La crianza consiste en atesorar

De Libros y Sermones Bíblicos

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English: Parenting Is About Treasuring

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Por Desiring God Staff sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Adriana Varela


Contenido

Cuatro Maneras de Cultivar el Gozo en Dios

Todos buscan gozo. Padres, esto incluye a nuestros hijos.

La búsqueda de gozo está detrás de todos los deseos de nuestros hijos. Informa y dirige todas sus esperanzas, sentimientos y acciones. Es como la proverbial zanahoria colgando frente a sus corazones. Es la razón por la cual ponen esa cara cuando les recuerdas que el postre es solo para quienes comen sus verduras, y por la cual su mundo parece depender de tener cinco minutos más de videojuegos.

Una vez que reconocemos el poder formativo del gozo en los corazones de nuestros hijos, estamos en camino de conocerlos mejor y de entender mejor nuestro rol como padres.

Administrar el Gozo

Cuando Dios nos llama a ser padres, nos llama a ser administradores del gozo de nuestros hijos. Esto significa que gran parte de lo que hacemos se centra en ayudar a nuestros hijos, obsesionados con el gozo, a encontrar su mayor gozo.

Esto puede sonar extraño para muchos de nosotros. La mayoría de los libros y podcasts sobre crianza no se centran en resaltar el poder influyente del gozo en la vida de nuestros hijos. Sin embargo, lo veamos o no, es muy probable que ya estemos dirigiendo el gozo de nuestros hijos hacia algún objetivo.

Pensemos en esta semana. ¿Qué le dijiste a tu hija sobre su encuentro con el abusón en la escuela? ¿Qué hiciste cuando tu hijo no logró entrar al equipo de la escuela? Lo más probable es que buscaste maneras de reemplazar su dolor por gozo. Y no solo se trata de reemplazar el dolor: también buscamos siempre reemplazar lo bueno con algo mejor y lo mejor con lo óptimo, como cuando les decimos que apaguen las pantallas y lean un libro.

Estos instintos nos muestran que mucho de lo que hacemos como padres está impulsado por nuestro compromiso de ayudar a nuestros hijos a encontrar gozo. Esto es algo bueno, pero también puede ser donde surgen problemas.

Conformarse con Menos

La búsqueda del gozo en sí misma es buena. Dios nos creó para buscar un gozo verdadero y duradero, porque sabe que esta búsqueda nos lleva en última instancia hacia Él. Por eso Jesús usa parábolas para comparar a Dios y su reino con un tesoro escondido y una perla preciosa (Mateo 13:44-46; cf. Filipenses 3:7-8). Él sabe que venderíamos todo para hacer nuestras estas riquezas invaluables debido a la felicidad que nos prometen. Jesús nos ayuda a ver que el verdadero tesoro, y la perla de gran valor, es Dios y su reino. Aquí es donde reside el gozo, y hacer de este gozo el nuestro vale la pena renunciar a todo.

Buscar gozo, entonces, no es el problema. El problema radica en dónde y cómo buscamos ese gozo cuando miramos fuera de Dios. Específicamente, el problema es cómo el pecado distorsiona nuestra búsqueda. El pecado es, en muchos sentidos, un gozo mal dirigido o corto de miras. El pecado funciona porque nos vende falsos gozos como si fueran el verdadero. El pecado intenta confundir y corromper el gozo, y hacer que nuestros corazones se conformen con algo que no sea Dios.

Esto es exactamente lo que hizo la serpiente con nuestros primeros padres en Génesis 3. Prometió que el fruto prohibido era mejor que Dios y sus promesas. Al morder, Adán y Eva se conformaron con un gozo menor y roto, un fruto que era bueno y agradable, pero que palidecía en comparación con la suprema bondad y el deleite perfecto de conocer a Dios como lo hacían antes (Génesis 3:5-6).

¿Y qué tiene esto que ver con la crianza? Pues lo redefine. Significa que Dios llama a los padres a algo más que ayudar a nuestros hijos a descubrir cualquier tipo de gozo, en cualquier lugar. Significa que Dios nos llama a ayudar a nuestros hijos a encontrarlo a Él, la fuente y la razón de todo gozo conocido (Juan 15:11; Salmo 36; Salmo 37:4).

Crianza Redefinida

Si lo permitimos, esto puede cambiarlo todo sobre cómo criamos a nuestros hijos. Por ejemplo, si nos vemos como administradores del gozo de nuestros hijos, entonces nuestra crianza finalmente tiene un destino. Todo lo que hacemos —enseñar, hablar, mandar, amar, corregir, consolar— puede ser un paso hacia ayudar a nuestros hijos a encontrar su mayor gozo en nuestro gran Dios (Salmo 16:11).

