Pasión por la supremacía de Dios, primera parte

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English: Passion for the Supremacy of God, Part 1

© Desiring God

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Por John Piper sobre Hedonismo Cristiano
Una parte de la serie Passion 97

Traducción por Adriana Quintero

Pasión 97

Razones de venir a Pasión 97

Primera Razón:

Quiero comenzar diciéndoles algunas de las razones por las que estoy aquí. Una de las ventajas más grandes de ser pastor en una iglesia particular por 16 o 17 años es que a través de los meses y años la visión de la iglesia y la visión del pastor se han convertido en una sola. Hace un año produjimos una declaración de nuestra visión que dice lo siguiente:

    Existimos para propagar la pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas para el gozo de toda la gente.

Yo creo que puedo decir sin titubeo alguno que ésta es la misión de mi vida al igual que la misión de la Iglesia Bautista Bethlehem. Así que, cuando recibí la invitación, y leí acerca de esta conferencia, vi la palabra “pasión” y vi la verdad detrás de Isaías 26:8: "te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el anhelo del alma”. Estaba enganchado.

Quiero propagar una pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas para el gozo de ustedes y de todas las gentes de este mundo. Así que, esa es la primera razón por la cual estoy aquí.

Segunda razón:

La segunda razón es que quiero ser la mecha que prenda el fuego del gozo de ustedes. Quiero que salgan de aquí felices y encantados en Dios.

Tercera razón:

Y la tercera razón es, que quiero que vean de las Escrituras que tanto la primera razón como la segunda razón son iguales. Son una sola. Es decir, que propagar una pasión por la supremacía de Dios y ser feliz en Dios son casi idénticos. Porque Dios está mas glorificado en ustedes cuando ustedes están más satisfechos en Él.

Esa es la frase que voy a repetir una y otra vez: Dios es más glorificado en ustedes cuando ustedes están más satisfechos en Él. Así que las canciones que hemos estado cantando y la sed que hemos estado expresando son maneras de glorificar a Dios. Porque entre más satisfacción encontramos en Él, entre más bebemos profundamente de Él y comemos en el banquete que es Él, más se magnifica todo su valor y suficiencia. Así que no hay competencia -- y esta es la maravilla, éste es el evangelio para mí, el que descubrí en los años 68, 69 y 70 cuando Dios estaba obrando en mi vida. No existe competencia alguna entre la pasión de Dios de ser glorificado y la pasión de ustedes de estar satisfechos, porque son una sola pasión.

Hay otra manera de decir la tercera razón por la cual estoy aquí: Estoy aquí para encender un glaciar. Tengo una imagen en mi mente. Viene de Mateo 24. En Mateo 24:12, viendo el fin de la era, dice Jesús: “Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará”. Yo tengo mucho miedo de llegar a enfriarme. Odio la idea de que mi amor por Dios o mi amor por la gente llegaran a secarse o enfriarse algún día. Aun así, Jesús dice "¡Ahí viene!" Viene como un glaciar a través del mundo. Así que, parte de mi expectativa para los días finales es que la iniquidad será multiplicada y el amor de muchos se enfriará. Ahora, esa podría ser una descripción muy deprimente de los días finales. Pero si siguen leyendo en Mateo 24, pasando al versículo 13, este dice: “Pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo”. Así que alguien va a perseverar. Y el versículo siguiente dice: “Y este evangelio del reino"-- cambiemos la frase a “este evangelio de propagar la pasión por la supremacía del Rey Jesús” -- “este evangelio del reino sí se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin”. Ahora pongan el versículo 12 enseguida del versículo 14 y observen si sienten la tensión. “La iniquidad será multiplicada y el amor de muchos se enfriará”, pero "este evangelio del reino" --del reino soberano de Cristo—“se predicará a todas las naciones y entonces vendrá el fin".

