¿Cómo podemos hacer sentido del Coronavirus?

De Libros y Sermones Bíblicos

Revisión a fecha de 01:20 1 abr 2020; Kathyyee (Discusión | contribuciones)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar anavegación, buscar

Recursos Relacionados
Leer más Por John Piper
Indice de Autores
Leer más sobre Sufrimiento
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: How Do We Make Sense of the Coronavirus?

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por John Piper sobre Sufrimiento

Traducción por Livia Giselle Seidel

Transcripción de audio

Hola a todos. Este es Tony con el pastor John en el estudio, en un episodio especial de Ask Pastor John. Como seguramente ya lo saben, el coronavirus continúa ocupando los titulares a medida que se extiende por todo el mundo, ahora en 53 países diferentes. [A la fecha, 28 de Febrero de 2020] hay más de 83,000 personas infectadas en el mundo. El número de fatalidades se acerca a las 3.000. Es una epidemia multinacional que avanza hacia una pandemia global.

El miércoles por la mañana, el Presidente le encargó al Vicepresidente la tarea de detener el virus aquí en los Estados Unidos. Algunos esperan que esto se pueda hacer. Otros afirman que esto es inútil: no se detendrá y continuará extendiéndose durante meses. Algunos expertos están yendo tan lejos como para decir que la mayoría de los estadounidenses estarán expuestos al virus antes de que todo esté dicho y hecho. Hay mucha especulación en marcha. Menos teóricamente, los mercados mundiales están cayendo. El Dow Jones continúa cayendo en picada esta semana, a medida que los cortes en el trabajo a nivel internacional interrumpen las importaciones, las exportaciones y el comercio mundial.

En situaciones como esta, es muy fácil perder la fe y vivir con miedo a los titulares y a las incógnitas. Y esta incertidumbre global ahora ha llegado a los Estados Unidos. Pero hace varios días comenzamos a escuchar, de parte de algunos oyentes de este podcast en el sudeste asiático, actualizaciones sobre la situación allí. Eso incluye a un hombre en Singapur que nos escribió esto:

“Estimado Pastor John, ¡Hola! Me gustaría preguntarle sobre el brote de coronavirus que comenzó a desarrollarse en China y que ahora ha infectado a muchos más en todo el mundo. Cuando llegó a Singapur, el gobierno y los ciudadanos respondieron bien, y nuestros esfuerzos colectivos ganaron elogios internacionales. Pero las respuestas de la iglesia han sido mixtas. Varios continuaron con los servicios dominicales, con precauciones adicionales. Algunos suspendieron los servicios religiosos por completo. Algunos pastores están prometiendo: "¡Si eres un creyente, Dios no permitirá que el virus te toque!" Otros pastores están diciendo: "Este es el juicio de Dios sobre las ciudades pecaminosas y las naciones arrogantes". Pastor John, ¿Cómo podemos los cristianos, con Biblias abiertas, hacer sentido de una epidemia viral como esta?

Bueno, voy a tratar de responder la pregunta que se hizo: "¿Cómo tiene sentido esto? ¿Cómo podemos llegar a comprender? —con una Biblia abierta frente a mí. Pero antes de hacerlo, permítanme decir que tengo dudas, porque yo hago una distinción entre ayudar a las personas a prepararse para sufrir, dando sentido a la enseñanza bíblica sobre el sufrimiento —eso es una cosa. Y luego, otra cosa es encarnar física y emocionalmente esa teología en el momento en que alguien está sufriendo. Y ahora tenemos miles de personas que están muriendo, lo que significa cientos de miles de personas que están de duelo. Y lo que estoy a punto de decir podría no ser oportuno en algunas de sus vidas. Porque si estuviera en el campo, en una iglesia, estaría tratando de discernir si este sería un momento adecuado para hablar o no.

