Primer paso para prepararse para sufrir

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English: Step One in Preparing to Suffer

© Desiring God

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Por John Piper sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Ask Pastor John

Traducción por Adriana Blasi


Transcripción del audio

El lunes abordamos el tema del sufrimiento, en particular, el designio divino detrás del sufrimiento. ¿Qué está haciendo Dios en nuestro interior cuando nos sobreviene una prueba? Esto se encuentra en Ask Pastor John 1852. Dios es el gran médico, y él sabe cómo utilizar el sufrimiento para matar dentro nuestro al pecado que nos roba los mayores placeres, concretamente, el disfrutar a Cristo como nuestro mayor tesoro. El episodio del lunes investigó en profundidad la razón por la cual el sufrimiento no es una paradoja del objetivo del disfrute del cristiano hedonista.

Para complementar este episodio, hoy quiero mostrarte un videoclip que me resulta importante. En este videoclip el Pastor John explica cómo prepararse para el sufrimiento. Si vamos a sufrir, entonces, ¿qué trabajo preliminar deben suceder en nuestro interior primero? Este es un punto crítico, con principios que surgen del testimonio de Pablo en Filipenses 3:1-11. Aquí el pastor John es quien explica.

Conoces esta lista, ¿no es cierto? Está listando las características que, como cristiano, realmente disfruta: «Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos» (Filipenses 3:5). Este es un linaje, que, en la cultura judía, era de gran importancia.

Y cuando tienes un buen linaje, pavoneas acerca de ello. Recibes alabanza, y disfrutas del placer de ser admirado por ser un hombre con linaje. «Me siento tan bien», dice el hombre. «Me satisface. Tengo linaje, y la gente lo sabe». Esta es la satisfacción del incrédulo. Ese el viejo Pablo.

Irreprochable y ciego

Y al final de Filipenses 3:5, añade: «hay otras tres cosas que hacen que mi vida sea espectacular. Primero, soy fariseo. No hay mejor conocedor de la ley y guardador de la ley que el fariseo. Y yo me destaco». O como dice Pablo en Gálatas 1:14, «en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación». Oye, tenía mucho a su favor respecto a su reputación.

En Filipenses 3:6, Pablo continúa diciendo: «en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; esta secta rebelde que socava aquello por lo cual he vivido, llamándolo «el Mesías» a este criminal crucificado. ¡Qué blasfemia! Y lo combato de cuidad en cuidad. Ese soy yo. Esa es mi identidad. ¿Hay alguien que tenga celo? Yo tengo celo. El resto de ustedes cobardes tienen temor en enfrentar esta secta. Yo la enfrentaré. ¡Oh, cuánta importancia, sentido y propósito tenía en su vida!

Y finalmente, él dice: «en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible». (Filipenses 3:6). Es a raíz de este versículo que pienso que Pablo, en general, era libre en su conciencia. Conozco a muchas personas que tratan de decir algo así como: «su conciencia lo estaba matando constantemente por esto y por aquello». No estoy seguro de esto porque Pablo decía, «que estaba libre de culpa». Estaba ciego, pero en sus ojos estaba libre de culpa.

Cuando la pérdida se convierte en ganancia

Ahora se encuentra con Cristo en Hechos 9, en el camino a Damasco, y su mundo se derrumba repentinamente. El celo por la ley le otorgaba significado, una lealtad a le ley, según su entender. Una pasión por Dios, según su entender. Pero en el centro de todo ello estaba lo opuesto: Jesús, un hipócrita crucificado, un criminal, ajusticiado, y gente que decía: «es el Mesías».

Y se encontraba allí ante Pablo, vivo con una gloria tan encandescente, una grandeza tan espectacular, que le ocasionó una ceguera a Pablo. Todo lo que Pablo podía hacer es escuchar lo que Jesús le decía: «¿Por qué me persigues?» (Hechos 9:4). La vida de Pablo había terminado.

¿De qué manera, en esa encrucijada, se preparó para sufrir? Observa Filipenses 3:7. Él dijo: «Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo». Eso fue lo que hizo. Analizó su vida y toda esa lista - todo el linaje, todos los logros, y toda la reputación - y dijo: «ahora lo estimo como pérdida. Lo he estimado como pérdida». En otras palabras, «he conscientemente dado un vuelco, invertido, mi sistema de valores». Esto es como te preparas para sufrir: pones tu sistema de valores patas arriba.

Antes de ser cristiano, él tenía un libro de contabilidad. Tenía una columna para las pérdidas y las ganancias, una columna para las ganancias. De un lado, en la columna de beneficios o ganancias está el ser “hebreo de hebreos” (un linaje asombroso), “fariseo”, “celo”, “irreprensible” (Filipenses 3:5-6). Fuera de serie - qué gran columna de ganancias tenía. Del toro lado, en la columna de las pérdidas, estaba esa terrible oposición: Cristo Jesús.

Y la posibilidad de que Cristo Jesús fuese el Mesías - bueno, eso no iba a suceder - pensaba Pablo. Pero luego se encuentra con Jesús. Y, ¿qué hace? Saca un enorme lápiz rojo, y en la columna de las ganancias él escribe; PÉRDIDA, y sobre la columna de Jesús: GANANCIA. Y todo se invierte en su vida.

Preparándome para sufrir

¿Te ha pasado a ti? Eso es lo que significa ser un cristiano, ¿no es cierto? La parábola más corta, en Mateo 13:44, dice así: «El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que, al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo». Este hombre cuenta todo lo que ha perdido, para poder obtener el tesoro.

Hacía poco, en el terreno anterior, simplemente estaba atravesando un terreno en dirección a sus placeres. Es entonces cuando tropieza con el Rey Jesús en gloria, y se da cuenta que este terreno está lleno de diamantes. Está lleno de diamantes y plata. Dios abrió sus ojos, y ahora todo lo demás - todo es pérdida.

Una vez que tus ojos se abren, entonces tu mente también hace la transición. Tu mente coloca toda tu vida de esa manera. «Todo es una pérdida». Esta es la manera en que te preparas para sufrir. Te levantas a la mañana y miras tu vida de esa manera. Es lo que Pablo dice en Filipenses 3:7: «Considero, sopeso, conscientemente, y mentalmente miro todos los bienes de mi vida, comparados con Jesús, los considero como pérdidas. Están en la columna de las pérdidas, y Jesús está en la columna de la ganancia».

Y si piensas, «eso, es lo que piensa Pablo», él en Filipenses 3:17 dice: «amados hermanos, tomen mi vida como modelo y aprendan de los que siguen nuestro ejemplo». Esto es un cristianismo normal. Jesús dijo: «cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo» (Lucas 14:33). Punto.

Ahora, ya estás vestido. Probablemente tengas un automóvil en la playa de estacionamiento cubierta con nieve. Quizás tengas un apartamento o una casa y otras posesiones. Quizás tengas un IPhone o una computadora. De manera, que posees cosas. Y este texto dice: «no puedes ser mi discípulo no puedes ser seguidor de Jesús si no renuncias a tales cosas». Puedes cotejar diferentes traducciones de la palabra renunciar en Lucas 14:33. ¿Acaso no es lo mismo que «lo estimo como pérdida» que dice Pablo en Filipenses 3:7?

Por lo tanto, esta chaqueta que tengo puesto, este es mi chaqueta. Es mía. Es mi chaqueta para las prédicas. Y debería considerar esta chaqueta como pérdida a raíz del enorme incomparable valor de conocer a Jesús.


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