia!
¡Es el Señor! ¡El Rey de gloria!
A sus pies caemos humillados,
¡Coronádle! ¡Coronadle, Señor de todo!

¿Quien es el que bendice el pueblo
Por sus palabras dulces?
¿Quién es Aquel a quien llevan
Todos los enfermos y quebrantados? (Coro)

¿Quien es Aquel que esta de pie y llora
En la tumba donde Lázaro duerme?
¿Quién es Aquel cuya multitud reunida
Lo recibe con fuerte canto triunfante? (Coro)

¿A medianoche, quien es Aquel
Que ora en la oscuridad del Getsemaní?
Quién es Aquel en el árbol,
Que muere en horror y agonía?

¿Quién es Aquel que desde la tumba
Regresa para sanar, ayudar y salvar?
¿Quién es Aquel que desde Su trono
Gobierna a través del mundo? (Coro)[7]

Este himno incluye una referencia en primera persona. Pero esta en el plural –nosotros- y tiene que ver con nosotros adorando a Dios y reconociendo Su reinado[8]. Todo e himno esta centrado en Dios y en Cristo. Y note el sentido de progresión del movimiento –las letras nos llevan desde el pesebre hasta Su trono. Es una historia musical y meditativa de la vida de Cristo que nos atrae a adorarle como El es presentado en la Biblia. Y la música es meditativa, complementando la naturaleza reverente de las letras. Estos son los distintivos de los buenos cantos de adoración, ya sean himnos o coros: exactitud bíblica, centralidad en Dios, progresión teológica y/o histórica, ausenta de pronombres singlares en primera persona y música que se complementa con el tono de las letras.

Debe ser espiritualmente alentador. El resultado de la riqueza teológica siempre incrementará la certeza en adorar a Dios como realmente Es, lo que resultará en un incremento de estímulo espiritual para nosotros. ¡Nuestra esperanza esta en el carácter de Dios y en la verdad de Su evangelio! En la adoración corporativa musical, somos llamados unos a otros a alabar a Dios por Su carácter glorioso y Sus obras. Le damos la expresión audible de la unidad y la armonía de la iglesia y a la naturaleza corporativa de la vida cristiana confesionaria[9]. Nos animamos el uno al otro, por la fuerza de nuestras voces, que no estamos solos en nuestra confesión, sino que cada uno que cante esta afirmando la verdad y la trascendencia de las palabras que se estén cantando. ¡Tanta más, más alegría! Esta clase de canto congregacional es un estímulo poderoso para nuestras almas, recordándonos de nuestra comunión y unidad en las verdades que cantamos. El querer animarnos, entonces, es una prioridad notable y énfasis en la congregación que cantan realmente juntos, tanto en unidad y en armonía, para que así Dios sea honrado por nuestra participación corporativa activa en la adoración musical y para que podamos escucharnos uno al otro y ser edificados.

GABINETE DE ESTRATEGIA
  1. ¿Qué es lo que hace el canto congregacional particularmente muy adecuado para la reunión corporativa de adoración?
  2. ¿Cómo podría afectar a una iglesia local negativamente una dieta de música solista de adoración?
  3. ¿Es la música solista más valiosa que el canto congregacional en su iglesia? Si es así, ¿Por qué?
  4. ¿Cómo pueden las tres pautas de adoración corporativa aplicarse a su propia iglesia?

Acompañamiento

¿Qué hay acerca del acompañamiento de nuestro canto congregacional? Esto puede en ocasiones ser aguas picadas para navegar. A menudo los pastores tratan de agradar a todos con el estilo musical y terminan sin agradar a nadie. Algunos pastores tratan de engranar la música a las expectaciones de los oyentes inconversos. Algunos ponen muy poca atención al acompañamiento, creen que siendo que no es un “asunto sobre la salvación”, por lo tanto es totalmente sin importancia. A continuación damos algunas directrices para el canto congregacional que observamos con un gran estimulo y beneficio.

