Éste No es el Evangelio del Hombre

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English: This Is Not Man's Gospel

© Desiring God

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Por John Piper sobre El Evangelio
Una parte de la serie Galatians: Broken by His Cross Healed by His Spirit

Traducción por Maria del Carmen Zanassi


Gálatas 1:11-24

“Pues quiero que sepáis, hermanos, que el evangelio que fue anunciado por mí no es según el hombre. Porque ni lo recibí del hombre, ni me fue enseñado, sino que lo recibí por medio de una revelación de Jesucristo. Vosotros habéis oído de mi antigua manera de vivir en el judaísmo, de cuán desmedidamente perseguía yo a la iglesia de Dios y trataba de destruirla, y cómo yo aventajaba en el judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, mostrando mucho más celo por las tradiciones de mis antepasados. Pero cuando Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar a su Hijo en mí para que yo le anunciara entre los gentiles, no consulté enseguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui a Arabia y regresé otra vez a Damasco. Entonces, tres años después, subí a Jerusalén para conocer a Pedro y estuve con él quince días. Pero no vi a ningún otro apóstol, sino a Jacobo, el hermano del Señor. (En lo que os escribo os aseguro delante de Dios que no miento). Después fui a las regiones de Siria y Cilicia. Pero todavía no era conocido en persona en las iglesias de Judea, que eran en Cristo, sino que solo oían decir de mí: “El que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en un tiempo quería destruir”. Y glorificaban a Dios a causa de mí”.

Lo primero que tenemos que observar es la similitud entre el versículo 1 y el 12 de Gálatas 1. En el versículo 1 Pablo defiende su apostolado: “Pablo, apóstol, no de parte de hombres ni mediante hombre alguno, sino por medio de Jesucristo y de Dios el Padre que le resucitó de entre los muertos”. En el versículo 12, defiende su evangelio: “Ni lo recibí del hombre, ni me fue enseñado, sino que lo recibí por medio de una revelación de Jesucristo”. Tanto el apostolado de Pablo como su evangelio no proceden del hombre. Por el contrario, Cristo resucitado, que es mucho más (pero no menos) que el hombre, comisionó a Pablo como apóstol y le reveló el evangelio.

Los dos versículos son similares porque para Pablo la verdad de su apostolado y la verdad de su mensaje permanecen juntas o se hunden juntas. Si Pablo no fuera un apóstol, entonces su reclamo de autoridad y verdad se derrumbarían. De la misma manera, si se probara que su evangelio es una invención humana, perdería el derecho de ser llamado apóstol.

Contenido

L a Defensa de Pablo de su Apostolado y de su Evangelio

¿Por qué Pablo se muestra a la defensiva de esta manera? Porque, de acuerdo al versículo 7, “hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio”. Pero, para cambiar el evangelio, tenían que desacreditar el evangelio de Pablo, que había fundado esas iglesias y les había enseñado el evangelio primero. No hace falta leer entre líneas para darse cuenta que la gente cuestionaba su apostolado, según el versículo 7. Como ellos hacían hincapié en la circuncisión (5:2) y las leyes ceremoniales del Antiguo Testamento (4:10), probablemente eran judíos cristianos (en un sentido aproximado), que habían llegado de Jerusalén (como los hombres en 2:12) y que afirmaban que tenían como autoridad a Jacobo, Pedro y Juan (las columnas en 2:9). Para ellos, Pablo solo era un recién llegado al grupo apostólico. No había estado con Jesús durante su ministerio en la tierra y ahora se hallaba allí fundando iglesias en nombre del Mesías, diciéndoles a los gentiles que no se circuncidaran u observaran las fiestas. Por lo tanto, esta gente (a los que llamaremos judaizantes) había salido a rectificar las iglesias. Pablo podía afirmar que era un apóstol, pero realmente no lo era, podía afirmar que predicaba el evangelio verdadero, pero solo lo había recibido de los verdaderos apóstoles y su versión tenía muchos defectos. Esa es la situación para que la doble defensa de Pablo tenga sentido, capítulo 1, versículo 1: Soy un apóstol, como lo es Pedro, porque he visto a Cristo resucitado, y es Él, no un mero hombre, quien me envió a predicar en su nombre. En el versículo 12 dice, mi evangelio es el verdadero, tanto como el de Pedro, pues no lo recibí de hombre alguno, sino de Jesús, como lo recibieron los primeros apóstoles.