Ninguno más fuerte que Jesús

Con ese prefacio, permítanme tratar de apropiarme de lo que me han pedido que haga: hacer sentido de un virus mortal. Comencemos con un hecho empírico, histórico, y con un hecho bíblico claro. El hecho empírico es que en el Día del Señor, domingo 26 de diciembre de 2004, más de 200,000 personas fueron asesinadas por un tsunami en el Océano Índico, incluidas iglesias enteras reunidas para adorar en el Día del Señor, arrastradas por la muerte. Ese es el hecho histórico. Ese tipo de cosas les ha sucedido a los cristianos, durante todo el tiempo en que ha habido cristianos. Ahora, el hecho bíblico es Marcos 4:41(LBLA): "Aún el viento y el mar le obedecen [a Jesús]". Eso es tan cierto hoy como lo fue entonces. "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos" (Hebreos 13:8).

Entonces, reúna esos dos hechos, el hecho histórico y el hecho bíblico, y obtendrá esta verdad: Jesús pudo haber detenido el desastre natural, y no lo hizo en 2004. Ya que Él siempre hace lo que es sabio, correcto, justo y bueno, por lo tanto, Él tuvo propósitos sabios y buenos en ese desastre mortal.

Yo diría lo mismo, por lo tanto, sobre el coronavirus. Jesús tiene todo el conocimiento y toda la autoridad sobre las fuerzas naturales y sobrenaturales de este mundo. Él sabe exactamente dónde comenzó el virus y hacia dónde va después. Él tiene poder completo para contenerlo o no. Y eso es lo que está pasando. Ni el pecado, ni Satanás, ni la enfermedad, ni el sabotaje son más fuertes que Jesús. Él nunca es arrinconado en una esquina; Él nunca se ve obligado a tolerar lo que no quiere. "El consejo del Señor permanece para siempre, los designios de su corazón de generación en generación." (Salmo 33:11).

"Yo sé que tú puedes hacer todas las cosas", dice Job en su propio arrepentimiento, "y que ningún propósito tuyo puede ser estorbado" (Job 42: 2). Entonces, la pregunta no es si Jesús está supervisando, limitando, guiando [o] gobernando todos los desastres y todas las enfermedades del mundo, incluyendo todas sus dimensiones pecaminosas y satánicas. Él lo está haciendo. La pregunta es, con nuestras Biblias abiertas, ¿cómo debemos entender esto? ¿Podemos darle sentido?

Aquí hay cuatro realidades bíblicas que podemos usar como bloques de construcción en nuestro esfuerzo por comprenderlo y darle sentido.

1. Sometido a Futilidad

Cuando el pecado entró en el mundo a través de Adán y Eva, Dios ordenó que el orden creado —incluidos nuestros cuerpos físicos como personas creadas a su imagen— experimentaría corrupción y vanidad, y que todos los seres vivos morirían.

Los cristianos, al ser salvos por medio del evangelio de la gracia de Dios, no escapan de esta corrupción física, vanidad y muerte. La base de este punto es Romanos 8: 20–23:

Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora. Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.

Se acerca el día en que toda la creación será liberada de su atadura a la enfermedad, el desastre y la muerte, y heredará la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Hasta entonces, los cristianos —dice Pablo, "incluso nosotros que tenemos el Espíritu"— gemimos con toda la creación, compartiendo la corrupción, la vanidad, las enfermedades, los desastres y la muerte, mientras esperamos con gemidos la redención de nuestros cuerpos (eso sucede en la resurrección).

La diferencia para los cristianos, que confían en Cristo, es que nuestra experiencia de esta corrupción no es condenación. Romanos 8: 1: "Por lo tanto, ahora no hay condenación". El dolor para nosotros es purificador, no punitivo. "Porque no nos ha destinado Dios para ira" (1 Tesalonicenses 5: 9). Morimos de enfermedades como todos los hombres, no necesariamente por un pecado en particular —eso es realmente importante. Morimos de enfermedades como todas las personas debido a la caída. Pero para aquellos que están en Cristo, se quita el aguijón de la muerte (1 Corintios 15:55). Ese es el bloque de construcción número uno para entender lo que está sucediendo.

