Seneca, C.S. Lewis, y una Venta
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Muerte & Morir
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Susana Jerónimo
Es extraño como estas cosas aparecen al mismo tiempo. Yo estaba leyendo la carta de Séneca sobre el ahorro del tiempo y encontré una declaración muy perceptiva: “Nosotros nos equivocamos cuando esperamos a la muerte; la mayor parte de la muerte ya ha pasado. Los años que yacen tras nosotros están ya en manos de la muerte.” Yo no he logrado desprenderme de esta frase aleccionadora. Es verdad. La muerte es la pérdida de nuestros días futuros en la tierra. ¿Pero no estamos siendo despojados de nuestros días futuros, uno a uno, cada día de manera irrevocable? “Los años que yacen tras nosotros están ya en manos de la muerte.” Dos días no pueden ser vividos: ayer y el día después de la muerte. El ayer está muerto. Está totalmente calcificado como un hecho histórico. Ni aún Dios puede alterar el pasado. Algo morirá hoy. Concretamente, todas las oportunidades del día de hoy.
Luego yo tomé un nuevo libro que Noël había traído de la biblioteca. Era el diario del hermano de C.S.Lewis, titulado Hermanos y Amigos. Leí estas palabras, escritas por Warren Lewis sobre su hermano, a quién él llamaba Jack: “Por extraño que parezca, a medida que el tiempo pasa la visión de Jack como él era en sus últimos años va desvaneciéndose, y la de los días primeros volviéndose más y más vívida. Es el Jack del ático y del pequeño cuarto del fondo, el Jack del Daudel-spiels y de los paseos y excursiones, el Jack de la primera y mediana edad, a quién yo extraño tan cruelmente. Un sentimiento absurdo, porque aún si él hubiera vivido, ese Jack ya había muerto.” Allí estaba nuevamente, la tumba abierta del pasado, devorando los días uno tras otro hasta que sus fauces se cierren definitivamente. “Los años que yacen tras nosotros están ya en manos de la muerte.”
Pero alguien dirá: “Existe una diferencia. Los días que el pasado nos quitó al menos han sido vividos. Pero los días que la muerte nos quita están en el futuro y no han sido vividos.” Esto es cierto. Y nos lleva al elemento final que lo completa. El último viernes la palabra que llevé desde la base para el despertar de la familia a las 6:30 fue Colosenses 4:5, “Andad sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo.” ¿Aprovechamos nosotros lo que ya es nuestro? No. Nosotros aprovechamos lo que nos es ofrecido. Cada día esta a la venta para quien quiera aprovecharlo. Si nosotros no lo aprovechamos, lo perdemos para siempre. Y sería lo mismo que no haberlo vivido. No es más nuestro como tampoco lo es el mañana. Cuando el pasado consume el día desaprovechado, lo consume tan completamente como la muerte consume el futuro. ¡Oh, cuantas horas se desperdician! Como Seneca dice, “¿Que hombre puede Ud. mostrarme que valore su tiempo, que reconozca la valía de cada día, que comprenda que esta muriendo todos los días?”
Esta es la sabiduría de Dios: ¡Aproveche el día! ¡Aproveche la hora! ¡Aproveche el momento! Dedique lo que sea necesario para aprovechar cada hora y que esta sea una de sus principales metas eternas.
Deseando lo mejor,
Pastor Juan
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