¿Puedo perdonar a alguien que no me pide perdón?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Ask Pastor John
Traducción por Cielo Melisa Schmura
Transcripción de audio
Una pregunta de Jason: “¡Hola, Pastor John! En Mateo 18 la parábola de los dos deudores termina con una advertencia para los que no perdonan: “así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.” (Mateo 18:35). El versículo 34 explica el “así también” del versículo 35: “entonces su señor, enojado, les entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.” (Mateo 18:34). Tengo varias preguntas acerca de este pasaje, pero las principales son: 1- ¿Puedo perdonar a alguien bíblicamente si no me piden perdón, o solo debo estar dispuesto a perdonarlos cuando me pidan perdón, si es que lo hicieran? ¿Qué sucede si yo o ellos mueren antes de que pueda perdonarlos? 2- ¿Puedo perdonar a alguien bíblicamente aún si no me piden perdón?”
Hay al menos tres cuestiones:
- ¿Podemos perdonar a alguien que no acepta que no haya lastimado (y nosotros sí lo sentimos)? De hecho, esto es muy importante en el matrimonio, pasa todo el tiempo.
- Si no nos piden perdón, ¿podemos perdonar?
- ¿Y si muero antes de perdonarlos, o antes de que me pidan perdón?
Comencemos con Jesús enseñando acerca del perdón, porque realmente es importante, tal como lo plantea Jason. Esto es lo que Jesús piensa, ya que nos enseña a orar así: “y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” (Mateo 6:12). Luego, lo desarrolla en los versos 14 y 15: “porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” Es tremendo.
Luego, lo explica en una parábola, la misma a la que se refiere nuestro amigo en Mateo 18. Pedro le había preguntado al Señor: “Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?” (Mateo 18:21) Y Jesús le respondió: “No te digo hasta siete, sino aún hasta setenta veces siete.” (Mateo 18:22) Muchas, muchas, pero muchas veces…
Y luego viene la parábola: un rey perdona a un deudor que le debe millones y millones de dólares (este es solo un número para ejemplificar) después el deudor va y estrangula a alguien que le debe solo 10 dólares. En otras palabras, ser perdonado no tuvo ningún efecto en este siervo porque siguió siendo tan egoísta como siempre. Cuando el rey escucha esto comienza todo.
“Entonces, llamándole su señor, le dijo: siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, les entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.” (Mateo 18:32-35).
Luego, Santiago dice lo mismo en Santiago 2:13 donde escribe: “porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.” Esa es la misericordia, que será una gran influencia en el día del juicio; es lo que dice Jesús en Mateo 5:7: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” Si no eres una persona misericordiosa, Dios no tendrá misericordia contigo.
De esto entendemos que, si una persona es desagradecida o no perdona, no es un verdadero Cristiano, no nació de nuevo y no tiene un destino de gloria. Jesús diría: no puedes recibir mi perdón, si aún no puedes perdonar. No se puede. La pregunta de Jason es (lo cual es muy importante) si es una cuestión de vida o muerte. Veámoslo en orden.
Primero, ¿qué sucede si muero antes de perdonar a mi enemigo? La respuesta a esa pregunta apunta a cómo ves que funciona el perdón, es decir, cómo funciona cuando perdonas a los demás, en tu salvación. Si piensas que Dios mira cada acto de perdón y así paga la salvación, entonces si no has perdonado antes de morir, perderías tu salvación. Esa es la forma en la que lo concibes.
Por el contrario, si crees que el acto de perdonar es uno de los frutos de tu unión con Cristo, si uno de tus frutos no ha madurado en un acto de perdón, no necesariamente prueba que no estas unido a Cristo por dos razones: primero, porque hay otros frutos que sí muestran tu unión con Cristo, y segundo, porque el Señor mismo pudo ver la semilla de tu acto incluso cuando no tuviste tiempo para sembrar el perdón y cosechar el acto de perdonar.
Creo que es así como funciona, esa es la forma en la que la experiencia final de la salvación tiene que ver con perdonar al prójimo, La salvación no es un premio que recibimos por haber hecho algo bien, sino que lo que hacemos bien es un fruto de la unión con Cristo, que es todo lo que necesitamos para que Dios nos acepte. Así que, la falta de un buen acto no resulta en la perdición. Será cubierto por la sangre de Jesús por medio de nuestra unión en la fe. Todos nuestros actos de perdón en la vida testifican esa realidad, que creemos en él y que su sangre nos cubre, lo que nos lleva a la siguiente pregunta de Jason…
¿Podemos perdonar a una persona que no nos pide perdón porque no considera que nos ha lastimado, pero nosotros si lo sentimos? La respuesta es sí, podemos y debemos. Debemos hacer nuestra parte en el perdón, eso es lo que Jesús quiso decir cuando dijo “amen a sus enemigos; bendigan a los que los maldicen y oren por los que los calumnian” (Lucas 6:27-28). Siguen siendo nuestros enemigos cuando lo hacen, no pedirán perdón, y tampoco lo consideran mientras hacen nuestra vida un infierno. Debemos bendecirlos y bendecir significa que en el fondo ya los hemos perdonado. Lo contrario del perdón es el resentimiento, pero bendecir es lo contrario a tener resentimiento, así que es una forma de perdonar.
Es cierto, creo que esto es lo que él piensa, es cierto que el hecho de perdonar solo puede completarse cuando la otra persona cree que necesita ser perdonada, y quiere ser perdonada. Es muy frustrante cuando quieres perdonar a alguien y esa persona no considera que deba pedir perdón. Pero no esperamos que nos pidan perdón, no esperamos que ellos hagan su parte antes de que nosotros hagamos la nuestra. Debemos despojarnos de toda amargura y de todo resentimiento rápidamente. Debemos hacer lo que hizo Jesús en la cruz.
En 1 Pedro lo describe poderosamente, es cuando Cristo nos da un ejemplo: “Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 Pedro 2:23).
Debemos renunciar a la venganza y confiarle todo a Dios, y convertir lo malo en bueno. Eso es lo que nos compete en cuanto a perdonar, y podemos hacerlo ya sea que nuestro adversario admita si estuvo mal o no. De esa manera ya habrá ocurrido un gran milagro en nuestro corazón. No somos responsables por el milagro de arrepentimiento en los otros.
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