Los manantiales de salvacion y el trabajo de misiones
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Misiones
Una parte de la serie Fergus Falls Missions Conference
Traducción por Ruben Saenz Serrano
Isaías 12:3-5
«Con gozo sacarás agua de los manantiales de salvación, y aquel día dirás: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, haced conocer entre los pueblos sus obras, haced recordar que su nombre es enaltecido. Cantad alabanzas al Señor, porque ha hecho cosas maravillosas; sea conocido esto por toda la tierra»
Este es el texto acerca de la perseverancia y el predicar de las misiones centradas en Dios. Otra manera de decirlo es que el texto es acerca de cómo un misionero puede sobrevivir y prosperar cuando él o ella son requeridos a dar y dar, y dar; y también es acerca de aquello que un misionero es llamado por Dios a dar y dar y dar.
¿Por qué debo enfocarme en la perseverancia y la predicación de los misioneros centrados en Dios, cuando la mayoría de la gente no son misioneros? Primero, porque una de las maneras en que Dios llama a las personas para ser misioneros es enseñándoles un cuadro emocionante de lo que es el llamado misionero; qué es prosperar como misionero, y cuál es el gran mensaje que debemos compartir. Y yo oro porque algunos de ustedes puedan oír el llamado del Señor en lo que les digo esta noche.
Una segunda razón es que si yo puedo darle una visión clara de la perseverancia misionera y de la predicación del misionero desde este texto, eso tendrá un impacto profundo en la manera en que usted ora por ellos.
Finalmente, me enfoco en CÓMO sobrevive y prospera un misionero y QUÉ es lo que un misionero es llamado a decir, porque con unos pocos cambios, ésa es la manera cómo USTED sobrevive como cristiano en la América secular, y también qué es lo que USTED es llamado a decir. Por lo tanto, que el Señor nos dé oídos para oír lo que El nos está diciendo en este texto a TODOS nosotros.
Contenido |
Primero, vamos a hablar acerca de Perseverancia (Sobreviviendo y Prosperando)
El versículo 3 de Isaías 12, dice: «Con gozo sacarás agua de los manantiales de salvación» Esta es la clave para la perseverancia en la vida misionera. Uno de los grandes enemigos de las misiones, es la sequedad del misionero. Y si los misioneros se secan, mucha gente se queda con sed. Por lo tanto, considero como la mayor prioridad de la vida misionera, que el misionero no se seque, sino que cada día beba el agua de los manantiales de salvación. Un cordón eléctrico debe estar conectado al tomacorriente; una manguera debe estar conectada a una llave de agua y un árbol debe esta plantado en el suelo. Y los misioneros deben beber el agua de los manantiales de salvación. Su vida depende de ello, y su ministerio depende de ello.
Por unos minutos vamos a meditar en los manantiales de salvación. Algunas veces pensamos en la salvación como el momento en que vinimos a la fe en Cristo y El nos salva de una vez y para siempre de nuestro pecado y nuestra culpa. No es malo pensar de esta manera. Pablo dice: «Porque por gracia habéis sido salvos…» (Efesios 2:8) Está en tiempo pasado. Es de una vez y para siempre.
Pero eso no es todo. Pablo también dice en 1 Corintios 1:18: «para nosotros los salvos, la cruz es poder de Dios» Nosotros somos salvos. La salvación es el trabajo presente de Dios en nuestras vidas. Está sucediendo ahora, no en el pasado.
Y luego pablo dice en Romanos 13:11: «ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos» En otras palabras, la salvación todavía está en el futuro. Todavía no la tenemos. Entonces, está en el pasado (fuimos salvados) y es un proceso presente (hemos sido salvados) y está en el futuro (está más cerca ahora que cuando creímos).
Muchos Manantiales, no un Manantial
Esto es importante para entender los manantiales de salvación. Si no entendiéramos esto, podríamos tropezar con el hecho de que la palabra está en plural. Isaías dice: «…sacarás agua de los manantiales de salvación» No dice (el manantial). Si estás cruzando un desierto, o pasando a través de lo desconocido, no es suficiente tener un manantial al comienzo y otro al final –un manantial en Egipto y otro en la Tierra Prometida. Tiene que haber manantiales a lo largo del camino; de otra manera, caerías muerto de sed en la arena. Los manantiales de salvación son plural. Hay tantos como tus días, y están ubicados dondequiera que vayas.
