Salvo Perpetuamente

De Libros y Sermones Bíblicos

“Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Heb. 7:25).

- Hebreos 7:25

Jesús es el fiador de un mejor y más perfecto pacto (Heb. 7:22). El antiguo pacto, aunque bueno en un sentido temporal, era imperfecto porque su sacerdocio nunca pudo traer la perfección a la gente (v. 11). Por otra parte, el sacerdocio levítico no podía hacer perfecto a nadie porque ningún levita vivía para siempre (vv. 23-24).

Los numerosos sacerdotes del antiguo pacto, bajo su gestión, hicieron imposible la experiencia completa de la salvación. Sus muertes hicieron saber que eran pecadores, al igual que la gente a quienes se les encargaron representar. Nunca fueron capaces de ofrecer un sacrificio completamente libre de sus propios motivos y deseos malignos, sin importar lo buenos que eran o lo mucho que lo intentaron. No pudieron salvar a nadie, porque necesitaban ser salvos ellos mismos. Dios aceptó sus sacrificios sólo porque apuntaban al tiempo en que el mediador perfecto vendría.

Cuando Cristo vino, todo esto cambió. Él está libre de pecado y por lo tanto puede ocupar el oficio de sacerdote para siempre. Siendo verdaderamente Dios, Él es el mismo poder de la salvación. “Puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (v. 25).

John Owen señala que salvarnos perpetuamente significa que Cristo “no efectuará sólo una parte de nuestra salvación y dejará lo que queda para nosotros mismos y para los demás… Cualquier cosa que pertenece a nuestra total y completa salvación, Él es capaz de efectuarla.” Cristo no nos deja solos, sino que trae toda nuestra salvación, desde su comienzo en la regeneración hasta su culminación en nuestra glorificación.

El versículo 25 nos dice también que es la intercesión de Cristo lo que hace posible nuestra completa salvación. Cristo para siempre suplica al Padre para que nos santifique y tenga misericordia de nosotros. Los sacerdotes de la antigüedad hicieron esto sólo de manera imperfecta porque siempre morían antes de que Israel pudiese ser perfeccionado. A veces no había ningún sacerdote levítico para realizar la obra prescrita de intercesión bajo el antiguo pacto (por ejemplo, durante el exilio). Sin embargo, Cristo intercede para siempre por nosotros. Cuando fallamos, Él pide al Padre por misericordia de nosotros. Él defiende nuestro caso con el Padre y asegura la gracia que necesitamos para ser cada vez más conformes a Su imagen. Y el Padre, por amor a nosotros y por su Hijo, siempre contesta las oraciones ofrecidas en nombre de Sus elegidos.

Coram Deo

Sin la intercesión de Cristo no tenemos esperanza. Pero si Cristo intercede por usted, puede estar seguro de que Él consumará su salvación. Hebreos 7:25 nos dice que Cristo sólo intercede por aquellos que se acercan a Dios a través de Él. Haga un hábito diario el acercarse a Dios a través de Cristo en arrepentimiento, confesión, acción de gracias y alabanza.

Pasajes para Estudio Adicional

Sal. 51
Lucas 18:9-14
1 Juan 1:5-10; 2:1-2
Ap. 2:5