Noten que el versículo 12 respalda al versículo 11:”Pues quiero que sepáis, hermanos, que el evangelio que os anuncié, no es el evangelio del hombre (o no es según el hombre), porque ni lo recibí del hombre ni me fue enseñado, sino que lo recibí por medio de una revelación de Jesucristo”. En el versículo 12, Pablo sostiene la verdad de su prédica. Su evangelio no es una invención humana. No es su versión personal de algo que tomó de los apóstoles de Jerusalén. Como dice el versículo 11, no es “según el hombre”. Eso probablemente significa, primero, que no se originó en el hombre, sino en Dios. No surgió de la mente de Pablo, sino del corazón de Dios. En Romanos 1:1, Pablo se identifica a sí mismo y a su evangelio de esta manera: “Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios”. El evangelio que anuncia Pablo proviene de Dios, no de los hombres. Cuando el versículo 11 dice que el evangelio de Pablo “no es según el hombre”, probablemente signifique también que su evangelio no coincide con los naturales deseos humanos. La consecuencia es que los judaizantes lo adaptaron para que encajara mejor dentro de sus inclinaciones orgullosas. Gálatas 6:12 dice: “Los que desean agradar en la carne tratan de obligaros a que os circuncidéis, simplemente para no ser perseguidos debido a la cruz de Cristo”. En otras palabras, la versión de ellos del evangelio es “según el hombre”, porque satisface los anhelos arrogantes de sus propios intereses.

La Verdad Importa

Hagamos una pausa para aclarar lo que está pasando acá. La autoridad y la verdad son las cuestiones centrales. Dos mensajes están en pugna para conseguir nuestra lealtad. El de Pablo y el de los judaizantes. De acuerdo a los versículos 8 y 9, el cielo y el infierno están en cuestión. Solamente uno de estos evangelios es verdadero. Una de las cosas más importantes del mundo, para cada uno de nosotros, es creer en el verdadero. Pablo nos impone la verdad.

Por lo tanto, ya hay una lección para nosotros. Tenemos que ser esa clase de personas a quienes les importa la verdad. Enfatizo esto porque creo que nuestra cultura manifiesta justo lo opuesto. En todos lados, tanto en los medios como en nuestra vida personal, la gente expresa sus opiniones. Casi todos tienen algún evangelio para compartir, puede ser: “el sexo después de los sesenta” o “el placer de correr” o “el deleite de hacer dieta orgánica” o “el poder de la intimidación y de la arrogancia” o cientos de otras cosas más, acerca de las cuales se entrevista a la gente en la radio. En el mundo abundan las opiniones sobre la buena vida. Pero ¿con cuánta frecuencia se escucha una afirmación sólida que fundamente esas opiniones? Este bombardeo de infundadas opiniones ¿no manifiesta que la verdad no importa? ¿Qué todas las opiniones son buenas? ¿Cuánto tiempo hace que escucharon a alguien esforzarse por clarificar y defender con fundamentos su entendimiento de la realidad, para que sus convicciones sean admisibles. La mayoría considera que este asunto de fundamentar bien la verdad se da en la última etapa de la adolescencia, que se supera con unas clases de filosofía y, tal vez, algunas noches de insomnio. En la vida diaria de un adulto no se cuestiona la solidez de la verdad, por lo tanto la mayoría no se enloquece con las miles de opiniones infundadas que los medios hacen pasar como evangelio.

No dejemos que esto pase en el pueblo de Dios. Por lo menos para nosotros la cuestión de la verdad debe importarnos mucho. Cuando se dan opiniones sin ningún cuidado para demostrar que son verdaderas porque se ajustan a una realidad fundamental, no debemos aceptarlas. Ustedes son la luz del mundo porque les importa la verdad en todas las áreas de la vida. Son la sal de la vida y el sabor de su condimento es una vida basada en la verdad, sólida como una roca, y no en la opinión poco firme como la arena.

Sé que esto suena amenazador, porque parece intelectual. Da la impresión de que van a poder contestar todas las preguntas sobre la fe que les formulen. Quiero alentarlos porque están en una posición mejor de la que creen. Por largo tiempo, permitimos que el mundo nos intimide. El mundo está convencido que nosotros, los cristianos, creemos que conocemos la verdad fundamental. Eso es muy ofensivo. Tan pronto como proclamamos la verdad (no importa cuán humildemente sea), ellos comienzan a hacer algo que casi nunca hacen, de acuerdo a su filosofía de vida –nos empiezan a hacer preguntas críticas. Tenemos que contestarles. Les sugiero algo para impedir que sientan que, intelectualmente, ellos lo tienen todo mientras que ustedes están llenos de dudas. Tengan por seguro que si ellos investigan la visión que tienen ustedes de la realidad, ustedes investigan el punto de vista de ellos. Si ellos les preguntan cómo saben que la visión que tienen ustedes es verdadera, ustedes les preguntan lo mismo acerca de la de ellos. Lo que van a encontrar es que como cristianos ustedes tienen un enfoque de la realidad más exhaustivo y coherente que el que tienen ellos. La mayoría de los no creyentes (excepto los que pertenecen a una minúscula subcultura intelectual) nunca reflexionaron por cuestiones esenciales de la vida ni formularon una visión completa de la realidad que gobierne sus pensamientos y sus actos. Y no solo eso, sino que ustedes descubrirán que aquellos que tienen una filosofía integradora de la vida no pueden dar evidencias objetivas para esa verdad, que tan descaradamente demandan de nosotros, los cristianos.

Lo que quiero decir es: asegúrense de que sus amigos que no son cristianos jueguen limpio con ustedes. No está bien criticar los compromisos de vida desde el agnosticismo y la indiferencia. Déjenlos que entren en ese campo para que expongan sus compromisos (Oh sí, ellos tienen compromisos) y manifiesten su visión elemental del mundo y que luego lo prueben. Entonces, verán que no eran sólo ustedes los que tenían dificultades sino todo aquel que considera seriamente la cuestión de la verdad. En realidad, confirmarán que la mejor razón para ser cristianos es que tenemos menos dificultades para entender la realidad que las que tienen los que no creen. Por lo tanto, sean la luz del mundo. Cuando se empiezan a acumular opiniones que oscurecen un tema, propongan la cuestión de la verdad.

El antiguo modo de vida de Pablo

La gran pregunta para nuestro texto es: ¿Lanzará Pablo su autoridad contra la de los judaizantes y dejará que los Gálatas adivinen cuál es la verdadera? O ¿dará pruebas y demostrará que lo que dice es cierto? Está claro que los versículos 13-24 son el argumento de Pablo para demostrar la verdad de su apostolado y su evangelio. Quiero que el resto del tiempo lo dediquemos a analizar cómo demuestra que lo que dice es cierto. Creo que lo hallarán significativo para la situación de ustedes.

