El Color Favorito de Dios
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Miedo y Ansiedad
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Alexandra Tapia
Una Reflexión al Cruzar la Avenida Portland
Estaba caminando con Tom Steller hacia la Tienda de Libros Usados Oudal y conversábamos respecto a las palabras de Jesús sobre la ansiedad. Cuando mencioné la frase, “¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida?” (Mt 6:27), me detuve en la Avenida Portland y casi fui atropellado.
Lo cual, por supuesto, me llevó a pensar: Bueno, supongo que realmente se puede añadir una hora al curso tu vida si te encuentras lo suficientemente ansioso como para ver el semáforo. Ciertamente, en los días de Jesús no era tan peligroso cruzar la calle. Así también, habríamos coincidido en que se puede añadir una hora al curso tu vida si no caminas en el desierto tan lejos como para morir de sed al tratar de salir de allí. Si el miedo al desierto te mantiene lejos de hacer eso; ¿no es cierto, entonces, que la ansiedad añadirá horas a tu vida?
¡No! No es la ansiedad la que salva. Es la precaución razonable. El deseo de no morir en el desierto no es lo mismo que la ansiedad al caminar en el desierto. Ansiedad es el sentimiento interior tenso y tortuoso que puede o no ir con precaución razonable; y es la cautela la que puede añadir una hora a tu vida, no los malos sentimientos. Tomar precauciones ha prolongado muchas vidas; la ansiedad no ha extendido ninguna y ha acortado muchas.
“No os preocupéis por vuestra vida” (Lucas 12:22) no significa: Caminar con semáforo en rojo (al menos no siempre). Significa: 1) No fantasear nerviosamente de quedar pegado en el pavimento; 2) creer que si no queda pegado en el pavimento, Dios aún tiene el control y estará con usted y cuidará de su familia; 3) si un envase de oro está al otro lado de la calle y el reino de Dios en este lado, no cruzar aún si estuviera en verde; 4) si una luz roja tratara de detenerlo de ser generoso con la ofrenda a las misiones esta semana, ¡camine en rojo! (las precauciones financieras son casi siempre muy conservadoras). Después del azul, el color favorito de Dios es el verde. Considere los lirios del campo.
Con todo mi corazón,
Pastor John
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