Incluso el mal nos señala a Dios

De Libros y Sermones Bíblicos

Transcripción de Audio

En el mundo acontece un gran mal y tú participas en él. Digamos, por ejemplo, un holocausto con seis millones de asesinatos. O una purga soviética estalinista en campos de concentración gulags con ocho veces los asesinatos del Holocausto. Digamos que tienes que ver en este asunto y hasta el momento te dedicabas a perseguir tus placeres mundanos alegremente sin apenas pensar en el Dios viviente. No tenías una creencia seria absolutamente en nada que no fueras tú como centro de tus placeres.

El bien y el mal— son lo que tú quieres que sean. Vives tu vida en un mundo ideal de relativismo hasta que ves algo tan malo, tan horrible, tan enorme que tu alma grita con una extrema indignación moral,No! Esto es realmente maligno.

Y te das cuenta de que por primera vez se escapa de tu boca una convicción moral. Y te sobrecoge. ¿De dónde viene? “No creo en absolutos, disfruto del relativismo y de toda la libertad que me ofrece para hacer lo que me viene en gana. ¿De dónde ha salido- esta profunda certeza absoluta de que sí existe algo que es el mal? ¿De dónde viene?

Y en tu alma te enfrentas al testimonio de una realidad. O bien te apartas de ella hacia el absurdo o aceptas lo que te está diciendo: “Existe y tiene raíces. Está arraigado.” Tu alma grita, “Esto es verdaderamente maligno. Existe. Y si ahora mismo alguien me dijera que sólo son los caprichos de las sinapsis electroquímicas de mi cerebro mamífero y primate en el camino hacia una animalidad superior evolutiva, para mí esa persona dejaría de existir.

“Se trata de otro asunto. Toda mi alma da testimonio. Es otra cosa. No es simplemente algo maligno sin sentido llamado electricidad. Es el mal. Hay una realidad moral en el mundo”.

Por eso, paradójicamente, los momentos en que suceden los mayores males han demostrado ser los momentos en que más recurrimos a Dios y cuando se ha podido constatar con mayor solidez que tiene que haber una realidad absoluta que define estas inclinaciones, quién las ha escrito en mi corazón.

Tiene que ser realidad. No puede ser una mera materialidad evolutiva, energía y tiempo, haciéndome decir con absoluta certeza, “El mal existe”.