La música sirve a las letras. Simplemente no tiene sentido que cantar cantos si las letras no están diciendo una cosa y la música este diciendo otra. Así pues necesitamos comenzar con el entendimiento de que la música esta diseñada para complementar las letras, no para contradecirlas. Las letras alegres deben ser puestas en música alegre, y las letras afligidas en música afligida. El acompañamiento musical no debe ser escogido sobre la base de agradar a la mayoría de las personas o por convenir a los gustos de los miembros o de los buscadores. El acompañamiento musical debe ser escogido primordialmente basado en que clase de música reforzará la intención y el mensaje de las diferentes clases de letras bíblicas o poesía.

El triunfalismo es prematuro. La mayoría de nosotros escuchamos cantos de victoria total que terminan con una nota alta de y con un gesto instrumental, a menudo justo antes del sermón. Indudablemente no existe nada moralmente malo en tocar notas altas. Pero la actitud triunfalista de algunos cantos –la idea de que todas nuestras luchas están terminadas y es tiempo de disfrutar la victoria total sobre todos nuestros enemigos espirituales- es aun prematuro en estos últimos días. Tal triunfalismo en nuestra música es particularmente inadecuado como preparación para escuchar un sermón cristiano. En el sermón, a punto de escuchar la corrección, reprensión, advertencia, de la Palabra de Dios y sí, también el estímulo, el abrigo y el deleite en nuestros corazones. La música meditativa nos sirve mucho mejor al prepara nuestros corazones para escuchar y poner atención a la Palabra de Dios[10].

Tenemos aun mucho que trabajar en el campo de la cosecha de Dios. Muchas batallas quedan por delante. La iglesia aun no es la iglesia victoriosa –aun es la iglesia militante. El gozo, la alegría, el contentamiento, el amor, y una multitud de otros sentimientos positivos son correctamente expresados. Pero nuestra música no debe contradecir nuestra locación en la historia de la obra salvadora de Dios. El reino solo ha sido inaugurado. Aun esta por venir completamente. Nuestra música debe mostrar una moderación apropiada.

Lo simple es mejor. Indudablemente no existe nada malo con las guitarras eléctricas o con redobles de batería, y existen muchos ejemplos contemporáneos de iglesias y bandas de adoración que son fieles a la música popular con letras teológicamente precisas. Estamos persuadidos, sin embargo, que los instrumentos escasos y ligeramente amplificados con líderes discretos es lo mejor para la reunión de adoración corporativa semanal. La principal razón es que los instrumentos silenciosos permiten a la congregación escucharse a sí mismos cantar, dando a las letras el escenario central y animando a la congregación a cantar más fuerte. Pocos instrumentos en el escenario o aun retirados hacia un lado significan menos cosas delante de nosotros que compiten con nuestra atención y nuestros aplausos. La presencia de una banda de adoración completamente cableada pudiera traer una atmósfera de actuación que no seria necesaria a la reunión. Pero la ausencia de una banda de adoración completamente cableada ayudará a prevenir el humo de la actuación que nubla la atmósfera de adoración. Nosotros usamos el piano, una guitarra y cuatro vocalistas, todos posicionados a un lado para no centrar nuestra atención en ellos, y ligeramente amplificados de manera que no ahoguen las voces de la congregación.

Una vez más, seríamos tontos en decir que los instrumentos eléctricos y las bandas de adoración totalmente cableadas son categóricamente erróneos o que aún distraen la atención. Pero al refrenar la instrumentación pesada o incluso la mucha dependencia en la amplificación eléctrica, nos protegemos a nosotros ya los demás de la dependencia en estas cosas como necesidades para la adoración musical corporativa. La escasez instrumental es solo otra manera en que guardamos nuestros métodos básicos con el propósito de que el evangelio permanezca claramente en el centro incluso del como adoramos en el canto. Como resultado, se vuelve también un modelo más replicable para el despliegue de la siembra de iglesias pequeñas.