Existe una tensión entre esos dos versículos. La razón por la cual yo sé que existe es porque no son personas frías las que van a llevar el evangelio de regreso a sus universidades. Porque no son personas frías las que van a llevarlo a las gentes del mundo que desconocen el evangelio. ¿Cómo lo se? Porque si retroceden un par de versículos, al versículo 9, encontraran algo en la palabra profética que es muy, muy distinto. Y dice: “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán. Y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre”. Jesús lo dice. Ahora, si eso es cierto – si seremos entregados a las autoridades en nuestra labor misionera, si seremos asesinados, si seremos odiados por toda nación a donde vayamos--yo sé con certeza esto: Las personas que están llevando ese mensaje no son personas frías. Los que lo llevaran a cabo son los devotos del Rey Jesús con mucho ardor. Por lo tanto, lo que yo veo en los versículos 9-14 en Mateo 24 es que, a medida que se aproxima el fin de la era, habrán personas que se están enfriando como el hielo y, entre todas las gentes del mundo, habrán personas con suficiente ardor para dar sus vidas por Jesús.

Así que, mi ministerio y mi presencia en la iglesia Bautista Bethlehem es para incendiar un glaciar. Una vez en mi iglesia di este mensaje y una niña de 6 o 7 años se acercó a mí después del servicio -- yo animo a los niños a que dibujen mis sermones -- y ella me dijo: "Esto es lo que vi". Ella había dibujado un maravilloso glaciar con la palabra Minneapolis escrita sobre él; además tenía un pequeño hombrecito alzando una antorcha y había un agujero en la cumbre del glaciar. Sobre el glaciar había mucho sol, los rayos brillando a través del agujero.

En resumen, esta es mi escatología. Si se preguntan como se verán sus universidades cuando venga Jesús, o como se verá Austin o Minneapolis, o de cualquier sitio que provengan: El glaciar se está moviendo, y mucha gente se está enfriando hacia Dios –secándose, helándose-- pero no existe nada en la Biblia acerca del fin de la era que dice que la “Iglesia Bautista Bethlehem”, o “Minneapolis” o, por decir, “la Universidad de Texas en Austin” tiene que estar bajo ese glaciar. ¡Nada! Si existen suficientes personas con antorchas ardiendo por Dios, encendiendo el glaciar, entonces un gran agujero puede ser abierto sobre sus universidades, sobre sus iglesias particulares y hasta sobre sus ciudades. Y por eso estoy aquí: Quiero alzar mi antorcha.

Hace como cien años, cuando predicaba en el Tabernáculo Metropolitan en Inglaterra, Charles Spurgeon solía decir: “La gente viene a verme arder". Vienen con sus antorchas pequeñas y parpadeantes para unirlas a la mía y salir ardiendo por Jesús una semana más. Me daría mucho gusto si esta mañana trajeron una antorcha parpadeante para unirla a mi fuego. Por eso estoy aquí.

El propósito de este mensaje:  Formar una base

Existe una base para lo que quiero hacer. Mi tarea aquí es de hablar acerca de vivir por la gloria de Dios, de tener una pasión por la gloria de Dios. Tengo dos mensajes: El de esta mañana y el de mañana. Hoy es la base, y mañana es la aplicación.
Esta es la base: La pasión de ustedes por la supremacía de Dios en todas las cosas es basada fundamentalmente en la pasión de Dios por la supremacía de Dios en todas las cosas. Su enfoque en Dios, si va a perdurar, tiene que ser basado en el enfoque de Dios en Dios. Si quieren que Dios sea supremo en sus vidas, tienen que ver, y creer, y amar la verdad de que Dios es supremo en la vida de Dios. Si quieren que Dios sea su tesoro – como lo hemos cantado aquí-- para que valoren a Dios más que a cualquier cosa, tienen que ver y creer que el tesoro de Dios es Dios, que Él valora a Dios más que de lo que valora cualquier otra cosa. No podemos retener a Dios del deleite más alto del universo, que es, el adorar a Dios. Ésta es la base; y de esto es lo que quiero hablar hoy.

Y mañana quiero hablar con ustedes acerca de su búsqueda del gozo en Dios, y de que esa búsqueda está necesariamente incluida en la búsqueda de Dios de Su gloria en sus vidas.

