¿Qué viene después del Día de Acción de Gracias?

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English: What Comes After Thanksgiving?

© Desiring God

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Por Marshall Segal sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Javier Matus


El jueves llega otro Día de Acción de Gracias, y este comienza el final de otro año. Los Estados Unidos se detendrán colectivamente sobre el pavo y el relleno para reflexionar sobre las cosas buenas de la vida, y muchos de nosotros daremos gracias a Dios. Y siempre es bueno dar gracias a Dios (1 Tesalonicenses 5:18). Después de todo, Él “es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:25).

El día festivo se presenta como una resolución adecuada para los altibajos, alegrías y tristezas, éxitos y fracasos del año. Está programada perfectamente para permitir una reflexión reparadora antes del caos generalmente feliz de la Navidad. Pero ¿y si el Día de Acción de Gracias estuviera destinado a ser un comienzo y no solo otro final donde se come demás?

El Día de Acción de Gracias nunca es el final de la vida cristiana porque la gratitud no puede soportar el peso de esa responsabilidad. La gratitud es buena —y un medio para algo más grande. Tiene la intención de alimentar nuestra fe en Dios y profundizar nuestro amor por Dios, el Dador. La gratitud sí mira hacia atrás, pero es solo cuestión de tiempo antes de que el cristiano mire hacia adelante. John Piper dice:

La Biblia rara vez, o nunca, motiva la vida cristiana con gratitud. Sin embargo, esto se presenta casi universalmente en la iglesia como la “fuerza impulsora de la auténtica vida cristiana”. Estoy de acuerdo en que la gratitud es un afecto cristiano hermoso y absolutamente indispensable. Nadie se salva si no la tiene. Pero buscarás en vano en la Biblia conexiones explícitas entre la gratitud y la obediencia. (La gracia venidera, 3)

Dios quiere nuestro agradecimiento por todo lo que ha hecho para impulsarnos a creer en todo lo que Él hará y para que vivamos más plenamente para Su gloria como tu mayor tesoro. Es la forma completa del corazón y la vida cristianos. Dios no te bendice simplemente para que te llenes de gracias y Le des reconocimiento, sino para que te llenes de fe y gozo en Él.

Recibir es creer

Un gran peligro en la gratitud es nuestra tentación de agradecer a Dios y luego intentar pagarle. Piper escribe en otra parte:

Primero, es imposible pagarle a Dios por toda la gracia que nos ha dado. Ni siquiera podemos empezar a pagarle… Segundo, aun si lográsemos pagarle toda Su gracia hacia nosotros, solo lograríamos convertir la gracia en una transacción comercial. Si podemos pagarle, no fue gracia. (Prueba y observa, 36)

¿Qué hace el Día de Acción de Gracias para moldear tu visión de la gracia de Dios? Al mirar hacia atrás, recuerda que cada cosa que has recibido es otro regalo inmerecido del pozo de la misericordia de Dios hacia ti (Santiago 1:17). ¿Se han infiltrado pensamientos de derecho, familiaridad o indiferencia para disminuir o teñir tu gratitud? Si supiéramos cuánto hemos pecado contra Dios, y lo poco que merecemos de Él, y cuánto bien nos ha regalado —desde las provisiones más pequeñas y menos memorables hasta las oraciones contestadas más grandes e inolvidables— Le agradeceríamos de otra manera.

Y mientras miras hacia adelante —y deberías hacerlo en el Día de Acción de Gracias— recuerda que cualquier bien que esté por delante se basa completamente en esa misma gracia. No merecerás nada de lo que recibas en el próximo año más de lo que ya hayas merecido. Nada de lo que hagas el año que viene te hará más salvo. No puedes satisfacer ninguna de las necesidades de Dios, porque Él no tiene ninguna (Hechos 17:24-25). Nuestra gratitud debería inspirarnos a seguir adelante para entregarnos más plenamente a Su gracia, en vez de intentar reconstruir o pagar por nuestra cuenta lo que Él ya nos ha dado gratuitamente. Recibir es creer, no lograr.

Mejor que todos Sus dones

Sin embargo, la fe en Dios para el futuro no es suficiente. Muchas de las celebraciones del Día de Acción de Gracias expresarán una gratitud real y genuina el jueves y, sin embargo, serán horriblemente ofensivas para Dios. ¿Por qué? Porque la gratitud no tiene nada que ver con Dios en absoluto. Incluso cuando se la ofrece a Él —a menudo de una manera trivial y ambigua, una vez al año— tiene poco o ningún respeto por Él más allá de Sus dones. Sin afecto y sin lealtad.

Piper escribe: “Dios no es glorificado si el fundamento de nuestra gratitud es el valor del regalo y no la excelencia del Dador. Si la gratitud no tiene sus raíces en la belleza de Dios antes del regalo, probablemente sea una idolatría disfrazada” (Prueba y observa, 214). Piper continúa diciendo que la apreciación sin devoción trata a Dios “como una herramienta o una máquina para producir las cosas que realmente amo”.

Al dar las gracias, pregunta dónde se encuentra tu más profundo afecto y aprecio. ¿Es con Dios mismo? ¿Es Él el mejor regalo que recibiste el año pasado? ¿O es tu familia —tu cónyuge, tus hijos o los hijos de tus hijos? ¿O es tu carrera —la que tienes, la que quieres o la que tuviste? ¿O es la comodidad —el tamaño de tu cuenta bancaria, el estado de tu hogar o la tecnología en tu bolsillo? Dios nos da muchas cosas buenas entretejidas (debido a nuestros corazones pecaminosos) con un potencial venenoso para convertirse en dioses.

Con nuestra gratitud, mantengamos los regalos como regalos y a Dios como Dios. Sé específico con tu gratitud —hijo, hogar, comida y teléfono— pero también sé personal. Sigue cada regalo de regreso a Dios mismo, y deja que sea una razón para enamorarte aún más del Dador.

Suplica más (de Él)

En este Día de Acción de Gracias, ve tu gratitud a Dios a través de una mayor fe en Él y un mayor amor por Él. Somos propensos a un tipo de gratitud de esperar y ver, en vez del tipo de ver y creer. En cambio, recibe la gracia de Dios y ruega por más —más de Su gracia y más de Él.

Aquí hay un patrón bíblico de gratitud que agrada a Dios: “¿Qué pagaré a Jehová por todos Sus beneficios para conmigo? Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová” (Salmo 116:12-13). Pídele más. Él es el tipo de Padre al que le encanta dar regalos buenos a Sus hijos (Lucas 11:13), y siempre sabe exactamente lo que necesitas (Mateo 6:32-33). Él creó el universo y gobierna tu vida “para mostrar… las abundantes riquezas de Su gracia en Su bondad para con[tigo] en Cristo Jesús” (Efesios 2:7).

Deja que tu gratitud a Dios en este Día de Acción de Gracias sea solo una ventana a los almacenes de todo lo que Él te ha ofrecido a través de Cristo. Y permite que esta sea una ocasión para levantar tus ojos con fe por encima de todo regalo a tu Padre celestial que todo lo satisface y que nunca falla.


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