Cuando la voluntad de Dios es que no se haga su voluntad
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre La Soberanía de Dios
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Javier Matus
Meditaciones sobre 1 Samuel 2:22-25
- 1 Samuel 2:22-25
- Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión. Y les dijo: “¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él?”. Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir.
Era demasiado tarde para los hijos de Elí. Habían cruzado la línea sin retorno. La sentencia había sido dada por el Señor. Ellos debían ser muertos por el Señor. Y fueron muertos, según 1 Samuel 4:11. Hay tres implicaciones de este texto para nuestras vidas.
1. Es posible pecar por tanto tiempo y tan gravemente que el Señor no concederá el arrepentimiento. Es por eso que Pablo dijo que después de todas nuestras súplicas y enseñanzas: “Quizá Dios les conceda que se arrepientan” —no “Dios sí les concederá que se arrepientan” (2 Timoteo 2:25). Hay un “demasiado tarde” en la vida del pecado. Como dice de Esaú en Hebreos 12:17: “No hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas”. Fue desechado; no podía arrepentirse.
Esto no significa que aquellos que verdaderamente se arrepienten después de toda una vida de pecar no puedan ser salvos. ¡Ciertamente pueden serlo, y lo serán! Dios es asombrosamente misericordioso. Sean testigos del ladrón en la cruz: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). Jesús dijo: “Al que a Mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). Pero nadie sabe dónde está el punto sin retorno. El factor decisivo no es un número determinado de años de pecado o un tipo particular de pecado. Sólo Dios conoce cuándo se cruza la línea en el caso de cada persona. Este es un llamado para apresurarse a reconciliarse con Dios (Hebreos 3:15), y un llamado a estar vigilantes contra el pecado deliberado y prolongado (Hebreos 10:26).
2. Dios puede no permitir que una persona pecadora haga lo que es correcto. “Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir”. El escuchar la voz de su padre era lo correcto. Pero no lo hicieron. ¿Por qué? “Porque Jehová había resuelto hacerlos morir”. La razón por la que no obedecieron a su padre era que Dios tenía otros propósitos para ellos, y los había entregado al pecado y a la muerte. Esto demuestra que hay momentos en que la voluntad del decreto de Dios es diferente a la voluntad del mandamiento de Dios. Él ordenó: “Hijos, obedeced a vuestros padres”. Pero en este caso Él quería que, en lugar de obedecer, ellos persistieran en su pecado y fueran muertos. Dios no está pecando en esta voluntad de decreto. Él está ordenando las cosas para que el pecado continúe para propósitos santos y justos, lo cual no es pecado de parte de Dios.
3. A veces nuestras oraciones para que se haga la voluntad revelada de Dios no se hará porque Dios ha decretado algo diferente para propósitos santos y sabios. Supongo que Elí oró para que sus hijos fueran cambiados. Así es como debió haber orado. Dios ordenó que los niños obedecieran a sus padres. Así que debemos orar para que obedezcan. Pero Dios había decretado que Ofni y Finees no obedecieran, sino que fuesen muertos. Cuando algo sucede así (lo que normalmente no sabemos con antelación) mientras clamamos a Dios por un cambio, la respuesta de Dios no es: “No te amo”. Ni tampoco es: “No te escucho”. Ni siquiera es: “No apruebo tus oraciones”. ¡Sí las aprueba! La respuesta es (aunque no podamos escucharla): “Tengo propósitos sabios y santos en no superar este pecado y no conceder el arrepentimiento. Ustedes no ven estos propósitos ahora. Confíen en Mí. Sé lo que estoy haciendo. Los amo”.
Sometido ante Dios,
El Pastor John
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