2. La enfermedad como misericordia

Dios a veces inflige enfermedades a su pueblo como un juicio purificador y de rescate, el cual no es una condena, sino un acto de misericordia para sus propósitos de salvación. Y ese punto se basa en 1 Corintios 11: 29–32. Ese texto trata sobre el mal uso de la Cena del Señor, pero el principio es más amplio. Aquí está:

Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí. Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre vosotros, y muchos duermen . Pero si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. Pero cuando somos juzgados, el Señor nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo.

Ahora, deje que eso penetre. El Señor Jesús toma la vida de sus seres queridos a través de la debilidad y la enfermedad —las mismas palabras, por cierto, se usan para describir las debilidades y enfermedades que Jesús cura en su vida terrenal (Mateo 4:23 ; 8:17; 14:14)— y los trae al cielo. Él los lleva al cielo debido a la trayectoria de su pecado, la cual Él cortó, y de la cual Él los salvó. No para castigarlos, sino para salvarlos.

En otras palabras, algunos de nosotros morimos de enfermedades "para que no seamos condenados con el mundo" (versículo 32). Si Él puede hacer eso en algunos de sus amados en Corinto, puede hacerlo a muchos, incluso por medio del coronavirus. Y no solo por abusar de la Cena del Señor, sino también por otros tipos de trayectorias pecaminosas —aunque no toda la muerte es por un pecado en particular. Ese es el bloque de construcción número dos.

3. Enfermedad como juicio

Dios a veces usa la enfermedad para emitir juicios particulares sobre aquellos que lo rechazan y se entregan al pecado. Daré dos ejemplos. En Hechos 12, Herodes el rey se exaltó a sí mismo a ser llamado "dios". "Al instante un ángel del Señor lo hirió, por no haber dado la gloria a Dios; y murió comido de gusanos." (Hechos 12:23). Dios puede hacer eso con todos los que se exaltan a sí mismos. Lo que significa que deberíamos sorprendernos de que más de nuestros gobernantes no caigan muertos todos los días debido a su arrogancia ante Dios y el hombre. Pura gracia y misericordia comunes.

Otro ejemplo es el pecado de las relaciones homosexuales. En Romanos 1:27, dice: "y de la misma manera también los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío."

Ahora, ese es un ejemplo de la ira de Dios en Romanos 1:18, donde dice: "Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad". Ese es el bloque de construcción número tres, que Dios puede y usa las enfermedades, a veces, para juzgar a quienes lo rechazan a Él y sus caminos.

4. El trueno de Dios

Todos los desastres naturales —ya sean inundaciones, hambrunas, langostas, tsunamis o enfermedades —son un trueno de la misericordia divina en medio del juicio, llamando a todas las personas en todas partes a arrepentirse y realinear sus vidas, por gracia, con el valor infinito de la gloria de Dios. Y la base de ese bloque de construcción es Lucas 13: 1–5. Pilato había masacrado a los fieles en el templo. Y la torre en Siloam se derrumbó y mató a dieciocho espectadores. Y las multitudes quieren que Jesús les explique, tal como me están preguntando a mí: "Okey, dale sentido a esto, Jesús. ¿Qué te parecen estos desastres naturales y esta crueldad? Estas personas solo estaban ahí paradas, y ahora están muertas ".

Aquí está la respuesta de Jesús en Lucas 13: 4–5: "¿O pensáis que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís [Él cambia el sujeto de "ellos" a "vosotros"] todos pereceréis igualmente."

Ahora, ese es el mensaje de Jesús al mundo en este momento de la historia, bajo el coronavirus —un mensaje para cada ser humano. Yo y tú Tony, y todos los que están escuchando, y cada gobernante del planeta, cada persona que escucha sobre esto, está recibiendo un mensaje de trueno de parte de Dios, diciendo: "Arrepiéntanse". (Y creo que las autoridades chinas deberían prestar especial atención, quienes recientemente —y apenas ayer acabo de leer otro artículo— se han vuelto cada vez más duros y represivos contra los seguidores de Cristo). Arrepiéntanse y busquen la misericordia de Dios para traer sus vidas, nuestras vidas, a estar alineadas con Su valor infinito.


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas