Sacrificios Indeseados

De Libros y Sermones Bíblicos

“Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí” (Heb. 10:7).

- Hebreos 10:5-7

Se ha dicho que más cristianos murieron por su fe en el siglo XX que en todos los siglos anteriores combinados. Las persecuciones en la antigua Unión Soviética, Sudán, el Medio Oriente y otros países cobraron la vida de millones de cristianos. Lamentablemente, la persecución en muchos de estos lugares todavía continúa en la actualidad.

La persecución puede ser más como una realidad ajena a aquellos de nosotros en Occidente, pero el público original de la epístola a los Hebreos la enfrentó constantemente. La persecución era tan mala que muchos querían volver a los rituales del antiguo pacto con el fin de escapar de su sufrimiento.

Tal retorno hubiera sido un error insensato, porque el público estaba viviendo en el nuevo pacto (Heb. 8), el cual es una realidad presente aunque no se ha consumado todavía. El público estaba viviendo en los días después del sacrificio superior de Cristo (cap. 9). Si el público regresase al antiguo pacto, habría estado regresando a la edad de sombras y sacrificios ineficaces (10:1-4).

El pasaje de hoy continúa desarrollando la insuficiencia de los sacrificios del antiguo pacto y la superioridad del sacrificio de una vez y para siempre de Cristo, que estableció el nuevo pacto. En 10:5-7, el autor cita el Salmo 40:6-8 para demostrar por qué los sacrificios del antiguo pacto eran inadecuados. Este salmo nos dice que Dios no deseaba holocaustos y sacrificios por el pecado, y nos dice que David, su autor, estaba determinado en hacer la voluntad de Dios. A primera vista esto parece poner la necesidad de sacrificios y la obediencia a la voluntad de Dios en oposición entre sí.

Sin embargo, esto no es lo que David está haciendo en este salmo. Él simplemente está afirmando que los sacrificios no agradaban a Dios si no eran acompañados de una determinación para obedecer. Si los sacrificios no producían obediencia, no servían de nada.

Esta es una razón por qué los sacrificios de animales eran ineficaces. No importaba cuántas veces se hacían, siempre eran realizados por personas que no pudieron y no quisieron obedecer perfectamente a Dios.

David fue el primero en decir estas palabras y determinarse en hacer la voluntad de Dios. Sin embargo, David no podía llevar su determinación perfectamente. Pero cuando Jesús vino al mundo, Él también dijo estas palabras (Heb. 10:5), Pero, a diferencia de David, Él cumplió Su promesa. Su perfecta obediencia Le permitió ofrecer un sacrificio que conduce a Su pueblo a obedecer a Dios.

Coram Deo

¿Usted desea obedecer al Señor? No siempre hablamos de ello, pero el deseo de obedecer a Dios es una marca de un verdadero creyente. Un verdadero deseo de obediencia producirá la obediencia real, aunque no será perfecta hasta que Cristo regrese. Mire a las áreas de su vida en donde no ha obedecido a Dios, y tome medidas para obedecerle hoy.

Pasajes para Estudio Adicional

Sal. 51:16-17
Os. 6:6
Mat. 26:36-39
Lucas 2:41-52