Dios es apasionado por Su gloria.

Permítanme comenzar con un pequeño relato: Hace como 8 o 9 años, dí un discurso en mi alma máter, Wheaton College. Era mi primera oportunidad en esta capilla bella, enorme, azul y llena de candelabros. Me puse de pie y dije: “La meta principal de Dios es de glorificar a Dios y gozarlo para siempre". Y todos mis amigos que estaban en el balcón se dijeron a si mismos: “Oh no, la arruinó en su primera oportunidad de hablar con estos estudiantes en su propia alma máter, después de 20 años ausente, e inmediatamente cita erróneamente el Catequismo Westminster y dice: 'La meta principal de Dios en vez de 'La meta principal del hombre'”. Y para su gran alivio, continué con: “Eso es exactamente lo que quería decir". Y esta mañana también eso es exactamente lo que quiero decir: La meta principal de Dios es de glorificar a Dios y gozarse a sí mismo para siempre.

Yo crecí en el hogar de un evangelista. Mi padre, Bill Piper, me enseñó desde muy pequeño, el versículo 1 Corintios 10:31: “Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios". Pero, nunca escuché a nadie decir que Dios hace todo para la gloria de Dios. Y que la raíz de mi vivir para la gloria de Dios es que Dios vive para la gloria de Dios.

Nunca he visto una hoja de la escuela dominical traída a casa que diga: " Dios se ama a sí mismo más de lo que te ama a ti, y esa es la única esperanza de que quizá te ame, indigno como eres". Nunca he leído eso en alguna hoja de escuela dominical, por eso estamos desarrollando un plan de estudio en la Iglesia Bautista Bethlehem. La mayoría de nosotros crecimos en hogares, y en iglesias, donde nos entusiasmábamos de ser cristianos al grado que pensabamos que Dios estaba entusiasmado con nosotros, y no al grado de que nos entusiasmábamos con un Dios enfocado en Dios.

En un mundo enfocado en el hombre, donde el auto-estima es el valor más alto, es muy fácil ser un cristiano a tal grado de que este valor apoya que lo hubiera podido hacer de todas maneras, sin Dios. ¿Quiénes no son cristianos? Pues, no son cristianos si sólo aman lo que hubieran amado si no hubieran enfrentado la belleza de un Dios enfocado en Dios. Si Dios, para ustedes, es sólo un medio para su propio avance y exaltación, en vez de ver en Él algo infinitamente más glorioso, un Dios consumido por la manifestación de su gloria, entonces ustedes necesitan examinar su conversión. Así que ésta es una gran evaluación objetiva, aquí en Pasión ’97 en Austin. Muy pocas personas me han dicho o demostrado lo que yo he visto ahora en la Biblia: Que Dios me escogió para su gloria.

En 1976, yo recuerdo haber enseñado una clase sobre Efesios 1 en lo que llamábamos "Interim" en aquellos tiempos en el Colegio Bethel. Y estudiando los primeros 14 versículos de Efesios sistemáticamente, mi realidad fue asombrada otra vez. Porque tres veces, en los versículos 6, 12 y 14 dicen que Él nos escogió antes de la fundación del mundo y nos predestinó a ser sus hijos para alabanza de la gloria de su gracia.

Él los escogió a ustedes. ¿Por qué? Para que su gloria y su gracia puedan ser alabadas y magnificadas. Su salvación es para glorificar a Dios. Su elección es para glorificar a Dios. Su regeneración fue para glorificar a Dios. Su justificación fue para la gloria de Dios. Su santificación es para la gloria de Dios. Y un día, su glorificación será absorbida en la gloria de Dios.

Ustedes fueron creados para la gloria de Dios.

Isaías 43:6 dice: “Trae a mis hijos desde lejos, y a mis hijas desde los confines de la tierra; a todo el que he creado para mi gloria".

Dios rescató a su pueblo Israel de Egipto para su gloria.

"Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; Se rebelaron junto al mar, en el mar Rojo. No obstante, los salvó por amor de su nombre, para manifestar su poder y su gloria". Salmo 106:7-8.

En otras palabras, Él partió el Mar Rojo y salvó a su pueblo rebelde, para hacer patente su gran poder. Y se propagó hasta llegar a Jericó y salvó a una prostituta, así que cuando llegaron ahí y se prepararon a sonar las trompetas, ella se había convertido porque dijo: “Escuchamos tu nombre y tu fama”. Y una mujer y su familia creyeron en un Dios enfocado en Dios y se salvaron de morir.

Dios tiene misericordia con Israel en el desierto para su gloria.

Dios perdonó a Israel en el desierto una y otra vez. “La casa de Israel se rebeló en mi contra en el desierto," dice Ezequiel, citando a Dios, "y entonces decidí derramar mi furor sobre ellos en el desierto, para exterminarlos, pero actué en consideración a mi nombre, para que no fuera profanado ante los ojos de las naciones”. Y finalmente Dios los envía enjuiciados a Babilonia, y después de 70 años, la misericordia los consuela. Él no se divorcia de su pacto de matrimonio sino los regresa. Pero, ¿por qué? ¿Cuál es el motivo arraigado en el corazón de Dios?

Escuchen lo que dice Isaías 48: “Por amor a mi nombre contengo mi ira, y para mi alabanza la reprimo contigo a fin de no destruirte. He aquí, te he purificado, pero no como a plata; te he probado en el crisol de la aflicción. Por amor mío, por amor mío, lo haré, porque ¿cómo podría ser profanado mi nombre? Mi gloria, pues, no la daré a otro". Este es un motivo de misericordia enfocado en Dios.

Jesús vino y murió por la gloria de Dios.

¿Por qué razón vino Jesús al mundo? Cuantas veces hemos citado a Juan 3:16. Y es gloriosamente cierto. Y antes de que terminemos esta mañana, o por lo menos mañana por la mañana, ustedes verán que este énfasis ahora y ese énfasis que ustedes ya conocen por mucho tiempo, no están en discordia.

Pero, ¿Por qué vino? ¿Por qué vino Jesús? Según Romanos 15:8 vino por este motivo: “Cristo se hizo servidor de la circuncisión para demostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas dadas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia”. Cristo vino a la tierra, se vistió de carne y hueso y murió para que ustedes pudieran glorificar a su Padre por su misericordia. Él vino por el amor de su Padre. Esa es la razón principal por la que vino, para la gloria de su Padre. Y su gloria llega a su apogeo en el desborde de su misericordia.

Escuchen estas palabras en Romanos 3: “Dios exhibió públicamente a Cristo como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia. Para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo". Por eso murió Jesús. Murió para demostrar la justicia de Dios que había pasado por alto pecados como el adulterio de David y el asesinato de Urías. ¿Nunca les preocupó a ustedes que Dios pasara eso por alto y que David siguió siendo rey? Pues le preocupó a Pablo hasta el fondo de su ser que Dios no es justo en pasar por alto esos pecados. Y David no fue el único. Habían miles de santos en el Antiguo Testamento y en la actualidad cuyos pecados Él los pasa por alto y los olvida. Y Pablo exclamó: “¿Cómo puedes ser Dios y hacer eso? ¿Cómo puedes ser virtuoso y hacer eso? ¿Cómo puedes ser justo y hacer eso? ¿Cómo puedes ser digno de alabanza y hacer eso?" --Si algún juez en Austin hiciera lo mismo, si absolviera a un pederasta, a un violador, a un asesino, perdería su puesto inmediatamente-- "Y tu lo haces todos los días, ¿Qué clase de Dios eres?“

La Cruz es la solución a este problema teológico de enormes proporciones, es decir, ¿Cómo puede Dios ser Dios y perdonar los pecados? Cristo vino a este mundo a justificar a Dios en la salvación de personas como ustedes. La salvación es una cosa grandiosa y gloriosamente enfocada en Dios.

Jesús va a regresar para obtener gloria.

