Una adolescente soltera con un embarazo no planeado
De Libros y Sermones BÃblicos
Traducción por Adriana Varela
Por John Knight
sobre Asuntos Sociales
Hay una lógica cruel detrás de quienes abogan por abortar a niños con discapacidades. Es algo así:
- Las personas con discapacidades sufren en este mundo. El aborto es una muestra de compasión que previene dicho sufrimiento.
- Los cuidadores (principalmente los padres) de niños con discapacidades también sufren. El aborto es una muestra de compasión que previene su sufrimiento también.
- La sociedad sufre. Financiera y administrativamente, la carga sobre la sociedad es significativa. El aborto es una muestra de compasión para el resto de la sociedad, evitando que exista dicha carga.
El argumento se ha vuelto más sofisticado con el tiempo, pero el punto principal sigue siendo esta idea de prevenir dificultades. Todos quieren estar cómodos. Nos gustan las cosas fáciles y baratas; el movimiento eugenésico estadounidense y británico a principios de los años 1900 no tuvo problema en centrarse en los costos monetarios para la sociedad como una razón suficiente para limitar los nacimientos de niños "indeseables".
Ahora bien, ¿por qué un pensamiento tan deprimente en la temporada navideña? Porque María, la madre de Jesús, nos muestra una forma diferente de pensar sobre las dificultades.
Sus circunstancias no eran ideales. Era una adolescente soltera con un embarazo no planeado. Su prometido estaba considerando divorciarse de ella. Y más allá de eso, su hijo era el "varón de dolores, experimentado en sufrimientos". Le dijeron que "una espada traspasará también tu propia alma" (Lucas 2:35).
¿Cómo respondió ella? Confió en el Señor. Sabía que era su sierva y que podía depender de su palabra. Se regocijó en Dios, su Salvador (Lucas 1:38, 46–47).
Abrazar la soberanía de Dios sobre todas las cosas significa que también podemos abrazar su soberanía sobre cualquier tipo de dificultad en nuestras propias vidas. Dios da significado a todo sufrimiento, y solo él conoce el futuro. El hecho de que no podamos comprender ni ver lo que viene puede ser difícil, pero Dios sabe, y podemos confiar en él.
Que podamos descansar en Dios como lo hizo María. Pues ella magnificó al Señor:
"Desplegó la fuerza de su brazo;
dispersó a los soberbios en el pensamiento de sus corazones;
derribó a los poderosos de sus tronos,
y exaltó a los humildes;
a los hambrientos colmó de bienes,
y a los ricos despidió con las manos vacías" (Lucas 1:51–53).
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