Una Patria Celestial
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Cielo & Infierno
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Pero anhelaban una mejor [patria], esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad” (Heb. 11:16).
- Hebreos 11:14-16
Los ejemplos de fe que se nos dan en Hebreos 11 nos muestran cómo es la fe perseverante. También nos dicen acerca de la inferioridad de la promesa del antiguo pacto comparada con la realidad actual del nuevo pacto en Cristo. Disfrutamos esta realidad incluso ahora y la disfrutaremos al máximo una vez que Jesús regrese y traiga todas las cosas a la consumación.
Ayer examinamos 11:13 y vimos cómo demuestra la inferioridad de la posición de los santos del antiguo pacto. Sin embargo, aunque estamos en una mejor posición que ellos porque vivimos bajo el nuevo pacto, nuestra situación actual no es muy diferente a la de ellos. El versículo 13 nos dice que los santos del antiguo pacto eran “extranjeros y peregrinos sobre la tierra”, y es así como nuestra situación actual se explica en el resto del Nuevo Testamento (1 Pedro 2:11).
El tema del exilio aparece por toda la Biblia. Adán y Eva fueron exiliados del Jardín del Edén. Más tarde, los israelitas fueron enviados al exilio en Babilonia. Estos ejemplos muestran que no es deseable estar en el exilio, sobre todo porque el exilio a menudo es consecuencia del pecado.
Sin embargo, desde una perspectiva diferente, el reconocer que estamos en el exilio puede ser algo positivo. En el pasaje de hoy, el autor de Hebreos habla de la realidad del exilio, centrándose en el exilio no como un castigo por el pecado, sino como una manera de describir el lugar donde el pueblo de Dios tiene su verdadera ciudadanía. Los santos del antiguo pacto fueron exiliados porque deseaban vivir en la “mejor patria” (v. 16).
Esto fue cierto de Abraham, quien nunca heredó Canaán —el anticipo de la patria celestial— sino se vio obligado a vivir en tiendas (v. 9). Incluso Jesús tuvo que ser un exiliado de la patria celestial por un tiempo, no por causa de Su propio pecado, porque Él no tenía ninguno, sino para que pudiera hacer el trabajo necesario para poner fin a nuestra enajenación de Dios.
En un sentido amplio, toda la humanidad está en el exilio del reino de Dios por causa de su pecado. Sin embargo, entre estos exiliados está un remanente fiel y es este remanente que el autor de Hebreos tiene en mente cuando habla de los santos del antiguo pacto como exiliados. Este remanente vive en el exilio sólo temporalmente entre los reinos de este mundo y es restaurado a la ciudadanía en la patria celestial a través de Jesús. Pero el resto de la humanidad que no renuncie a su ciudadanía de este mundo volviéndose a Cristo, vivirá en el exilio afuera de la misericordia de Dios, para siempre.
Coram Deo
John Calvin escribe que “no hay lugar para nosotros, entre los hijos de Dios, excepto que renunciemos al mundo, y no habrá para nosotros ninguna herencia en el cielo, excepto nos hagamos peregrinos en la tierra.” ¿Está su corazón puesto en este mundo o en su ciudadanía celestial? Ore para que Dios le ayude a renunciar al mundo y a desear su transformación.
Pasajes para Estudio Adicional
Jer. 9:13-16
Dan. 6
Fil. 3:20-21
1 Pedro 1:17-19
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