¿Cómo podemos decir esto? La razón para esto es maravillosamente simple y profunda. Dios es tu salvación. Y tus manantiales son los lugares y los momentos que vienes a El. Y no hay un lugar ni un tiempo en que El no esté listo para reunirse contigo.
Esto es lo que dice Isaías 12:2: «He aquí, Dios es mi salvador, confiaré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es el Señor Dios, El ha sido mi salvación» Dios es tu salvación, y los manantiales de salvación son los lugares y los momentos en que te acercas a Dios y bebes de las fuentes de su verdad, de su poder, de su amor y de su gloria. Así, hay tantos manantiales en el desierto misionero, como acciones de buena voluntad para buscar a Dios.
La salvación no es solamente pasado o solamente futuro. La salvación es el camino de los oasis indicados por Dios a través del desierto, desde el escape de Egipto hasta la salvación de la entrada a la Tierra Prometida. Si haces tu primera prioridad el beber de los manantiales de salvación cada día, nunca perderás tu camino en el desierto. Dios nos guía a los manantiales de la salvación.
Manantiales, no tazones o cubetas
Y no solamente debe haber suficientes manantiales a lo largo del camino, sino que siempre deben tener suficiente agua para tus necesidades, de verdad, mucho más de lo que necesitas. Si Isaías hubiera dicho: “Sacarás agua de los tazones de salvación, o de las cubetas de salvación, (no de los manantiales) entonces no deberíamos asombrarnos si están completamente secos. ¿Habrá suficientes en el camino? Pero los manantiales no son así. Se vuelven a llenar ellos mismos. Puedes sacar cubeta tras cubeta y siempre habrá más agua.
Esa es la forma en que son los manantiales de salvación, porque esa es la forma como es Dios. Dios es inagotable. Y también lo es la fuente del refrigerio, en la vida misionera, la fuente de la gracia perseverante que te permite dar y dar y dar y nunca agotarse. Los manantiales de salvación son suficientemente profundos y suficientemente numerosos para sostenerte en el ministerio durante todo el camino a través del desierto.
El camino de los manantiales te puede llevar a Etiopía, o China, o Argentina, o Papúa Nueva Guinea, o Túnez, pero alégrate, porque hay muchos manantiales en Addis Abeba y Beijing, en Buenos Aires y Puerto Morsbey y en Túnez; tantos como hay en Fergus Falls o Minneapolis. Por tanto, anímate porque donde quiera que Dios te llame, El proveerá manantiales para ti. El es tu salvación y El estará contigo hasta el fin de los tiempos.
Ahora vamos a la Predicación del Misionero
Debo decirte que este texto me impactó el verano pasado porque describe una maravillosa experiencia que ha sido verdadera una y otra vez en mi ministerio.
¿Qué pasa cuando vas a los manantiales de salvación cansado y sediento y algunas veces hasta desesperado? ¿Qué pasa cuando sacas agua fresca y metes en ella tu cara? Mi respuesta es que antes que saque mi cara del agua ya he comenzado a predicar.
Lo que quiero decir es esto: Cuando me inclino ante la Palabra de Dios y busco para mi ánimo, frescura y fortaleza, muchas veces Dios abre maravillosas verdades para mí. Me da un nuevo entendimiento, o un nuevo ángulo de su gloria, o una comprensión más profunda de alguna vieja verdad, y casi sin darme cuenta, me encuentro empacando este tesoro para compartirlo con alguna otra persona.
No vengo al manantial buscando sermones o lecciones. Vengo buscando vida, esperanza, gozo, fortaleza y sabiduría para resolver mis problemas. Pero siempre hay algo acerca de esta agua viva, que tan pronto como comienza a solucionar mi necesidad, siento que probablemente solucionará las necesidades de muchos, y antes de darme cuenta, ya estoy organizando un sermón en mi mente.