Los líderes son humildes. Muchos de nosotros han estado en iglesias donde el líder musical utiliza movimientos de mano extravagantes, lenguaje corporal, o aun expresiones faciales. Los vocalistas quienes son intencionalmente humildes sirven bien a la congregación sacándose fuera de foco con el propósito de que nuestra atención no este dirigida hacia ellos. Puede hacer esto diciendo solo algunas palabras, minimizando ademanes, o haciéndose a un lado, o aun retirándose de la plataforma totalmente. Nuestros líderes vocalistas simplemente están aun lado y cantan en micrófonos moderadamente amplificados para que haya una fuerte guía a seguir para la congregación.

Variedad – Un Condimento Constante

Las iglesias sanas evitan las guerras de adoración. Aun evitan los roces de adoración. Lo líderes de la iglesia sabios saben que usando una amplia variedad de cantos y estilos con el tiempo amplían los gustos de la congregación, exponiéndolos a diferentes tipos de música de diferentes períodos de tiempo y cultivando en ellos al menos un modesto nivel de apreciación por las mejores selecciones de cada uno. A la inversa, la variedad en los cantos de adoración y estilos ayudan a prevenir que las personas sean vehementemente arraigadas en cierto estilo o períodos de música. Mas que nada, la variedad musical nos enseña a cosechar una ventaja espiritual de muchos diferentes tipos de cantos. He aquí algunas categorías operativas.

Himnos y coros de alabanza. Seamos totalmente honestos y admitamos que podemos encontrar ejemplos en verdad buenos y en verdad malos de ambos. Sabiduría, pues, es no escoger una sola categoría sobre otra, sino escoger lo mejor de ambos géneros y entremezclarlos en cada servicio.

Claves mayores y menores. ¡Debemos limitarnos a cantos en claves mayores! Los salmos revelan que mucho de la vida cristiana puede ser usado en clave menor, y es tiempo de que la iglesia se haga honesta acerca de esta realidad también. La iglesia necesita ser capaz de lamentarse juntos, y los cantos con clave menor nos ayudan a hacer esto. Nos ayudan a ser honestos acerca de las pruebas y emociones que encontramos en nuestro peregrinaje hacia el cielo. Ellas nos ayudan a dar expresión a nuestros pensamientos y sentimientos dolorosos en maneras que honren a Dios y nos animen a perseverar. Somos negligentes a nuestra propia pobreza[11].

Una variedad de fuentes. No nos limitemos a los himnarios que tenemos en las bancas cuando llegamos a nuestra iglesia. Hay abundantes recursos de música sólida afuera que pueden ampliar la oportunidad de nuestro repertorio musical. Los seis que más utilizamos en nuestra iglesia son:

• El Himnario Bautista (The Baptist Hymnal, Nashville:Convention Press, 1991)
• Salmos, Himnos y Cánticos Espirituales (Psalms, Hymns, and Spiritual Songs, Cape Coral Fla.: Founders.)
• Cantos de Compañerismo (Songs of Fellowship, Eastbourne, E. Sussex, UK: Kingsway Music, 1995).
• Alabanza Maranatha (Maranatha Praise, Maranatha! Music, 1993).
• Himnos de la Gracia (Grace Hymns, London: Grace Publications Trust, 1984).
• Himnos II (Hymns II, Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 1976).
• Cancionero de la Gracia Soberana (Sovereign Grace Songbook, Gaithersburg, Md.: Sovereign Grace Ministries, 2005).

Colocación. La más intuitiva manera de decidir “que cantar y cuando” es pensar acerca de lo que este predicando y luego ir al índice de tópicos en el himnario o en el libro de adoración para ver que cantos encajan. ¡Pero esta es precisamente la razón de mantenernos entonando los mismos cantos todo el tiempo! Todos tenemos favoritos en cada categoría, así que nuestra atención es siempre dirigida hacia los mismos.