¿Por qué va a regresar? Jesús viene, gente, Él viene. Y permítanme decirles a ustedes por qué viene y qué es lo que pueden hacer cuando venga, para que estén listos y lo hagan.

2 Tesalonicenses 1:9: “Estos sufrirán el castigo de eterna destrucción, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando Él venga para ser glorificado en sus santos en aquel día y para ser admirado entre todos los que han creído; porque nuestro testimonio ha sido creído por vosotros.” ¿Observan esas dos cosas? Él viene a ser glorificado, magnificado en sus santos, y a ser admirado. Y si ustedes no comienzan a hacer eso ahora mismo, no lo van a poder hacer cuando Él venga.

Esta conferencia existe para encender un fuego en sus huesos, en sus mentes y en sus corazones para que se preparen a conocer al Rey Jesús, para que puedan continuar haciendo por toda la eternidad lo que fueron creados para hacer, es decir, admirarlo y glorificarlo.

Tenemos que magnificar a Dios como telescopios.

Magnificarlo, pero no como un microscopio. ¿Si conocen la diferencia entre estos dos tipos de magnificación, verdad? Existe la magnificación por telescopio y la magnificación por microscopio, y es una blasfemia magnificar a Dios como un microscopio. Magnificar a Dios como un microscopio es tomar algo minúsculo y hacerlo más grande de lo que es en realidad. Es una blasfemia si ustedes tratan de hacerle eso a Dios. Pero, un telescopio enfoca su lente en espacios enormes e inconcebibles y trata de ayudarnos a verlos tal y como son. Para eso sirve un telescopio.

Brilla, brilla estrellita – ustedes miran el cielo por la noche y ellas parecen puntitos. Pero eso no es lo que son. Ustedes saben eso, están en la universidad, ¿no es así? Son enormes. Son muy pero muy enormes, y ¡están calientes! Y ustedes no tienen idea si no fuera porque una vez alguien inventó un telescopio, lo enfocó en el cielo, y pensó: “Es más enorme que la tierra, millones de veces más enorme que la tierra". Así es Dios. Sus vidas existen para desplegar la gloria de Dios a sus universidades. Este es un gran llamado. Y mañana hablaré mas acerca de eso.

Si Dios está enfocado en Dios, ¿Cómo puede ser amoroso?

Esta es la pregunta clave con la cual quiero concluir, porque sé que aquí es donde comienza a surgir. He dicho esta verdad, que Dios es un Dios enfocado en Dios y que su enfoque es la raíz de mi enfoque en Dios. Por veinte años se lo he dicho a la gente, y la pregunta comienza a surgir: “Esto no suena muy amoroso, porque la Biblia dice en 1 Corintios 13:5: 'El amor no busca lo suyo'. Y, en los últimos quince minutos tú nos has estado diciendo que Dios se pasa todo el tiempo buscando lo suyo. Así que, o Dios no es amoroso o usted en un mentiroso". Y ese es un gran problema. Así que permítanme tratar de contestar como es que Dios es amoroso en la búsqueda de su propia exaltación.

Ayuda del autor C.S. Lewis.

Yo encontré la clave en C.S. Lewis. Si algunos de ustedes han leído ‘Desiring God’ (Sed de Dios) entonces recuerdan este pasaje. Lewis era un ateo hasta el final de sus veintes y odiaba la vanidad de Dios. Él dijo que cada vez que leía las palabras en los Salmos: “Alabad al Señor, alabad al Señor" --y él conocía la doctrina Cristiana, sabía que los Salmos eran inspirados-- él sabía que en realidad era Dios diciendo "Alabadme a mí, alabadme a mí" y a él le parecía como una anciana buscando elogios. Ese es un pasaje de su libro Reflexiones sobre los Salmos. Y de repente Dios se presentó en la vida de C.S. Lewis. Y esto es lo que escribió:

