Cinco consejos para los hombres jóvenes
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Constantine Campbell sobre Hombre
Traducción por Carlos Diaz
Hombres jóvenes, necesitan la guía de los hombres más viejos. Al mismo tiempo, el mito que la generación más vieja lo tiene todo junto debe ser erradicado. No lo tenemos. Estamos adquiriendo conocimientos y creciendo en muchas de las mismas formas que lo están haciendo los hombres jóvenes.
Dios le ha enseñado a los hombres viejos un número de cosas, aunque, a través de nuestras fortalezas y debilidades, mediante nuestros éxitos y fracasos, que él pueda haber tenido la intención de colocarles. Existe un consejo que puede atraparte en el medio de la turbulencia de vida (dentro de tí y alrededor de tí) y equiparte para volverte más maduro en Cristo (Colosenses 1:28).
Aquí se mencionan cinco puntos que me han servido bastante bien, así como también a los jóvenes que he asesorado. Son una pieza acompañante con las cinco cosas que los hombres más jóvenes necesitan de los más viejos de Paul Maxwell.
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1. Encuentra tu identidad en Cristo.
Puede sonar a cliché, pero por mucho la cosa más importante que tengo que deci a los hombres más jóvenes es que su identidad debe estar aferrada a Cristo (Romanos 6:11; 2 Corintios 5:17). Todos nos definimos en diversas formas, y algunas de estas son apropiadas hasta cierto punto. Pero nuestra identidad debe, primero y principal, estar basada en Cristo. Es en nuestra unión con él que tenemos una defensa profunda y real. Somos perfectamente conocidos y profundamente amados (Efesios 1:4-5).
Pudieras “saber” esto teológicamente, pero hay una diferencia entre “saber” y “conocer”, ¿sabes? Cada día - a menudo a cada momento - cuando te encuentras desesperado por amor, buscas a Cristo. Cuando te encuentres buscando afirmación, buscas a Cristo. Cuando te encuentres necesitando sentirte significativo, buscas a Cristo. Cuando has sido menospreciado, o tratado injustamente, buscas a Cristo (Filipenses 1:29-30).
Por supuesto, Dios nos da personas en nuestras vidas para ayudarnos con estas cosas (Filemón 1:7), pero ellos no pueden hacerlo finalmente o decisivamente. Sólo Cristo puede brindar verdadera satisfacción, verdadera identidad y verdadera defensa (Filipenses 4:11). Deje de buscar su reinvindicación y aprobación, y reciba lo que Jesús adquirió en su totalidad para ti en la cruz.
2. Ten un plan para la madurez.
No necesito decirte que crezcas. Ya sabes tu necesidad de resistir las demandas cambiantes de nuestra cultura en los niños que se convierten en hombres. Un niño solía convertirse en un hombre a los 21. Luego era a los 30. Ahora es a los 40. Se que quieres ser maduro(a). No obstante, el deseo por sí solo no te hará madurar. Necesitas un plan. El solo hecho de hacerte mayor no garantiza que madurarás; existen unas pocas cosas más tristes que un niño de 36 años de edad, pero están allí por lotes.
Mira alrededor a los hombres que sean mayores que tú, quizás diez años o más. ¿A quién te gustaría parecerte? ¿Qué características te gustaría tener al momento que tengas su edad? ¿A qué se parecerá seguir a Cristo en esa etapa de la vida (1 Corintios 11:1)? Imagine al hombre más maduro que desee ser y tome los pasos específicos para convertirse en él.
Elimina los pecados de tu juventud (Romanos 8:13). Es fácil pensar que solamente creceremos de algunas prácticas, actitudes o creencias pecadoras. Por la gracia de Dios, algunas veces eso sucede. Pero más a menudo crecemos profundamente más arraigados dentro de los patrones y hábitos que establecemos en nuestra juventud (Santiago 1:15). Así que necesitas ser proactivo y dar muerte a estas cosas. No sólo asumas que te librarás de ellas algún día. Con el poder de Dios dentro de tí y detrás de tí, “Ejercita tu salvación” (Filipenses 2:12-13).
3. Invierte en tus amigos.
No he sido bueno en este particular, y continúo pagando el precio (Eclesiastés 4:12). Necesitas dos o tres amigos cercanos a quienes puedas hablar sobre todo. La amistad masculina ha caído en tiempos duros en nuestra cultura por varias razones, pero es uno de los regalos más preciados que Dios puede brindarle a un hombre jóven. Si no tienes amigos cercanos, ora por uno o búscalo.
