La cocina de la gracia y la Gran Comisión
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Yia Vang sobre Las Iglesias Evangélicas
Traducción por Susana Belvedere
En Indonesia existe una historia acerca de predicarles el evangelio a los nativos. Cada día los misioneros llegaban a la aldea y trataban de reunir a la gente para predicarles las buenas nuevas. No muchos de los aldeanos escuchaban. La mayoría ni prestaba atención.
Pasaron algunos meses hasta que se dieron cuenta que cada vez que el jefe de la tribu quería hablarles o anunciarles algo, él se paraba junto a una hoguera donde los nativos cocinaban batatas durante horas.
La gente se juntaba alrededor del fuego a comer las batatas mientras escuchaban a su líder hablar. Notando esta tendencia, los misioneros decidieron juntar algunas batatas para ellos y cocinarlas alrededor del fuego. Luego con gran autoridad y rodeados de batatas, Don Gibson y Gordon Larson se arrimaron al círculo de fuego y comenzaron a predicar. Los aldeanos escuchaban mientras comían, sus corazones cambiaban, y no pasó mucho tiempo hasta que el jefe de la tribu llamo a destruir los ídolos sagrados de sus ancestros.
La Simpleza del Sustento
¡Qué simple es esto! No fue una nueva explicación de un texto o una señal milagrosa de los cielos, o una secreta táctica para atravesar la cultura, simplemente batatas. Usted puede comprar batatas por menos de un dólar en el mercado.
El comer es una de las necesidades más básicas. Todos necesitamos comer para vivir. Los alimentos tienen la habilidad única de juntar a la gente porque no se puede negar. Por esta razón, la comida es la manera más simple de la hospitalidad. Juntarse alrededor de la comida no es un nuevo concepto. Ha estado cerca de nuestra idiosincrasia cuando miramos hacia atrás a la iglesia primitiva. Nuestro Salvador alimentó a las masas, no sólo con la buena enseñanza sino también con el real y físico pan. Y en esa tarde antes de su muerte –el día más importante de la historia—El presenta la cena del nuevo pacto la cual la iglesia imparte desde entonces.
El Lenguaje Comestible y Efectivo del Amor
Cuando compartimos la comida con alguien, estamos compartiendo vida con ellos. Todos debemos comer. La comida nos pone a todos al mismo nivel. Desde los de sangre azul, los constructores, los empresarios que visten trajes con chaleco y ganan millones de dólares hasta los desamparados que están por las calles—todos necesitan alimentos. La comida tiene el poder de derribar los muros de división y crear lazos de amor y unidad.
Lo que Gibson y Larson hicieron no fue revolucionario. Fue simple. Ellos notaron que las batatas eran un medio de conversación. Y la misma clase de interacción que transforma vidas podría empezar con solo ofrecer a un amigo ir a almorzar. Un sándwich, una ensalada o un arrolladito podría ser la moneda que abra la puerta del corazón de alguien y con una puerta abierta tendríamos la oportunidad de ofrecerles también El Pan de Vida.
Encuentra la hoguera en tu vida, invita a tus amigos, vecinos, compañeros de trabajo, y con soltura háblales del evangelio mientras cenan juntos. Las comidas compartidas con intención tendrán su lugar en el cumplimiento de la Gran Comisión.
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