Somos Santificados

De Libros y Sermones Bíblicos

“En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” (Heb. 10:10).

- Hebreos 10:8-10

Algunos en el público original de la epístola a los Hebreos pensaron que tendrían algo que ganar si abandonasen su confesión y regresasen a las ordenanzas del antiguo pacto. Ahora bien, es cierto que hubieran estado más seguros físicamente, pero esta seguridad habría llegado a expensas de su bienestar espiritual. Porque ellos habrían abandonando el sacerdocio superior de Melquisedec a favor del sacerdocio de Aarón que no podía ofrecer expiación verdadera por el pecado (Heb. 9:1-10:4).

Los sacrificios de animales instituidos bajo el antiguo pacto mostraron al pueblo que la sangre era necesaria para dar la expiación por el pecado. Sin embargo, no era la sangre de los animales la que proporcionaría lo que el pueblo necesitaba. Porque el pueblo necesitaba a alguien que, al hacer la voluntad de Dios perfectamente, era el único que podía ofrecer el sacrificio necesario para llevar a cabo nuestra expiación (10:5-7).

El contexto judío en el cual escribió el autor hizo que fuera muy revolucionario el decir que el tiempo de los sacrificios de animales había llegado a su fin. Después de todo, los sacrificios de animales fueron prescritos por la misma Palabra de Dios y ¿cómo podemos cambiar los requerimientos de Dios?

Al ver el pasaje de hoy, sin embargo, vemos que fue la misma Palabra de Dios la que predijo el fin de estos sacrificios. El versículo 8 nos recuerda que Dios no deseaba los sacrificios realizados según la Ley. Esto no significa que los sacrificios no eran necesarios, sólo que desde una perspectiva final, los sacrificios según la Ley no eran los sacrificios que Dios realmente deseaba.

Sabemos que este es el caso en el versículo 9, donde dice que Cristo abolió los sacrificios de animales con el fin de establecer la voluntad de Dios. Los comentaristas nos dicen que en este versículo, la voluntad de Dios se refiere al sacrificio de Cristo de Sí Mismo como el único sacrificio eficaz por los pecados. En última instancia, la voluntad de Dios fue que un sacrificio se llevara a cabo: el sacrificio perfecto de Su único Hijo.

Como resultado de la obediencia de Cristo a la voluntad de Dios por el sacrificio de Sí Mismo, hemos sido santificados (v. 10). Dios ya nos ve como santos si estamos en Cristo, es decir, somos posicionalmente santos ante Sus ojos. Aunque debemos ejercitar esta santidad obedeciendo los mandamientos de Dios, somos apartados incluso ahora y algún día manifestaremos esta santidad perfectamente.

Coram Deo

Cristo ha hecho todo lo necesario para hacernos santos, y, posicionalmente, aquellos que están en Cristo son santos. Pero nuestra santidad posicional aún no es una realidad en nuestra experiencia cotidiana. Ore para que el Espíritu Santo le ayude a motivarlo a manifestar la santidad que disfrutamos en Cristo, y busque ser obediente a los mandamientos que nos han sido dados en la Palabra de Dios.

Pasajes para Estudio Adicional

Lev. 20:26
1 Tes. 4:1-8
2 Tim. 2:20-26
1 Pedro 2:9-10