El don no deseado de la soltería
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Katelynn Luedke sobre Relaciones
Traducción por Carlos Diaz
Deseaba un grado de MSR. En vez de eso, obtuve una Licenciatura en Ciencias Políticas.
Nunca fui la chica que soñó casarse. Ingresé a la universidad soltera, y lista para conquistar al mundo. Tenía a Cristo, estaba obteniendo una buena educación, y estaba contenta. Los deseos de una familia vivían en algún lugar fuera de la tierra de mis treinta años.
En algún punto de mis años universitarios, los amigos de la infancia comenzaron a comprometerse, casarse y luego embarazarse. Muy rápidamente la expresión, “no es bueno para un hombre estar solo”, comenzó a sonar como yo, también.
Una mañana, vi en una publicación que otra amiga más se había comprometido. Era una buena amiga, y estaba feliz por ella. Comencé a llorar. Sin embargo, me di cuenta que las lágrimas que brotaban de mis ojos no eran por la felicidad que sentía por ella. Se debían porque deseaba que fuese yo publicando sobre mi compromiso, y no ella.
En ese momento, me di cuenta que todo lo que deseaba era casarme y comenzar una familia. La descripción del empleo de esposa y mamá de repente sonaba mejor que cualquier empleo que mi diploma pudiera otorgarme.
Así comenzó mi batalla con el descontento y la soledad.
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La Batalla con la Soledad
Más temprano que tarde, conocí a alguien. Por un año y medio, nuestra amistad creció muy profundamente, y parecía que nos encaminábamos a una relación seria. Comencé a esperanzarme en él, creyendo que era el cumplimiento de mis nuevos deseos. Luego, dentro de una semana, ambos confesamos nuestros sentimientos el uno por el otro - y luego días después terminamos nuestra amistad y cualquier posibilidad de avanzar como pareja.
Signo de batalla con el descontento y la soledad, segundo round.
Las mujeres de mayor edad me exhortaban a sacar provecho de mi tiempo como mujer soltera. Este no fue un consejo inoportuno, si bien un consejo confuso para procesarlo emocionalmente. Como alguien que ha visto recientemente pocas desventajas de la soltería, ahora estaba teniendo problemas para ver alguna ventaja de permanecer soltera.
El Don de la Soltería es Dios
En su libro Let Me Be a Woman (Déjenme Ser una Mujer), Elisabeth Elliot discute sobre el don de la soltería. Escribe,
- Ahora habiendo gastado más de cuarenta y ún años soltera, he aprendido que en verdad es un don. No uno que elegiría. No uno que muchas mujeres elegirían. Pero, recuerden: no elegimos nuestros dones. Nos son otorgados por un Donante divino que sabe el fin del comienzo, y quiere por encima de todo eso darnos el don de Él mismo.
La valoración y advertencia honesta de Elliot sobre el don de la soltería es un alivio al alma de una mujer que tampoco desearía elegir permanecer soltera.
Concluye sus pensamientos diciendo: “es dentro de la esfera de las circunstancias que Él elige por nosotras - solteras, casadas, viudas - que lo recibamos a Él. Es allí y en ningún otro lugar donde Él se hace conocido a nosotras. Es allí donde estamos permitidas servirle”.
La Perspectiva de Una Mujer Soltera
Elisabeth Elliot y el apóstol Pablo tuvieron el mismo alcance al don de la soltería. Paul exhortó a los solteros a usar sus dones de soltería como una plataforma para el servicio con el fin de “promover el buen orden y asegurar su devoción sin quiebres hacia el Señor” (1 Corintios 7:35).
En la práctica, el vivir soltera sin distracciones me parecía una paradoja. Estaba distraída por la mentira que lo mejor de la vida nunca vendría. Estaba distraida por los pensamientos que mi más alta felicidad solamente pudiera ser ganada al otro lado del matrimonio, y que nunca podía llegar allí. Comencé a fijarme una norma de la forma de pensamiento sutil pero peligrosa que la completa felicidad en la vida de cualquier persona sólo podía venir en forma de matrimonio.
Sin embargo, el Salmo 16:11 no dice que en el matrimonio está la completa felicidad. En vez de eso, los salmistas dicen que “En tu presencia está la completa felicidad. En tu mano derecha están los placeres para siempre jamás”.
Las Formas Inesperadas de los Dones de Dios
Este pasaje y su promesa de felicidad es el porqué Elisabeth Elliot puede asegurar a las mujeres solteras que la soltería es en realidad un don. En vez de ver la soltería como un claro recordatorio de que carezco de algo, veo que el don es bueno porque el Donante es bueno. Si ser soltera me permite el don de Él, y si en Él hay completa felicidad, no puede haber disputa de lo que es el don de la soltería.
El entender el don de la soltería es entender la relación entre el servicio y la felicidad. Ese cuando una vida es devota al servicio de un Dios sagrado, ahí hay felicidad. Ese cuando hay felicidad hallada en la presencia de un Dios santo, el servicio se derrama. Como un matrimonio, estas verdades son dos experiencias por separado que vienen juntas diariamente como una.
Cuando el servicio y la felicidad colisionan, hay menos espacio en mi corazón para el descontento o la soledad, ya que la mirada de mi corazón está volteada hacia arriba y hacia abajo. Cuando el servicio hacia Cristo y la felicidad en Cristo están casados en mí, soy capaz de ver que todo don que da es bueno - incluso cuando no viene en forma de anillo de diamantes.
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