Intente esto. En vez de decidir por la manera intuitiva, deliberadamente comprométase a trabajar en su himnario y en algunos otros recursos cada uno o dos años. De Enero a Marzo vaya a través de los himnos del 1 al 100, de Abril a Junio a los himnos 101 al 200; y así sucesivamente a través del año, agregando otras fuentes que vaya adquiriendo. Tome los cantos teológicamente acertados de aquellas selecciones del cancionero que no se hayan cantado durante un tiempo y luego combine aquellos cantos a los temas teológicos de los servicios que este planeando para esa parte del año.

Como usted puede ver, esto toma una buena parte de prudencia y una planeación de antemano de su parte. Luego una vez más, es difícil ser una iglesia deliberante sin ser… muy prudente.

Llegando hasta allí

Claro, si usted es un pastor joven entrando justo a una situación de reforma. La situación de la música probablemente no sea ideal… quizás ni aun en la proximidad del ideal. Eso esta bien. No trate de cambiar toda la música de repente. La juventud es a menudo la madre de la impaciencia, y la juventud, altamente motivada, y el pastor fuertemente condenado puede ser tentado a manejar a 85 millas por hora en la iglesia cuya velocidad límite es de 30. Muchas congregaciones simplemente no conocen mucho de música. La mayoría de las iglesias están en el lado más pequeño, así que no generan mucho volumen vocal; y algunas no son muy experimentadas musicalmente. Así que si usted planea su servicio dominical usando un manojo de cantos que nadie conoce, no estimularán nadie –no importa que tan bíblicas sean las letras. Las personas no cantarán con plena confianza, y sonarán tímidas, lo cual terminarán desanimadas y aún con un efecto de alejamiento.

Comience con lo que ya conocen, no con lo que usted conoce. Comience edificando su confianza musical en cantos que les sena familiares. Si la iglesia esta llena de personas grandes de edad, hay oportunidad de que conozcan algunos de los himnos antiguos y que tengan letras sanas y melodías cantables. Cante esos. También, luego vaya a su selección musical y busque algunos coros que digan algunas cosas bíblicas acerca del carácter de Dios, nuestros pecado, y la persona de Cristo y trabaje. Quizás no tengan algunos de los coros actuales más bíblicos, pero esta bien. Solo extraiga los mejores y trabaje con lo que tenga. Les hablarán a volúmenes de su humildad y paciencia si trata con ellos desde donde se encuentren y comenzando desde allí.

Al planear la música, piense en hacer progresos graduales en dos ejes –el eje de destreza y el eje de conocimiento (vea la fig. 12.1). Dependiendo del nivel de habilidad de su congregación, trate de enseñarles un canto nuevo o dos cada mes. Comience con cantos que sea fáciles de cantar –no de muchos altibajos. Cuando introduzca un canto por primera vez, quizás el pianista puede tocar la melodía una vez para que a través de ellos las personas puedan escuchar la melodía antes de que traten de cantarla. Quizás puede ser una buena idea colocar un canto nuevo en el lugar del servicio que siga a los cantos que son ya bien conocidos. Esto pude crear una confianza musical en la congregación para que puedan sentirse en confianza y listos para aprender uno nuevo. También, una vez que se cante un canto nuevo por primera vez como congregación, considere traerlo de nuevo la siguiente semana para que las personas puedan practicarlo una vez más y se familiaricen mas con el. Cántelo dos o tres semanas seguidas, y luego retírelo durante un tiempo al montón de los “ya nos sabemos este”. Incluso si usted enseña solo uno o dos cantos cada mes, usted aprenderá ese año entre doce y veinticuatro cantos nuevos como congregación. ¡Eso es grandioso!