Antes creía que era yo solamente, pero luego lo vi en este texto. Los versículos 3 y 4 dicen: «Con gozo sacarás agua de los manantiales de salvación, y aquel día dirás…» ¿No lo ves? Cuando saques el agua y la bebas, TÚ DIRÁS… es decir, tú comenzarás a HABLAR. Hay algo acerca de esta agua que te hace un ministro de la Palabra. «Sacarás agua de los manantiales de salvación, y tú dirás…»
Otra evidencia del llamado de Dios en tu vida –su llamado a ministrar la Palabra– es lo que sucede cuando meditas en la Biblia. No estoy diciendo que debes ir a los manantiales de salvación solamente por sermones o lecciones. Nosotros debemos ir cada día a la Palabra por renovación, fortaleza, esperanza, gozo y la gracia que nos sostiene –eso lo que quiero decir cuando hablo de la clave para perseverar, sobrevivir y prosperar. Pero cuando Dios mismo comienza a convertir el refrigerio personal en predicación, tienes que entender lo que El está haciendo en tu vida.
Notemos tres cosas:
1) Primero, la predicación que brota al beber de los manantiales de salvación, es predicación misionera
Versículo 3: «Con gozo sacarás agua de los manantiales de salvación, y aquel día dirás: Demos gracias al Señor, invocad su nombre, haced conocer entre los pueblos sus obras…»
Hay algo profundamente equivocado cuando una persona bebe de los manantiales de salvación todos los días y nunca se siente impulsado a hacer conocer las obras de Dios entre los pueblos de la tierra.
Podemos ser más precisos acerca de la clase de predicación misionera causada por beber profundamente de los manantiales de salvación. Podemos decir que es predicación de moviliza- ción. Esta es la predicación que llama a hacer conocer las obras de Dios a otros. «haced conocer entre los pueblos sus obras» No es solamente lo que el misionero diga, sino lo que el misionero movilizador dice. Y ese puede ser alguno de nosotros –pueden ser más y más de nosotros.
La segunda cosa que podemos decir acerca de la clase de predicación misionera que viene de beber profundamente de los manantiales de salvación, es que está enfocada en la gente; «haced conocer entre los pueblos sus obras»
Este ha sido un descubrimiento revolucionario en mi propio pensamiento acerca de misiones en los años recientes –aprender que la meta de la gran comisión es alcanzar pueblos, no necesaria-mente cada individuo en particular, sino cada pueblo.
Por ejemplo: Dice Apocalipsis 5:9-10: «Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios»
También Mateo 24:14: «Este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones (no estados, sino gente de los pueblos nativos como Cherokees y Sioux); y entonces vendrá el fin»
Entonces, la Gran Comisión se puede completar.
Existen 12.000 pueblos no alcanzados, de acuerdo a Ralph Winter, o menos, si usamos las apreciaciones de Patrick Johnstone o David Barrett. Sorprendentemente, una de las más estimulantes estadísticas es la proporción entre los pueblos todavía no alcanzados y los miembros de las congregaciones cristianas en todo el mundo y que se pueden unir para alcanzarlos.
AÑO d. C. | INCONVERSOS POR CADA CRISTIANO | GRUPOS NO ALCANZADOS | CONGREGACIONES POR GRUPO NO ALCANZADO |
100 | 360 a 1 | 60.000 | 1 a 12 |
1000 | 220 a 1 | 50.000 | 1 a 5 |
1500 | 69 a 1 | 44.000 | 1 a 1 |
1900 | 27 a 1 | 40.000 | 10 a 1 |
1950 | 11 a 1 | 17.000 | 162 a 1 |
1980 | 7 a 1 | 12.000 | 583 a 1 |
Pero solamente el diez por ciento de la fuerza misionera está dedicada a esos grupos de gentes no alcanzadas todavía. Por lo tanto debemos prestar atención a lo que Isaías dice aquí. Cuando bebemos de los manantiales de salvación, no debemos decir simplemente “Haz conocer sus obras a los individuos” sino “Haz conocer sus obras entre los pueblos” Termina la Gran Comisión. Alcanza a cada uno de los grupos de gente no alcanzada.
2) Segundo, la predicación que brota de beber de los manantiales de salvación, es predicación que exalta a Dios.
