Muriendo En La Fe

De Libros y Sermones Bíblicos

“Conforme a la fe murieron…. Por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad” (Heb. 11:13, 16).

- Hebreos 11:13-16

Cuando hablamos del sufrimiento, muchas veces pensamos inmediatamente en la muerte. Esto no es sorprendente cuando consideramos que muchas de las personas en nuestras vidas que han sufrido ha sido a causa de algún tipo de enfermedad que trajo sus vidas a su fin. Cada día, las personas que sufren pasan de esta vida presente a la siguiente.

No es sorprendente que la Biblia tenga mucho que decir acerca de este evento final en nuestras vidas terrenales. Pero la Escritura no trata sobre si vamos a morir, porque sabe que todos los hombres ciertamente experimentarán la muerte física –a menos que estén entre aquellos quienes estén vivos cuando Cristo regrese (1 Cor. 15:50-57). No, la Biblia trata sobre cómo vamos a morir. Es decir, ¿moriremos en la fe o moriremos en nuestros pecados?

La Palabra de Dios nos dice que sólo hay dos maneras posibles de pasar de esta vida a la siguiente. Una nos traerá a la gloria eterna, la otra nos traerá condenación eterna. Si morimos en nuestros pecados, seremos contados con las cabras que están excluidas del reino de los cielos (Mat. 25:31-46). Estas cabras son aquellos quienes nunca pusieron su fe en Cristo solamente (Juan 8:24). Aquellos quienes no tienen una fe viva y perseverante en el Señor Jesús no entrarán en la gloria cuando mueran (Sant. 2:14-26; Mat. 25:41-46).

A los que mueren en la fe, sin embargo, se les promete la vida eterna. Para el creyente, la muerte no es el final de la vida, sino el comienzo de una recompensa celestial. Todos aquellos quienes verdaderamente ponen su fe en Jesús se convierten en Sus ovejas. Reciben la recompensa que merecen las ovejas, la cual es la dicha de vivir en la presencia de Dios (Mat. 25:31-40). El pasaje de hoy nos dice con toda seguridad que Dios nunca estará avergonzado de ser el Señor de aquellos quienes confían en Él (Heb. 11:13-16). Cuando ponemos nuestra confianza y esperanza en Él, podemos estar seguros de que nuestro sufrimiento un día acabará y nuestra obra será recompensada.

Por otra parte, la fe que se requiere de nosotros es una fe perseverante. Cualquiera puede tener una experiencia emocional o una falsa confianza en Dios cuando la vida va bien. La verdadera fe, sin embargo, persevera incluso en los tiempos más difíciles, confiando en Dios, incluso cuando parece imposible hacerlo (Mat. 13:18-23; Heb. 11).

Coram Deo

La Biblia es clara en que todos aquellos quienes tienen verdadera fe perseverarán hasta el final. Nadie puede arrebatarnos de la mano de Cristo (Juan 10:27-28). Sin embargo, nuestra perseverancia no se logra afuera de nuestros propios esfuerzos. Aunque la fe es un don que los elegidos ciertamente ejercerán, una vez dada todavía debemos utilizarla. Pídale al Señor que fortalezca su fe y, si usted está luchando para creer, encuentre a otro cristiano quien le pueda ayudar con sus dudas.

Pasajes para Estudio Adicional

Sal. 23:4-6
Ez. 3:16-21
Juan 11:25-26
Ap. 20:11-15

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