Un Nuevo Pacto
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Los Pactos
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto” (Heb. 8:8).
- Hebreos 8:8-9
La Escritura nos dice que el tratar de Dios con el hombre se determina por acuerdos denominados pactos. Como tema general, el pacto de gracia es significativo en la historia de la redención. Cuando Adán pecó al comer del fruto prohibido, Dios pudo haber permitido a todos los descendientes de Adán continuar en sus pecados para siempre sin esperanza de redención. Pero Dios, por amor, sabiendo que nunca podríamos cumplir Sus demandas, promulgó un pacto de gracia donde Él salvaría a Su pueblo de sus pecados. En Génesis 3:15, en medio de las maldiciones de Dios, encontramos el pacto de gracia anunciado por primera vez.
El pacto de la gracia no está exento de variedad o cambio. Este pacto se desarrolla a través de una variedad de “sub-pactos” sucesivos y progresivos. A través de pactos con Noé, Abraham, Moisés, David, y finalmente Cristo, se desarrolló el pacto de gracia. Aunque el pacto de gracia se aplica a todo el pueblo de Dios, pasados y presentes, algunos aspectos de estos “sub-pactos” no aplican por igual.
Veremos estos “sub-pactos” con más detalle la próxima semana. Actualmente estamos viendo Hebreos 8, que habla de los antiguos y nuevos pactos. El antiguo pacto ha de entenderse principalmente en términos del pacto de Moisés, que siempre estaba destinado a ser reemplazado por el nuevo pacto en Cristo. Dios dio este pacto no porque perfeccionaría a Su pueblo por sí mismo, sino porque señalaría su necesidad de una dependencia absoluta de la gracia de Dios y los llevaría a Cristo, donde se encuentra su gracia (Rom. 5:20-21).
El público original de esta epístola debió haber sabido que un nuevo pacto reemplazaría al antiguo. En todo el Antiguo Testamento vemos que aunque el pueblo de Dios quebrantaría el antiguo pacto, Dios algún día establecería un pacto que no se podrá romper. Esta esperanza se remonta desde Deuteronomio 30:1-6, donde una restauración grande y gloriosa del exilio se prometió al pueblo de Dios. Esta gran esperanza para la restauración en los últimos días se encuentra en los libros proféticos, pero se expresa de manera más explícita en Jeremías 31:31-34, el pasaje que se cita en Hebreos 8:8-12.
Concluimos hoy dando un breve comentario sobre el nuevo pacto. Hebreos 8:8-9 dice que no es como el antiguo pacto. Y durante los próximos días, veremos lo que esto significa.
Coram Deo
Vivimos nuestras vidas enteras en absoluta dependencia de Dios. Desde nuestro primer aliento hasta el último, es Dios quien nos sostiene. Esto es más evidente en nuestra redención que viene sólo después de que el antiguo pacto señala nuestra necesidad absoluta de un salvador. Nunca olvide su dependencia total de Dios para todas las cosas, especialmente su salvación.
Pasajes para Estudio Adicional
Lev. 26:40-45
Ez. 36:24-27
Lucas 22:20
2 Cor. 3:5-6
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