¿Cuál es la diferencia entre paz y gozo?

De Libros y Sermones Bíblicos

Transcripción de audio

La bandeja de entrada del podcast Pregúntale al Pastor John, ahora recibe alrededor de 60 correos electrónicos todos los días, así que puedes imaginar lo agradecidos que estamos por las preguntas agudas y breves, como esta de la oyente del podcast Leeza, quien pregunta: “Pastor John, ¿cuál es la diferencia entre paz y gozo?".

Me encanta esta pregunta, porque es muy simple y profunda. Es el tipo de pregunta o de pensamiento que se descuida tanto. Y quiero decir que yo lo descuido tanto como los demás. Usamos palabras, ¿no? Y las usamos a menudo sin hacer una pausa para pensar en el significado profundo y preciso que tienen y en cómo se relacionan con otras similares. Así que gracias por la pregunta.

Voy a asumir que lo que estoy tratando de responder aquí es la diferencia entre la paz y el gozo cristianos, (del tipo del que se habla en la Biblia), no cualquier clase de paz o cualquier clase de gozo. Comencemos pues con una clara diferencia. Por supuesto, existen ambigüedades y superposiciones. Llegaremos a eso. Pero existe esta clara diferencia: la paz puede ser un sentimiento subjetivo en el corazón o un estado de cosas objetivo entre dos partes anteriormente hostiles. El gozo, por otro lado, solo se refiere a un sentimiento subjetivo en el corazón.

No existe el gozo objetivo fuera de la experiencia del gozo en el corazón. Por ejemplo, Jesús habla de dos ejércitos que se enfrentan entre sí, y uno envía una delegación y pide términos de paz; es decir, la situación objetiva es que nuestros ejércitos no se maten entre sí. Es posible que esos ejércitos todavía se odien, pero yo solo tengo 10.000 súbditos. Él tiene 20.000. Quiero la paz No quiero que nadie se mate. Por tanto, es un estado de cosas objetivo.

O Jesús dice en Lucas 12:51 (LBLA): “¿Pensáis que vine a dar paz en la tierra? No, os digo, sino más bien división". En otras palabras, la paz objetiva del hogar puede verse rota por algunos que creen y otros que no creen.

O, lo más importante son las palabras de Pablo en Efesios 2:14–16: “Porque Él mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz, y para reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad”. Así pues, antes de que haya un sentimiento subjetivo de paz en nuestros corazones como cristianos, Dios establece una paz objetiva en la historia a través de la obra de Cristo, al eliminar la hostilidad entre nosotros y Él, por medio de la sangre de Jesús. Su ira está satisfecha. Nuestra culpa está cubierta, y debido a esa paz objetiva que Él ha forjado a través de Cristo, ahora podemos estar rebosantes de una dulce y profunda paz interior basándonos en ella.

Pero el Nuevo Testamento nunca habla del gozo de esa manera. Sin duda, los sentimientos dulces y subjetivos de gozo internos, se basan en las realidades objetivas de la obra de Dios en Cristo. Pero esa obra no crea algo objetivo fuera de nosotros llamado gozo. Crea paz. Y esa es una de las diferencias entre gozo y paz.

Pero ahora permíteme cambiar de enfoque, porque supongo que ella en realidad quiere saber cuál es la diferencia entre las dos experiencias subjetivas de gozo y paz. ¿Cómo se relacionan entre sí? Así que primero asegurémonos de ver en la Biblia que tanto la paz como el gozo son, ciertamente, experiencias internas, subjetivas y felices. Romanos 15:13, “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer”. Así que eres tú el que está lleno de paz. Tú eres el que está lleno de gozo. O Gálatas 5:22, “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia”, etc. Entonces, el fruto que el Espíritu produce en el corazón del creyente incluye gozo y paz.

Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre esas dos experiencias subjetivas internas basadas en nuestra gloriosa redención externa en Cristo? Está es la forma en que lo diría: La paz cristiana, ese sentimiento subjetivo de paz arraigado en la paz objetiva de Dios a través de Cristo, esa paz es un buen sentimiento en el corazón, no solo en el cuerpo, un sentimiento en el que el corazón no está atormentado por ansiedad, miedo y conflicto. De esta forma, el pasaje clave es Filipenses 4:6–7, “Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes”.

Por tanto, la paz se produce cuando se eliminan las ansiedades. La paz es la condición del corazón en la que la ansiedad, el miedo y el conflicto no lo turban. Y, por supuesto, este sentimiento es bueno. Se podría decir gozoso. Y aquí está la ambigüedad, ¿verdad? Aquí está el entrelazado. Aquí está la interacción. Al principio, cuando dije que hay cierta ambigüedad en la forma en que se relacionan, estaba hablando de esto.

Sin embargo, el gozo es una palabra mucho más amplia, porque el buen sentimiento de gozo que llega al corazón no proviene solo de la ausencia de preocupaciones o conflictos. También proviene de otras cosas, como 3 Juan 4: “No tengo mayor gozo que este: oír que mis hijos andan en la verdad”. O Santiago 1:2, "Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas". O Romanos 5:2, "Nos gloriamos [regocijamos] en la esperanza de la gloria de Dios".

Así que el gozo es un sentimiento bueno en el corazón que se basa en una gama mucho más amplia de cosas buenas que la paz. Pero están tan entrelazados que no podría haber una verdadera experiencia del gozo cristiano sin la experiencia en el corazón de la paz cristiana. Y no podría haber una verdadera experiencia en el corazón de la paz cristiana sin que sea una experiencia del gozo cristiano en el corazón.

Así que lo mejor que puedo hacer es decir que son como círculos entrelazados, y el círculo del gozo es mucho más grande que el círculo de la paz, pero nunca desconectado. Por eso digo con Pablo: “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer”.