Aquellos que beben dirán (de acuerdo con el versículo 4) en ese día: «Dad gracias al Señor, invoca su nombre, haz conocer sus obras entre los pueblos, proclama que su nombre sea exaltado»
Recuerda que estás bebiendo de los manantiales de salvación, y recuerda que Dios es tu salvación. Por lo tanto, lo que estás bebiendo cuando vas a los manantiales de salvación es Dios mismo. Cuando vas a los manantiales de salvación, no importa si vas por fortaleza, o esperanza, o paz, o comodidad, o gozo, o limpieza, realmente vamos por Dios. Si sabemos lo que realmente necesitamos, diremos como David en el Salmo 42: «Como el ciervo anhela las corrientes de las aguas, así suspira por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene ser de Dios, del Dios vivo»
Y cuando descubrimos en los manantiales de salvación que todo lo que necesitamos y todo lo que queremos es Dios,, entonces, algo sucede con nuestra predicación –con nuestro mensaje misionero. Encontramos una voz en nuestra alma clamando una y otra vez. “Proclama que su nombre sea exaltado. Proclama que su nombre sea exaltado” Si El es nuestra visión, nuestra porción, nuestro tesoro, nuestro refugio, nuestra verdad, nuestra esperanza y nuestro gozo cuando bebemos en los manantiales de salvación, entonces es inevitable que cuando abrimos nuestras bocas para predicar, diremos una y otra vez “Exaltado seas oh Dios. Exaltado seas oh Dios. Exalte al Señor todo su pueblo. Exalten al Señor todos los pueblos de la tierra”
Aquí hay una profunda verdad. Dios es más glorificado en nosotros cuando nosotros estamos más satisfechos en El. Beber en los manantiales de salvación buscando nuestra propia satisfacción en Dios, produce una predicación que exalta a Dios. Y eso nos lleva al punto final.
3) Tercero, la predicación que surge de beber en los manantiales de salvación, es adoración que produce predicación.
Cuando bebes, dice Isaías en el versículo 5 tú dirás: «Canta alabanzas al Señor» En otras palabras, no estarás contento con hacer que conozcan a Dios. No estarás contento con decirle a la gente acerca de El. Tu meta será llenar a la gente con un canto. Los llamarás no solamente para conocerle, sino para cantarle y darle alabanza. Desearás que la gente sienta algo, no solamente que conozca algo.
¿Por qué? Porque esto es por lo que vas a los manantiales de salvación una y otra vez. Cuando tu corazón por Dios está muriendo de sed, es cuando necesitas beber largamente de los manantiales de salvación. La razón de beber de los manantiales de salvación que produce una pasión por hacer que otros alaben a Dios, es porque eso es lo que hallamos en el manantial.
No venimos al manantial solamente para analizar el agua o discutir o memorizar el agua. Venimos principalmente para probar el agua. Venimos no solamente porque sabemos que el agua es buena para nosotros, venimos no solamente porque amamos el agua, sino porque anhelamos el agua, disfrutamos el agua, saboreamos el agua.
Por lo tanto, el mensaje que hallamos buscando dentro de nosotros, no es ninguna lectura impersonal, neutral o desapasionada sobre algún tema religioso. La predicación es un deseo apasionado porque otros prueben y vean que el Señor es bueno y luego lo amen, lo deseen y se deleiten en El, y lo saboreen y luego realmente lo alaben con todo su corazón.
Déjeme terminar con este punto: las misiones no son la meta fundamental de la iglesia; la meta es la adoración. Las misiones existen porque en algún lugar no existe la verdadera adoración. Las misiones son el medio para crear la adoración en los corazones de aquellos que nunca han bebido de los manantiales de salvación. El padre está buscando gente que lo adore en espíritu y verdad. Este es el verdadero significado de las misiones: traer la adoración a Cristo para que sea exaltado en todos los pueblos de la tierra.
Pero la fuente de toda nuestra perseverancia, de toda nuestra predicación y de toda nuestra adoración son los manantiales de salvación. La maravilla de esta agua es que te hace un predicador, un mensajero con una pasión misionera de ver a Dios exaltado y de oír las alabanzas a su nombre en todos los pueblos. Por lo tanto, yo animo a cada uno de ustedes a beber profundamente, y a beber diariamente. Sigan bebiendo. Sigan bebiendo.
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