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Al continuar enseñando con el paso de los años, usted podría descubrir que no tiene personas musicalmente talentosas en su congregación. No se preocupe. El crecimiento en el número de cantos conocidos normalmente dejará atrás el crecimiento del nivel musical de la congregación. Solo manténgase enseñándoles cantos con melodías cantables y letras sólidas. Mantenga expandiendo su base de conocimiento y tenga consideración y comprensión con respecto a su capacidad limitada para cantar melodías más difíciles. Desafíe, pero no desanime.

GABINETE DE ESTRATEGIA
  1. ¿Cómo se puede beneficiar su iglesia de una amplia variedad de música de adoración?
  2. ¿Cómo puede mejorar un acompañamiento musical intencionalmente escaso el canto congregacional?
  3. ¿Son humildes sus líderes musicales? O ¿atraen la atención hacia sí mismos?

Conclusión

Hemos estado reflexionando acerca de que hacer y cuando en las reuniones de la iglesia. Como hemos visto, todo lo que sucede al frente en las regiones corporativas de la iglesia es parte del ministerio de enseñanza de la iglesia. La Escritura regula la enseñanza de la iglesia. En consecuencia, cada elemento de la principal reunión semanal debe tener una justificación positiva de la Escritura, o en forma de un mandamiento claro o como consecuencia de un pasaje en particular. Esto podría parecer estrecho al principio. Pero a la larga lo liberará de la tiranía de la más reciente innovación o la moda más popular –lo que convenientemente nos referimos como la tiranía de lo nuevo.

Nosotros, como pastores y líderes, guiamos a nuestras congregaciones a pensar en la adoración corporativa en una manera en particular solo por como la estructuramos y la guiamos. Un objetivo importante de la iglesia deliberante es asegurarse que todo lo que sucede el frente sea deliberadamente fiel a la intención de la Escritura y bueno para el bienestar y crecimiento de la iglesia. La implicación, entonces, es que el pastor, como el maestro bíblico principal y el predicador reconocido por la iglesia, es finalmente responsable de todo lo que se predica, se ore, se lea, se cante y se vea en las reuniones públicas de adoración. Este es el caso, el pastor es el único quien es finalmente responsable de ser deliberante en decidir que se acepta y que se rechaza.

Ser deliberante al hacer nuestras reuniones semanales, especialmente respecto a la reunión de adoración principal, toma mucho trabajo. En particular, toma semanas y aun meses en planear los servicios dominicales por adelantado, en lugar de hacerlos semana por semana. Esto puede ser intimidante al principio. Pero una vez que comience, se convierte enormemente en liberador, pero comienza a darle un panorama de vista de pájaro del cual usted puede planear su ministerio anual, lo cual lo liberará de la tiranía de lo urgente. Imagínese –¡liberarse tanto de la tiranía de lo nuevo y de la tiranía de lo urgente!

Lectura Recomendada para la Sección 2

SOBRE ADORACIÓN

Carson, D.A. Worship: Adoration and Action (Adoración: Alabanza y Acción) (Eugene, Ore.: Wipf & Stock, 2002).
Carson, D.A. ed. Worship by the Book (Adoración Según el Libro) ( Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 2002).
Davies, Horton. The Worship of the American Puritans (La Adoración de los Puritanos Americanos) (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria, 2003).
Duncan, J. Ligon III, Philip Gram. Ryken, y Derek Thomas, eds., Give Praise To God: A Vision for Reforming Worship (Dad Gloria a Dios: Una Visión para Reformar la Adoración) (Phillipsburg, N.J.: Prebyterian & Reformed, 2003)
Peterson, David. Engaging with God (Comprometido con Dios) (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 1992),

SOBRE MÚSICA

Janseen, Brian V. Sing a New (Covenant) Song: Thinking About the Songs We Sing to God (Canta un Cántico (Pacto) Nuevo: Reflexionando Acerca de los Cantos que Cantamos a Dios) (Hospers, Iowa: Self-published, 2002). Para obtener copias, contacte al autor al correo electrónico: [email protected].
Sovereign Grace Ministries Music (Ministerios Musicales Gracia Soberana) (www. Sovereignsgraceministries.org/music/).
Trinity Hymnal (Himnario Trinidad) (Suwanee, Ga.: Great Commission Publications, 1990).

