El orgullo de Babel y las alabanzas a Cristo
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Orgullo
Una parte de la serie Spectacular Sins and Their Global Purpose in the Glory of Christ
Traducción por Maria Clara Canzani
Génesis 11:1-9
Por aquel entonces se hablaba un solo idioma en toda la tierra. Al emigrar al oriente, la gente encontró una llanura en la región de Sinar, y allí se asentaron. Un día se dijeron unos a otros: «Vamos a hacer ladrillos, y a cocerlos al fuego.» Fue así como usaron ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de mezcla. Luego dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra.» Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hijos de los hombres estaban construyendo, y se dijo: «Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es sólo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr. Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos.» De esta manera el Señor los dispersó desde allí por toda la tierra, y por lo tanto dejaron de construir la ciudad. Por eso a la ciudad se le llamó Babel, porque fue allí donde el Señor confundió el idioma de toda la gente de la tierra, y de donde los dispersó por todo el mundo.
"Las citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS © Copyright 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation. Usadas con permiso.»
Nuestro tema de esta serie es 'Pecados espectaculares y su propósito global en la gloria de Cristo. Hoy nos ocuparemos del espectacular pecado de la construcción de la torre de Babel. Si ustedes piensan que esto es demasiado distante e irrelevante para sus vidas modernas, formúlense estas preguntas: ¿De dónde vienen todos los idiomas del mundo y todos los grupos de personas? ¿Son el resultado del pecado? ¿Son una buena idea llena de potencial para la gloria de Cristo y la alegría del pueblo de Dios? ¿Es bueno o es malo que haya estados políticos separados, independientes, que a menudo entran en conflicto? ¿Qué piensa Dios de un súper estado monolítico? ¿Impedirá que haya uno? ¿Terminará el mundo con uno? Y, personalmente, ¿cuál es su propio pecado principal, y qué piensa Dios al respecto? ¿Qué hizo Él para rescatarlo? Todo esto y más se desprende de este texto.
Una cuestión desconcertante
Comencemos aclarando una cuestión de contexto desconcertante. Génesis 11:1-9 parece describir el origen de los idiomas. Pero los lectores atentos del Génesis advierten que en el Capitulo 10 los pueblos y los idiomas ya están descritos antes de la torre de Babel en Génesis 11. Por ejemplo, veamos Génesis 10:5: “De éstos, las costas de las naciones se dividieron en sus tierras, cada uno conforme a su lengua, según sus familias, en sus naciones”. Luego tenemos Génesis 11:1 que dice, “Toda la tierra hablaba la misma lengua y las mismas palabras”. El autor sabía lo que hacía. No olvidó en 11:1 lo que acababa de escribir en 10:5, 20 y 31 (apenas dos versículos antes).
La solución es reconocer que el autor no situó estas dos historias en orden cronológico. En primer lugar él describe la propagación de los pueblos y los idiomas en el capítulo 10 y luego describe el origen de tal diversidad en Génesis 11:1-9. Algunas veces, cuando uno tiene algo impactante para decir acerca de la causa de un suceso, lo manifiesta al comienzo del evento, y otras veces espera y lo coloca al final.
Después del diluvio, Dios le dijo a Noé en Génesis 9:1, “Y bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra”. Esto es lo que describe el capítulo 10, y sucedió cuando los pueblos y las lenguas se multiplicaron. Parecía el simple cumplimiento de una orden de Dios. Parecía obediencia. Luego Génesis 11:1-9 nos lanza la bomba. No fue obediencia. Ellos no se estaban expandiendo. Se estaban agrupando. Dios bajó y los castigó por su desobediencia e hizo imposible su agrupamiento. Confundió su lengua y dividió a la humanidad en muchos pueblos y lenguas.
Dos grandes pecados expuestos
Analicemos esto durante unos minutos y veamos cuál fue el pecado y cuál fue el juicio de Dios antes de preguntarnos cómo está todo esto proyectado para la gloria de Cristo. Génesis 11:1-4:
En ese entonces se hablaba un solo idioma en toda la tierra. Al emigrar al oriente, la gente encontró una llanura en la región de Sinar, y allí se asentaron. Un día se dijeron unos a otros: “Vamos a hacer ladrillos, y a cocerlos al fuego.” Fue así como usaron ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de mezcla. Luego dijeron: “Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra”
Las oraciones clave están en el versículo 4: 1) Su objetivo era construir una ciudad. 2) Su objetivo era construir una torre en la ciudad que llegara hasta los cielos. 3) Su objetivo era hacerse un nombre. 4) Su objetivo era no ser dispersados sobre la faz de la tierra. Los dos primeros corresponden a los dos segundos. La construcción de una ciudad es la manera de evitar ser dispersado sobre la faz de la tierra. Y la construcción de una torre que llegue hasta el cielo es la manera de hacerse un nombre. Por ende la ciudad y la torre son las expresiones exteriores de los pecados interiores. Los dos pecados son el amor por los elogios (anhelo por hacerse un nombre) y el amor por la seguridad (construir una ciudad y no asumir los riesgos de llenar la tierra).