    “El hecho más obvio de la alabanza, ya sea de Dios o de cualquier cosa, se me escapó por alguna razón extraña. Yo lo consideraba en términos de elogio, aprobación, de otorgar un honor. Nunca había notado que todo el gozo se desborda espontáneamente en la alabanza, a menos que nos entre la timidez a veces para darle rienda. El mundo resuena con alabanza. Los hombres alabando a sus amantes, los lectores a sus poetas favoritos, los caminantes alabando al campo, los jugadores alabando sus deportes preferidos, alabanza del clima, vinos, platillos, actores, caballos, universidades, naciones, personajes históricos, niños, flores, montañas, sellos raros, escarabajos raros, hasta en algunas ocasiones políticos y eruditos. Mi problema más general con la alabanza de Dios dependía de mi absurda negación a nosotros, en cuestión del valor supremo, lo que gozamos hacer, aun cuando no podemos evitar hacerlo, con respecto a todas las demás cosas que valoramos”.

Y luego vienen las frases clave:

    “Yo creo que sentimos deleite en alabar lo que disfrutamos porque el deleite no es completo hasta que se expresa. Y no es por elogiar que los amantes siguen diciéndose el uno al otro cuan bellos son. El deleite no es completo hasta que se expresa”.

Ahora, esa fue la llave que abrió, para mí, algo con respecto a cómo Dios puede ser amoroso y exaltarse a Sí mismo en todo lo que hace. Y es así. Permítanme juntar todas las piezas para ustedes.

La respuesta a la pregunta.

¿Qué tiene que darles Dios, si los va a amar? Él tiene que darles lo que es mejor para ustedes. Dios es lo mejor en todo el universo. Si Él les diera toda la salud, el mejor trabajo, la mejor pareja, la mejor computadora, las mejores vacaciones, el mejor éxito en cualquier esfera, y aun así se ocultara de ustedes, entonces Él los odiaría. Y si Él les da Dios y nada más que eso, entonces Él ama infinitamente.

Yo debo tener a Dios para mi deleite si Dios va a ser amoroso conmigo. Lewis ha dicho que si Dios nos da a sí mismo para gozar por toda la eternidad, ese placer no llegará a consumarse hasta que ustedes lo expresen en alabanza. Por lo tanto, para que Dios pueda amarlos del todo, Él no puede ser indiferente a que si ustedes llegan a consumar su deleite por medio de alabanza o no. Por tanto, Dios tiene que buscar la alabanza de ustedes si los va a amar. ¿Tiene sentido lo que dije? Me pregunto si debo explicarlo de nuevo. Esta es la esencia de mi vida. Y creo que es la esencia de la Biblia.

Para amarlos, Él tiene que darles lo que es mejor para ustedes. Y Dios es lo mejor para ustedes. “Me darás a conocer la senda de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre" (Salmo 16:11). Dios se entrega a nosotros para nuestro gozo. Pero Lewis nos ha demostrado que si no se expresan esos deleites en alabanza a Dios, los deleites son restringidos. Y por tanto, Dios, no queriendo restringirles su deleite en ninguna manera, dice: “Alábenme. Alábenme en todo lo que hacen. Exáltenme en todo lo que hacen, tengan pasión por mi supremacía." Y eso significa de manera sencilla que la pasión de Dios de ser glorificado y la pasión de ustedes de gozar y estar satisfechos en Él no está en desacuerdo. Se unen. Dios es más glorificado en ustedes cuando ustedes están más satisfechos en Él.

Aquí concluimos la plática de esta mañana. Déjenme decirles con qué vamos a continuar mañana, para que vayan orando acerca de eso y espero que sí puedan regresar y dejarme terminar, porque aún no he terminado. Si es cierto que Dios es más alabado en ustedes cuando ustedes están más satisfechos en Él, y por tanto, no existe tensión ni contradicción entre su satisfacción en Él y su glorificación en ustedes, entonces la vocación de sus vidas es perseguir su deleite. Yo le llamo hedonismo cristiano, y quiero hablar con ustedes mañana acerca de cómo ustedes pueden hacer eso y cómo va a transformar sus relaciones, sus universidades, sus oraciones y su eternidad.


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