Nuevas Misericordias Cada Mañana

De Libros y Sermones Bíblicos

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English: New Mercies Every Morning

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Por Dave Zuleger sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Javier Matus


¿Qué es lo primero que piensas cuando te levantas por la mañana?

Para la mayoría de nosotros, las primeras y más naturales cosas que inundan nuestras mentes cuando suena la alarma no producen alabanza ni consuelo. La mayoría de las veces, las cargas del día llegan antes de que podamos tomar un par de bocanadas —una relación con problemas, algún conflicto, aquella reunión, el error que cometiste, la lista de tareas que es demasiado larga para hoy, el dolor que estás sintiendo, ese pecado que parece que no puedes derrotar. Y debajo de todas ellas, existe la sensación persistente de que no encontraremos la fuerza para hacer una gran diferencia sobre nada de ello.

Si no tenemos cuidado, esos primeros minutos pesados y atontados pueden definir el resto del día. No somos naturalmente propensos a seguir el mandato de poner la mira en las cosas de arriba, donde está Cristo (Colosenses 3:1-4).

Siempre ha parecido irónico y necio que en los primeros momentos después de una noche completa de dependencia total e inconsciente, nos despertemos de inmediato e ingresemos en un modo independiente y de autoconfianza. A menudo confiamos rápidamente en nuestros propios “caballos” y “carros” en lugar del amor soberano de nuestro Señor (Salmo 20:7).

Contenido

Buscando nuestros corazones ansiosos

En el centro de estas ansiedades yace una autosuficiencia no saludable, inútil y no bíblica que simplemente no puede soportar las cargas de la vida. Dios nunca quiso que la autosuficiencia llevara ese peso por nosotros.

Un mentor una vez me dijo: “La ansiedad viene cuando miramos nuestras circunstancias y luego miramos nuestra habilidad, pero la fe viene cuando miramos nuestras circunstancias y luego la habilidad de Dios”. Este consejo me ha servido bien en mi lucha por la fe y me ayudó a ver y diagnosticar las complejidades de mi corazón pecaminoso y autosuficiente.

La mayoría de nosotros cree, con bastante facilidad, en el poder soberano de Dios (Efesios 1:11), pero a menudo descuidamos u olvidamos que efectivamente se aplica a nosotros: a nuestras vidas personalmente y a nuestras circunstancias específicamente. Tal vez parte del autodesprecio autoengañado dentro de nosotros nos ciega y nos impide creer la verdad. Sí, Dios es soberano, pero estoy demasiado estropeado o soy demasiado insignificante para merecer ese tipo de poder. Entonces, debemos recordar que el poder de Dios es nuestro ahora por medio de Cristo (Efesios 1:19-20), y que Él nos promete nuevas misericordias cada mañana:

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron Sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es Tu fidelidad. “Mi porción es Jehová”, dijo mi alma; “por tanto, en Él esperaré”. (Lamentaciones 3:22-24)

En Cristo, el firme amor de Dios por ti nunca cesará. Nunca. Sus misericordias nunca llegarán a su fin. Nunca. Serán nuevas cada mañana, y Él será fiel para traerlas a ti. Si Dios es tu mayor tesoro, si Dios es lo que más amas, tu porción, entonces puedes esperar en Él con estas promesas inquebrantables (casi increíbles).

Jehová es mi porción

El Señor no es solo una porción genéricamente, sino que el autor de Lamentaciones reconoce que el Señor es su porción. Al otro lado de la cruz, sabemos mejor que nadie en la historia que el evangelio nos compra esta porción: la eternidad con gozo total en la presencia de Dios (Salmo 16:11).

Lamentaciones 3:22-24 nos recuerda que, en Cristo, el Señor será fiel para estar allí cada mañana con suficiente misericordia nueva para ayudarnos a superar los problemas, el pecado y el dolor de hoy. El libro está lleno de dolor, miseria y las consecuencias de un mundo pecador y quebrantado. Sin embargo, atravesando esto está una brillante esperanza del evangelio que apunta al cuidado suficiente, poderoso, presente y fiel de Dios para cada hijo que pertenece a Su familia comprada por la sangre.

Dios alimenta a cada ave del aire y viste a todos los lirios del campo, y Su cuidado por nosotros sobrepasa por mucho Su cuidado por la naturaleza (Mateo 6:25-34). Él estará allí con nosotros cada mañana hasta el momento en que nos quedemos dormidos esa noche, y no nos dejará ni nos descuidará, incluso mientras disfrutamos de Su buen don del sueño (Salmo 4:8).

La ayuda y la protección están cerca

Recientemente, mi hijo ha luchado con miedo más que nunca. Tiene miedo de irse a dormir a la hora de la siesta y a la hora de acostarse. Le hemos asegurado que tenemos una casa segura, que todas las puertas están cerradas y que mamá y papá harán todo lo posible para protegerlo. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que lo que más necesita es tener a alguien allí.

Su confianza infantil en nosotros no se había ido, pero cuando no estaba seguro de nuestra presencia, de nuestra cercanía, muy cerca de él mientras estaba acostado en su pequeña cuna en la esquina de nuestra casa, fácilmente olvidó nuestra fidelidad. y fijó su corazón en los temores. Así que nos sentamos afuera de su puerta hasta que se duerma con una sonrisa en su rostro, sin pensar en sus miedos, sino pensando en nuestro cuidado al estar cerca.

Nuevas misericordias para nuevas cargas

¿Qué significa todo esto para las cargas de hoy? Primero, la realidad misma de estas nuevas misericordias de Dios cada mañana significa que no debemos desanimarnos por apenas y lograr terminar un día. Muchos días nos dejan quebrantados, golpeados y apenas con esperanza. Eso está bien. Hubo suficiente misericordia para ese día. Habrá más por la mañana. Fija tus ojos en Jesús, y echa tus ansiedades sobre Él, otra vez (1 Pedro 5:6-7). De todos modos, Él puede manejarlas mejor que nosotros.

En segundo lugar, no podemos confiar en las misericordias de ayer para las cargas de hoy. Ve a Jesús de nuevo cada día. Ve a la Palabra de Dios en oración todos los días y pídele que te ayude a ver maravillas y promesas que hagan que tu corazón cante. Las relaciones requieren trabajo y capacitación constantes. Una de las razones por las que no sentimos que Jesús está con nosotros, sentados con nosotros cuando nos quedamos dormidos o cuando nos despertamos, es que vamos a todas nuestras citas en una semana determinada, excepto la cita diaria que debemos priorizar con el todopoderoso Dios del universo. Pídele que te muestre más de Sí Mismo y suplica con Él por la gracia nueva y única que necesitas hoy.

Por último, no podemos matar la ansiedad, la desesperación o el miedo con listas de tareas bien escritas ni horarios bien planificados. Más bien, en todas nuestras circunstancias, sería bueno que prestásemos atención a las palabras de Pablo teniendo en cuenta las misericordias de la nueva mañana:

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:6-7)

Dios está con nosotros a través de Cristo y, por el Espíritu, Sus promesas de nuevas misericordias son tan reales y confiables hoy como lo fueron ayer. Entonces, vayamos a Él de manera seguida, echemos honestamente nuestras ansiedades y confiemos en Él por la paz que supera con creces nuestra comprensión limitada y que guarda nuestros corazones y mentes en Cristo Jesús.

Descansa bien esta noche y mañana por la mañana en Jesús.


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