El deseo de Dios para los seres humanos no es que encontremos nuestra dicha en ser alabados, sino que nuestra dicha resida en conocer y alabar a Dios. Su deseo no es que encontremos nuestra seguridad en ciudades sino en Dios, a quien gustosos obedecemos. Entonces el espectacular pecado del hombre es que luego del diluvio, que fue un trueno de advertencia contra el pecado para Noé y sus descendientes, resultó que no era mejor de lo que lo había sido antes. La condición humana no ha cambiado desde Adán y Eva. Ellos decidirían por sí mismos qué es lo mejor. Pensaron que incluso se podían sublevar y reclamar el lugar de Dios. Esta es la historia de la humanidad hasta nuestros días fuera de la gracia redentora.
El pecado de Adán repetido
En el versículo 5 dos cosas indican que el hombre está a punto de ser colocado en su lugar. “Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hijos de los hombres estaban construyendo”. Primero, adviertan que Él los llama “los hijos de los hombres,” o traducido de otra manera, “los hijos de Adán”. La construcción de esta ciudad y esta torre son similares a lo que hizo Adán cuando se rebeló contra Dios y comió del árbol. La naturaleza pecadora de Adán continúa en sus descendientes, incluso en usted y yo.
Muestra de sagrado desdén
Segundo, adviertan que dice, “El Señor descendió para ver la ciudad y la torre”. Esto es sagrado desdén. El autor se burla de la torre al decir que Dios tuvo que bajar para verla. Esta torre está muy lejos de estar en el cielo, Dios no la puede ver desde el cielo. Por supuesto, Dios puede ver todo en todas partes. Pero cuando quiere mostrar el carácter absurdo del orgullo deprecatorio del hombre que intenta subestimar a Dios con sus pequeños logros, toma algunos riesgos y habla con ironía y describe a Dios como mirando detenidamente en busca de esta gran torre “con su cúspide en los cielos”.
Aspiraciones Globales Limitadas
¿Ahora qué hará Dios en respuesta a este espectacular pecado del hombre que se rehúsa a llenar la tierra con la gloria de Dios, asegurando su vida en una ciudad, y tratando de exaltarse a sí mismo en el lugar de Dios? Génesis 11:6-8:
Y dijo el Señor: “Y dijo el Señor: He aquí, son un solo pueblo y todos ellos tienen la misma lengua. Y esto es lo que han comenzado a hacer, y ahora nada de lo que se propongan hacer les será imposible. Vamos, bajemos y allí confundamos su lengua, para que nadie entienda el lenguaje del otro. Así los dispersó el Señor desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad”.
Observemos lo que Dios dice en el versículo 6: “son un solo pueblo y todos ellos tienen la misma lengua”. Esto indica que Dios no está solo por dividir sus idiomas, sino que al hacerlo está por dividir un pueblo en muchos pueblos. Está a punto de multiplicar lenguas y pueblos. Así se dice en el versículo 7, “Vamos, bajemos y allí confundamos su lengua, para que nadie entienda el lenguaje del otro”. De esta manera, Dios los dispersó sobre la faz de la tierra.
Entonces su respuesta a la presunción y arrogancia del hombre fue hacerle más difícil la posibilidad de comunicarse y por ende unirse a los planes globales para disminuir a Dios. Dios ha construido en el mundo un sistema por el cual el orgullo de diferentes grupos de personas domina el orgullo de otros grupos de personas. Dios conoce el inmenso potencial de los seres humanos creados a su propia imagen. Y les ha dado una increíble libertad para exaltarse a sí mismos y diseñar sus propios sistemas de seguridad sin confiar en Él. Pero hay límites. Miles de lenguajes alrededor del mundo y miles de pueblos diferentes limitan las aspiraciones globales de la humanidad arrogante.
El diseño de la gloria de Cristo
Ahora vuelvan conmigo a la cuestión del diseño global de Dios para la gloria de Cristo en este caso. Recordemos el principio que hemos aprendido muchas veces: cuando Dios permite algo lo hace por una razón. Y esa razón forma parte de un plan. Dios no actúa caprichosamente o con riesgos o sin un objetivo. Por lo tanto, cuando permite este espectacular pecado de orgullo, presunción y rebelión en las llanuras de Sinar, sabe exactamente qué está haciendo y cuál será su respuesta. Lo que significa que los pueblos y las lenguas del mundo no son una ocurrencia tardía. Son el juicio de Dios sobre el pecado, y al mismo tiempo están diseñadas por Dios para la gloria global de Jesucristo.
Entonces preguntamos nuevamente: ¿Cómo sirve este espectacular pecado y su consecuencia en las lenguas divididas del mundo para magnificar la gloria de Cristo? Hay cinco modos.