Sé vulnerable, sé honesto, y comparte en sus problemas, también (1 Juan 1:9). Pero también esté preparado para una decepción potencial; no todo el mundo está buscando la misma cosa, y muchos ya tienen sus amistades clave en sitio.
Buscar un hermano mayor también es importante. Todos necesitamos la perspectiva de un hombre mayor, alguien quien pueda motivarnos, que haya estado allí, y que sepa por lo que hemos pasado, lo que sea que pueda ofrecer.
Invierte en tus amigos, pero no dependas de ellos para hacer lo que solamente Cristo puede hacer. Esto pondrá más presión sobre tus amistades, y al final estarás decepcionado y posiblemente desilusionado. La amistad es estupenda (1 Samuel 18:3), pero necesitamos a Cristo más que a un amigo.
4. Deja de buscar a la mujer perfecta.
La mujer perfecta no existe, así que deja de buscarla. Hollywood ha mentido y te ha enseñado de forma equivocada (Proverbios 7:21-23). Si esperas casarte, mejor gastar tu energía desarrollando tu propia santidad y madurez. Conviértete en un mejor esposo (1 Corintios 16:13), en vez de comprar para una mejor mujer.
Tu futura esposa, ya sea que se acople perfectamente o no, nunca te brindará la integridad que solamente viene de Cristo. Si está buscando una esposa para hacerte sentir completo, para ser completamente conocido, o para brindarte protección, te pondrás demasiada presión sobre tu matrimonio y estarás decepcionado. Por otra parte, si ambos saben que están en Cristo, tendrán la base correcta para un buen matrimonio.
Si ya se han casado, sabes por ahora que no te casaste con la mujer perfecta. No sigas buscando la mujer perfecta (Proverbios 18:22; Proverbios 19:14), como si la hubieras perdido. Esa mentira también proviene de Hollywood. Ese tipo de pensamiento falta al confiar la bondad soberana de Dios (Proverbios 6:27-29). ¡Adora a la esposa que te ha dado, y no seas estúpido (Proverbios 5:18)!
5. Sé fuerte, pero gentíl.
La masculinidad está experimentando una crisis de identidad. Los hombres no saben si se supone que sean tipos suaves, tipos rudos, o algo entre las dos. Pienso que necesitamos hombres que tengan valor, especialmente el valor en sus convicciones (Salmo 27:14; Mateo 10:22). El verdadero valor viene de la seguridad, y eso es solamente encontrado en la verdad sobre Cristo (Juan 10:28). Vea el punto 1.
Necesitamos ser fuertes, pero también necesitamos ser gentiles (2 Corintios 10:9). Dios nuestro Padre es todopoderoso y omnipotente (Salmo 147:5), pero también cuida de la viuda y del huérfano (Salmo 146:9). Sabe la compasión y es blando de corazón (Isaías 40:11; Lucas 1:78). Este equilibrio es difícil de entender bien, pero es importante.
No necesitamos más tipos rudos que sean insensibles a las necesidades y sentimientos de los otros. Pero tampoco necesitamos más tipos sensibles sin ninguna resistencia. La empatía importa, la compasión importa, y la gentileza importa. Necesitamos ser fuertes, dependientes y valientes. Pero también necesitamos saber cómo amar, cómo dar y cómo consolar.
Estabilidad para los hombres jóvenes en la tormenta
Cuando eres jóven, es muy fácil estar abrumado por los detalles de cada circunstancia al frente de tí - cada oportunidad perdida, cada ruptura, cada falla, cada pecado. Como ya te has dado cuenta anteriormente, mientras más viejo te pongas, nuestra unión con Cristo se volverá una realidad discerniblemente más significativa y estabilizante.
Aférrate a Cristo, y a medida que madurez como hombre, clarificará la belleza y relevancia de tu unión con él. Él promete: “Nunca te dejaré ni te abandonaré” (Hebreos 13:5) - no ahora, no en nuestro viaje de crecimiento como hombres, y no cuando seas mayor. “El que los llama es fiel, y así los [santificará y los hará madurar]” (1 Tesalonisenses 5:24).
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