Reúnase con Dios antes de avanzar
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper sobre
Traducción por E. G.
Transcripción del audio
Espero que tenga una ambición. Espero que tenga una ambición evangélica sólida y clara. Algunos de ustedes están programados para no tener ambiciones. No piensan en absoluto en ese sentido. Quiero animarlo a tener una, a conseguir una.
Váyase a un retiro. Si está casado(a), pídale a su cónyuge esos dos días del fin de semana. Lleve la Biblia y una libreta de notas. Probablemente sin computador y sin tableta iPad. Deje el teléfono en casa si puede. Sólo su Biblia y una libreta de notas.
Consiga un grupo de personas que oren por usted mientras está por fuera. Y pida a Dios, «Dame una ambición para los próximos diez años». Podría ser, «Quiero ser la madre más fiel que pueda ser». O podría ser «Voy a ganar este vecindario para Jesús». No lo sé, pero Dios quiere encontrarse allí con usted. A El le gustaría hacer eso.
Recuerdo, durante mis años de ministerio, las épocas en que periódicamente desaparecía. O a veces Noël y yo desaparecíamos juntos, y le pedíamos a Dios, «Señor, dinos lo que quieras sobre los próximos cinco o diez años. Simplemente dinos cualquier cosa. Solo queremos apartar el ruido de nuestras cabezas y estar disponibles. Danos una misión».
Recuerdo en 1993, cuando nuestra iglesia se vino abajo. Perdimos a 230 personas, no crecimos durante cuatro años, y entonces nos juntamos un grupo y dijimos: «Vamos a intentar volver a identificarnos a nosotros mismos, volver a pensar lo que somos y ver si podemos sobrevivir». Y en medio de eso, me enviaron a un centro de retiro.
Fui a San Pablo, y alquilé una habitación durante dos días en un monasterio católico, allá en San Pablo. Ellos dijeron: «Regresa con una misión para esta iglesia». Y ahora esa misión está en los muros de nuestra iglesia. Dije: «Dios, necesito una ambición». Después de aproximadamente 36 horas, mi ambición era y es:
Existo para propagar la pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas, para la alegría de todos los pueblos, a través de Jesucristo.
Encuentre la suya. Escríbala en un pedazo de papel y métala en su billetera o su cartera y, a continuación, recuerdese usted mismo por qué existe, porque si no tiene una ambición o algo parecido, ¿sabe qué? Está en punto muerto. Camina a la deriva. Simplemente camina a la deriva en la vida. Se levanta por la mañana, hace lo que toca, y camina a la deriva. Pablo escribió:
«Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos». (Efesios 5:15-16).
Él no se refería a la deriva. Aprovechar. Usted ve un día, una hora, una semana, una década, y lo compra para su ambición; la ambición que Dios le encargó, la que le dió cuando se fue de retiro exactamente para ese propósito.
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