La muerte no es más que una puerta
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Muerte & Morir
Una parte de la serie Message Excerpt
Traducción por Maria Clara Canzani
Transcripción de audio
El lunes recibí un mensaje de texto que dice que uno de los miembros más antiguos de la iglesia— bastante más joven que yo — está en el hospital con cáncer en etapa cuatro y es probable que no le quede mucho tiempo de vida. Entonces llamé a Jason Meyer y le dije, “¿Puedo ir de visita?” Así funciona nuestro pacto acá. Él nunca dice no, y dijo que fuera. Y manejé hasta el hospital y estacioné donde siempre lo había hecho durante 38 años. Conozco lugares de estacionamiento secretos.
Caminé hasta oncología y cuando las enfermeras salieron de su habitación yo entré. Ella hizo una sonrisa muy grande, y yo me senté. ¿Saben qué hicimos durante quince minutos? Nos jactamos de la esperanza en la Gloria de Dios.
Hablamos con absoluta franqueza. Ella va a morir. Yo voy a morir. Usted está enferma. Yo podría estar enfermo. Acá no hay juegos. Preparémonos. Hablemos al respecto. Disfrutémoslo. Jactémonos de esto. Y la miré directamente a los ojos y le dije, “Porque no nos ha destinado Dios para ira, sino para obtener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros para que ya sea que estemos despiertos o dormidos vivamos junto a Él,” que es la gloria de Dios (1 Tesalonicenses 5:9–10).
Ya sea que se esté preparando para el ministerio pastoral o no, algún día lo hará. No le escape. Anímese. Nada es más dulce, precioso, profundo, asombroso, que estar junto a una persona que, en cuestión de semanas, estará en presencia de Jesús y se regocijarán juntos en la esperanza de la gloria de Dios.
Usted no está llamado a la alegría periódica. Está llamado a la alegría perpetua — “entristecidos, pero siempre gozosos” (2 Corintios 6:10). Y yo sostengo que la clave para esto es la esperanza. La clave para una alegría constante durante el cáncer y durante la inundación de su casa en Carolina del Norte, y también durante toda forma de sufrimiento es la esperanza en la gloria de Dios.
“Bienaventurados serán ustedes cuando por mi causa los insulten y persigan, y mientan y digan contra ustedes toda clase de mal. Regocíjense y alégrense, porque la recompensa es grande en el cielo” (Mateo 5:11–12). Es la única manera. Usted tiene que tener una mente celestial. Tiene que amar la Gloria de Dios que llegará a usted en cuestión de semanas o años más de lo que ama cualquier otra cosa en este mundo — más de lo que ama obtener las mejores notas en los exámenes, o casarse o estar saludable.
La esperanza en la Gloria de Dios es la clave para amar y sentir compasión por las personas. Aun cuando esto pueda costarle la vida. Hebreos 10:34: “También tuvieron ustedes compasión de los que estaban en la cárcel.” ¿De dónde vino esto? “También tuvieron ustedes compasión de los que estaban en la cárcel, y con alegría dejaron que las autoridades les quitaran sus pertenencias.” No se limitaron a sobrellevar el saqueo de sus pertenencias.
Usted aceptó alegremente el saqueo de sus pertenencias porque fue identificada con esos cristianos bandidos que están en prisión. ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo puede estar alegre mientras le están incendiando la casa? “Porque sabía que tenían una posesión mejor y más perdurable.” Infinitamente mejor. Infinitamente perdurable. La Gloria de Dios que todo lo satisface.
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