El versículo 12 dice que el evangelio había llegado a Pablo por medio de la revelación de Cristo. Afirma la verdad de su evangelio sobre el hecho de que Cristo resucitado se le apareció y le encargó anunciar personalmente el evangelio. En los versículos 13 y 14, Pablo comienza su declaración contando que era un incesante anticristiano antes de su conversión:”Porque vosotros habéis oído acerca de mi antigua manera de vivir en el judaísmo (NOTEN: ESTO ES UN PUNTO DE ACUERDO, CUALQUIERA PODÍA DETERMINAR LO QUE ESTABA POR DECIR), de cuán desmedidamente perseguía a la iglesia y trataba de destruirla, y cómo yo aventajaba en el judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, mostrando mucho más celo por las tradiciones de mis antepasados”. Desde un punto de vista negativo, Pablo devastó la iglesia. (“exhalando amenazas y muerte”, dice Hechos 9:1, mandando a hombres y mujeres a la cárcel. Desde el positivo, fue uno de los más rigurosos fariseos de su época. Detrás de estos dos logros, se encontraba el insuperable afán por las tradiciones fariseas heredadas de sus antepasados. El Cristianismo ofrecía la salvación mediante la fe en Cristo, por lo tanto relativizaba las ordenanzas por las que Pablo había dedicado su vida. Por ejemplo, la circuncisión era opcional. El significado mismo de su vida estaba en cuestión. Por eso arremetió con todas sus fuerzas.

¿Por qué les cuenta esto a los Gálatas? ¿A qué se debe esta pequeña declaración de su desagradable biografía? Noten que el versículo 13 comienza con la palabra “Porque”. Este testimonio en los versículos 13 y 14 es una manifestación de que su evangelio proviene de Cristo, no de los hombres. ¿Qué efecto tiene este testimonio? Hay una pista en los versículos 22-24: “Todavía no era conocido en persona en las iglesias de Judea que eran en Cristo, ellos solo oían decir de mí: ´El que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en un tiempo quería destruir´´, y glorificaban a Dios a causa de mí”. Pablo concluye señalando lo completa y asombrosa que fue su conversión. De perseguidor a predicador. De alguien dispuesto a matar cristianos a alguien dispuesto a morir como cristiano. De alguien que consideraba el mensaje cristiano como una amenaza a todo lo que apoyaba a alguien que ahora su visión del evangelio había hecho añicos su fariseísmo. ¿Qué pasó? ¿Cómo justificamos este cambio sorprendente? O para ser más precisos, como dijo Pablo, ¿fue obra de los hombres o de Dios que Pablo comprendiera el evangelio que revolucionó su vida? En aquellos días de persecución ¿se sintió Pablo, de alguna manera, atraído por los apóstoles de Jerusalén, se marchó por su cuenta y estropeó el mensaje de ellos? ¿O Jesucristo resucitado se encontró con Pablo camino a Damasco, le manifestó la verdad del evangelio y lo convocó para convertirlo en apóstol?

La razón por la cual Pablo describe el tiempo anterior a su conversión es para demostrar que es absolutamente improbable que el hombre haya sido el que lo atrajo a ocupar un lugar entre los apóstoles. Los apóstoles eran sus enemigos acérrimos. Pablo manifiesta que consagrar su vida al Cristo que odiaba y predicar el evangelio que perturbaba su vida de fariseo orgulloso, tiene una sola explicación: versículo 15, “Cuando Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar a su Hijo en mí para que yo lo anunciara entre los gentiles…”. La explicación de Pablo significa que Cristo se le apareció: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? (Hechos 9:4). “Levántate y ponte de pie, porque te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo, no sólo de las cosas que has visto sino de aquellas en que me apareceré a ti, librándote del puedo judío y de los gentiles, a los cuales yo te envío, para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz y del dominio de Satanás a Dios”. (Hechos 26: 16-18). Todo efecto en el mundo debe tener una causa aceptable. Pablo argumenta que tratar de explicar que el cambio que tuvo, desde el tiempo en que perseguía a los cristianos antes de su conversión hasta la pasión por el evangelio después de su conversión, es simplemente la obra de los hombres, es como asirse de un cabello. Él sabía que había visto a Cristo resucitado y que le había encargado que predicara pero la única manera que podía probarlo era mediante sus efectos, que realmente son notables. En realidad, tomando todo en consideración, la explicación de que el evangelio le fue dado por una revelación y no “según el hombre” (v. 11), no solo debe convencer a los Gálatas sino también a nosotros.