SOBRE EL PASTORADO
Armstrong, John, ed. Reforming Pastoral Ministry (Reformando el Ministerio Pastoral) (Wheaton, Ill.: Crossway, 2001).
Bridges, Charles. The Christian Ministry (El Ministerio Cristiano) (Carlisle, Pa.: Banner of Truth, 2001; reimpresión).
Spurgeon, C.H. An All-Round Ministry (Un Ministerio Ideal) (Carlisle, Pa.: Banner of Truth, 1981).
Spurgeon, C.H. Lectures to my Students (Lecturas a mis Estudiantes) (Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 1979).

  1. Dios le dijo a Moisés justo antes del Éxodo que los hebreos adorarían a Dios en el Monte Sinaí; y cuando llegaron allí, ellos escucharon Su Palabra.
  2. David Peterson, Engaging with God (Comprometido con Dios) (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 1992),
  3. Algunos apelan a 1 Corintios 14:23 como una razón bíblica para calibrar la música en nuestros servicios corporativos a las preferencias de los buscadores incrédulos. Pero el propósito primario para la reunión principal de adoración en 1 Corintios 14 es la edificación de los creyentes, no el evangelismo (vea vv.3, 4, 5, 12, 17, y esp. 25-26, “Cuando os reunís… hágase todo para edificación”). Cf. También Hebreos 10:24-25. cabe la posibilidad del evangelismo en la adoración corporativa, y aun en la adoración musical. Nuestro punto es solo que el evangelismo no es primario en este contexto. Lo que más necesitamos son vidas de buscador sensible, y no servicios de buscador sensible.
  4. Esta observación me fue sugerida en un folleto penetrante auto-publicado por Brian Janssen, Sing to the Lord a New Convenant Song: Thinking About the Songs We Sing to God (Cante al Señor un canto del Nuevo Pacto: Pensando acerca de los Cantos que Cantamos a Dios)
  5. Para una teología bíblica de la adoración, vea D.A. Carson, ed., Worship by the Book (Adoración mediante el Libro) (Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 2002); Philip Ryken, Derek Thomas, y J. Ligon Duncan III, eds. Give Praise To God: A Vision for Reforming Worship (Dad Gloria a Dios: Una Visión para Reformar la Adoración) (Phillipsburg, N.J.: Prebyterian & Reformed, 2003); y especialmente David Peterson, Engaging with God (Comprometido con Dios) (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 1992).
  6. Cerramos nuestros ojos también en la oración corporativa, pero este es un acto de reverencia como el inclinar nuestras cabezas, no un esfuerzo de olvidarnos de las personas a nuestro alrededor.
  7. Benjamín Russel Hanby (1833-1867), “Quién es Aquel que esta en el Pesebre”, citado de The Baptist Hymnal, (El Himnario Bautista) (Nashville: Convention Press, 1991), 124
  8. Muchos de los salmos están escritos en primer persona singular, así ratificamos su uso indudablemente en la adoración devocional. Sólo estamos intentando abordar la ausencia frecuente del aspecto corporativo de la adoración en muchas de las reuniones de adoración de la iglesia.
  9. El uso de la palabra “confesionaria” aquí no es en el sentido del confesar nuestros pecados, sino el de confesar nuestra común fe en la doctrina cristiana y en nuestro esfuerzo común en la santidad cristiana.
  10. Sin embargo, existe una diferencia entre la música meditativa y la manipuladora. Escoja sabiamente. Melodías que desvanecen o rendiciones excesivamente emocionales son igualmente inapropiadas.
  11. Vea a Carl Trueman, What Should Miserable Christian Sing? (¿Que Deben Cantar los Cristianos Miserables?) (Themelios 25:2: 2-4).

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