1) Cristianos Protegidos
La división que hizo Dios del mundo en diferentes idiomas dificulta el desarrollo de un estado global, monolítico, anticristiano que podría tener el poder de exterminar simplemente a todos los cristianos. A menudo pensamos que la diversidad de idiomas, culturas, pueblos y estados políticos es un impedimento para la evangelización del mundo, la divulgación de la gloria de Cristo. Dios no lo ve de esta manera. Dios está más preocupado por los peligros de la uniformidad que por los de la diversidad humana. Nosotros, los humanos, somos demasiado malvados como para que se nos permita unirnos en una lengua o un gobierno. El evangelio de la gloria de Cristo se difunde mejor y prospera más a causa de los 6.500 idiomas, no a pesar de ello.
2) Orgullo Destruido
Este es un segundo modo por el cual la historia de la torre de Babel glorifica a Cristo. Supongamos que alguien pregunta, “¿Pero no va a haber en los últimos días un gran gobierno global donde los cristianos son perseguidos?” La respuesta es sí. El Último Día Dios liberará las restricciones que ahora contienen a este mal. El Anticristo (el “hombre de pecado”) como lo llama Pablo (2 Tesalonicenses 2:3), la “Bestia” como lo llama Juan (Apocalipsis 13:3), surgirá con gran atracción global, y habrá horribles persecuciones de cristianos. Pero este es el vínculo con los rebeldes de Sinar. La torre que construyeron se llamó torre de Babel (Génesis 11:9).
La palabra babel en hebreo aparece más de 200 veces en el Viejo Testamento y está traducida como “Babilonia” casi todas las veces. Cuando el escritor dice en Génesis 11:9, “Por eso a la ciudad se le llamó Babel (babel), porque fue allí donde el Señor confundió el idioma de toda la gente de la tierra”, es un menosprecio a la gran ciudad de Babilonia. Significa que Babilonia, con sus pregonadas torres y paredes y jardines e idolatría, es un lamentable esfuerzo comparada con Dios. Y este nombre “Babel” o “Babilonia” es el nombre dado a la ciudad de la Bestia en el libro de Apocalipsis 14:8-9. Y en esto brilla la gloria de Cristo porque, aun cuando durante una breve temporada, Babilonia se embriagó con la sangre de los mártires cristianos (Apocalipsis 17:6), ella, igual que la torre de Babel, se reducirá a nada. Esta es una descripción que la define como una posterior “torre de Babel.”
“porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo […] Cuanto ella se glorificó a sí misma y vivió sensualmente, así dadle tormento y duelo, porque dice en su corazón: “Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda y nunca veré duelo […] mirando de pie desde lejos por causa del temor de su tormento, y diciendo: “¡Ay, ay, la gran ciudad, Babilonia, la ciudad fuerte!, porque en una hora ha llegado tu juicio.” (Apocalipsis 18:5, 7, 10)
Entonces, sí, en el Último Día Dios liberará las restricciones que había puesto a las naciones. Ellas se llenarán del orgullo de Babilonia. Los cristianos sufrirán. Y entonces, en un instante, Cristo vendrá de sus infinitas alturas y matará al hombre de pecado con el espíritu de su boca (2 Tesalonicenses 2:8). Y Babilonia ya no existirá. El orgullo del hombre será eliminado de la tierra. La historia de Génesis 11:1-9 es un presagio de ello. La victoria final es la victoria de Cristo.
3) Cada grupo reivindicado
Hay un tercer modo por el cual el pecado de Babel y el correspondiente juicio de Dios conducen a la gloria global de Cristo. La autoridad y el poder de Jesús se magnifican porque él reivindica cada grupo de idiomas y cada pueblo. “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones”. (Mateo 28:18-19a). Sí, en respuesta al pecado, Dios ha dividido los idiomas y las naciones; pero al final, magnifica la autoridad y el poder de Cristo para hacer discípulos en cada idioma. Su poder es el más glorioso porque se divide en muchos idiomas y pueblos diferentes y trae salvación.
4) El evangelio glorificado
Y lo mismo se debe decir acerca del evangelio en particular. El mensaje de su muerte y resurrección. El mensaje de perdón y justificación. Romanos 1:16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego”. Una gran parte de la gloria del evangelio es que no es provincial. No es una religión tribal. Entra en cada idioma y cada pueblo. Si no hubiera diversidad de idiomas, si el pecado espectacular de Babel no hubiera sucedido con su juicio, la gloria global del evangelio de Cristo no hubiera brillado tan maravillosamente como lo hace en el prisma de miles de idiomas.
5) Jesús alabado
Finalmente, las alabanzas que Jesús recibe en todos los idiomas son más bellas a causa de su diversidad de lo que lo hubieran sido si hubiera un solo idioma y un solo pueblo para cantar. “Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra” (Apocalipsis 5:9-10). “Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos. Y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero” (Apocalipsis 7:9-10).
Fue el espectacular pecado de las llanuras de Sinar el que dio origen a la multiplicación de idiomas cuyo resultado son las más gloriosas alabanzas a Cristo en cada idioma de la tierra. Alaba al Señor, Oh Bethlehem, que todo lo que tenga aliento alabe al Señor.
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