Pablo No Consultó con la Carne y con la Sangre

Para reforzar más el caso, en el versículo 16ff, Pablo describe lo que hizo después de su encuentro con Cristo. Ninguno debe pensar que, en la visión, Cristo simplemente dijo: “Ve y estudia con los apóstoles”. Pablo dice que no consultó con carne y sangre o fue a Jerusalén para estudiar con los apóstoles. ¡Fue a Arabia! Luego regresó a Damasco. Luego de tres años, probablemente después que su evangelio se conformó definitivamente, Pablo fue a Jerusalén a conocer a Pedro. Durante los quince días que estuvo allí no vio a los demás apóstoles, excepto a Jacobo, el hermano del Señor. Lo que Pablo quería señalar es que sus tres años de meditación y ministerio, que tuvieron lugar inmediatamente después de la revelación de Cristo, seguidos por una simple visita de quince días a Pedro, de ninguna manera pueden respaldar la evidente aseveración de los judaizantes de que era un discípulo secundario de los apóstoles de Jerusalén. El punto es que Pablo era un testigo independiente.

Aún más, en el versículo 22, dice que las iglesias de Judea no lo conocían personalmente. La cuestión es que si Pablo había sido suplente de los apóstoles en Jerusalén, esas eran precisamente las iglesias donde habría trabajado. Pero ni siquiera lo conocían. Por lo tanto, todo el intento de los judaizantes para desacreditar el apostolado independiente de Pablo resulta un fracaso. Sobre la base de las evidencias que los Gálatas podrían verificar, Pablo enfatizaba que el impresionante giro de 180° que dio, de perseguidor a apóstol, solo puede explicarse con la revelación y mandato de Jesucristo. Por lo tanto, su apostolado “no es de parte de hombres ni mediante hombre alguno” (como dice el versículo 1) y su evangelio (como dice el versículo 12) “no lo recibió de hombre, ni le fue enseñado, sino que lo recibió por medio de una revelación de Jesucristo”. Por eso, el punto del versículo 11 está bien fundado: “Este evangelio no es según el hombre”. Es el evangelio de Dios: la buena nueva proveniente de Dios y que concuerda con su gran corazón de santidad y amor.

Voy a terminar con una historia que proviene de la vida de Jesús (Mateo 21:23-27). En las últimas semanas de su vida en Jerusalén, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo, se le acercaron preguntando: “¿Con qué autoridad haces estas cosas y quién te dio esta autoridad2? Y Jesús les respondió: “Yo también os haré una pregunta que si me la contestáis, os diré con qué autoridad hago estas cosas: “¿De dónde era el bautismo de Juan, del cielo o de los hombres?” Esta mañana Jesús lo pregunta de esta manera: ¿De dónde proviene el evangelio que Pablo predica, del cielo o de los hombres? Jesús se los pregunta como si cada uno de ustedes estuviera solo con Él en esta sala.

Los principales sacerdotes y los ancianos discurrían entre sí diciendo: “Si decimos ´Del cielo´, Él nos dirá: ´Entonces ¿por qué no le creísteis? Si decimos ´De los hombres´, tememos a la multitud porque todos tienen a Juan por profeta. Y respondiendo a Jesús dijeron: “No sabemos”. Él a su vez les dijo: “Tampoco yo os diré con qué autoridad hago estas cosas”.

Algunos de ustedes no llegan a Cristo porque tienen una pregunta para hacerle a Dios que Él tiene que contestarles primero. No se debe acosar a Dios desde el estrado del agnosticismo y la indiferencia. Esta mañana nos dice: Acérquense y pónganse serios: Quiero hacerles una pregunta. Respondan mi pregunta y contestaré la de ustedes. El evangelio que Pablo predica –la salvación por la gracia a través de la fe en Cristo para gloria de Dios – ¿procede del cielo o de los hombres?



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