Esto no solo cambia nuestras estrategias de crianza; también nos cambia a nosotros como padres. Cuando Dios se convierte en el objetivo del mayor gozo de nuestros hijos, ya no tenemos que serlo nosotros. Cuando vemos cada interacción con nuestros hijos como una oportunidad para ayudarlos a encontrar deleite en Dios, nuestra labor como padres se convierte en algo más que lograr que se comporten bien y saquen buenas calificaciones.

Lo cual significa que no necesitamos ser madres y padres perfectos. Nuestro llamado es mejor. Estamos llamados a guiar a nuestros hijos hacia el gozo en su perfecto Padre celestial. Y con ese como nuestro objetivo, encontramos libertad, y ellos también. Somos libres de cometer errores, y ellos también. Somos libres de vivir en la gracia de Dios, y queremos que nuestros hijos vivan con nosotros en esa misma gracia.

Llegando al Corazón

¿Cómo hacemos esto? ¿Cómo ayudamos a nuestros hijos a encontrar su gozo supremo en Dios? Aquí hay algunas maneras prácticas de ser buenos administradores de los corazones de nuestros hijos.

1. Empieza con tu propio gozo.

Recuerda que todos buscan gozo. Padres, esto nos incluye a nosotros. Así que, antes de poder guiar el corazón de nuestros hijos, primero debemos conocer el camino. Nosotros, como padres, tenemos el privilegio de llevar de la mano a nuestros hijos en el camino hacia nuestro mayor gozo. Así que, antes de diagnosticar los ídolos de tus hijos, asegúrate de enfrentar los tuyos. Pregúntate: ¿Dónde he puesto toda mi esperanza hoy? ¿Qué estoy adorando? ¿Qué se interpone entre Dios y mi verdadero gozo?

2. Redefine los “sí” y “no.”

Si eres como yo, es fácil perderse en los detalles como padre. A veces no tenemos una buena razón para decir no, y a veces decimos que sí por pura practicidad o agotamiento. Pero si enfocamos nuestra mira en el gozo, podemos recalibrarnos. Nuestros “sí” y “no” deberían tener razones distintas y eternas detrás de ellos. Buscamos más que modificar el comportamiento; buscamos la felicidad a largo plazo de nuestros hijos. Nuestras órdenes e instrucciones no tienen que ser obstáculos para la felicidad de nuestros hijos; pueden ser señales que los guíen hacia su gozo último. Así que, tómate un momento antes de decir sí o no y considera cómo tu respuesta afectará la búsqueda de gozo de tus hijos.

3. Pregunta por qué.

A medida que tus hijos crecen, enséñales a identificar el poder formativo del gozo en sus vidas. Una de las mejores maneras de hacerlo es con la pregunta “¿por qué?” “¿Por qué le pegaste a tu hermana?” “¿Por qué no estudiaste para ese examen?” Claro, tendrás que atravesar respuestas como “no sé” o “porque sí.” Pero cuando lo logres, les habrás ayudado a profundizar en sus motivos, donde finalmente podrán ver cómo sus gozos afectan sus sentimientos y acciones y empezar a evaluarlos en lugar de estar esclavizados por ellos.

4. Haz conexiones.

Una de las cosas más importantes que podemos hacer como padres es preguntar a nuestros hijos qué les hace felices y luego simplemente escuchar. Entender lo que aman nuestros hijos es como tener un pase de acceso total a sus corazones, y cuando sabemos lo que aman, podemos ayudarlos a poner sus amores en el lugar correcto. Dios no se dedica simplemente a eliminar los gozos terrenales de nuestros hijos, y eso significa que nosotros tampoco deberíamos hacerlo. En cambio, Dios nos llama a ayudar a conectar los gozos terrenales y temporales de nuestros hijos con Él, el eterno y divino.

Así que juega al baloncesto con tus hijos y, cuando puedas, ayúdalos a ver cómo este regalo terrenal apunta a mayores gozos. Claro, los Legos y las muñecas pueden convertirse en ídolos, pero también pueden abrir la puerta a conversaciones que pueden ayudar a nuestros hijos a confiar en su Padre celestial. Y cuando (no si) nuestros hijos busquen gozo a través del pecado, tenemos el privilegio divino de ayudarles a ver que en realidad han conformado su gozo al buscarlo fuera de Dios y de sus caminos.


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