¿Por qué los santos sirven al cuerpo?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre La Naturaleza de la Iglesia
Una parte de la serie The Church: Living Together When Christ is All in All
Traducción por Carolina Andrades
Efesios 4:7-16
Pero a cada uno de nosotros se nos ha dado gracia en la medida en que Cristo ha repartido los dones. Por esto dice: “Cuando ascendió a lo alto, se llevó consigo a los cautivos y dio dones a los hombres”. (¿Qué quiere decir eso de que «ascendió», acaso también descendió a las partes bajas, o sea, a la tierra? El que descendió es el mismo que ascendió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo)
Pasaremos dos semanas con este texto. Hoy nos haremos la siguiente pregunta. “¿Por qué los santos sirven al cuerpo de Cristo?” La próxima semana nos preguntaremos “¿Cómo los santos sirven al cuerpo de Cristo”. Otra forma de decirlo sería: hoy hablaremos sobre el propósito del ministerio de cada miembro y la próxima semana hablaremos sobre qué formas y a través de qué medios los miembros sirven al cuerpo.
¿Todo miembro de la iglesia debe servir al cuerpo de Cristo?
Antes de analizar esta pregunta necesito justificar la idea de que todo miembro de la iglesia debe servir al cuerpo de Cristo, en ¿qué me baso para pensar eso? La respuesta se encuentra en el versículo 7 y en los versículos 11-12. En el versículo 7 Pablo habla sobre cómo Cristo dota a cada cristiano con una variada cantidad de gracia y en los versículos 11-12 se refiere a como Cristo le ha dado a la iglesia algunas personas que equipan a los santos para servir al cuerpo. Cada creyente ha sido bendecido con una variedad de gracia Versículo 7: “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”. Acá lo principal es que Cristo le da a cada fiel una variedad de gracia. Cada uno de ustedes recibe de manera excepcional un regalo de Cristo. Esto significa que no somos un accidente en el cuerpo de Cristo. Cuando reciben la gracia, es porque Cristo se las dio en la cantidad necesaria para cumplir sus buenos propósitos para ustedes y para el cuerpo. Esto aún no explica por qué cada miembro debe ser un ministro para el cuerpo, pero sí entrega los fundamentos de los versículos 11-12. “Cada uno de nosotros” recibe la gracia no de acuerdo a nuestro valor o méritos, sino de acuerdo a la medida en que Cristo decide dárnosla. Romanos 12:6 dice casi lo mismo: “Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado”. Nuestra gracia es diferente, debido a la gracia soberana, otorgada de acuerdo a la voluntad de Cristo, la cabeza. La cabeza siempre sabe lo que es bueno para el cuerpo. La Iglesia ha sido dotada de gente de variados oficios Los versículos 11 y 12 hacen explícita la idea de que cada miembro ministre. Luego de describir (en los versículos 8–10) cómo Cristo surge de la muerte y asciende a los cielos como un general triunfante con sus carros llenos de dones, listos para ser distribuidos a sus tropas, Pablo dice: “Y él [Cristo] constituyó a unos apóstoles; a otros profetas; a otros evangelistas; y a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. Esto es diferente al versículo 7, ya que ahí el tema es que Cristo ha regalado a cada creyente con variada gracia. Y acá el punto es que la Iglesia ha sido bendecida por Cristo con personas de diversos oficios: “algunos como apóstoles, otros como profetas, algunos como evangelistas, pastores, y profesores [probablemente un oficio]”.Estas personas o regalos para la Iglesia, todas ellas perfeccionan a los santos, es decir, a los creyentes (todos los creyentes son santos según el Nuevo testamento y que han sido apartados de Dios). La necesidad de perfeccionarse La palabra equipar en general se refiere a arreglar algo que se ha roto (las redes se rompen, Mateo 4:21) o a suplir la falta de algo (como en 1 Tesalonicenses, 3:10 “Deseamos suplir, o equipar lo que falta a vuestra fe"). Así que los versículos 11-12 hablan de que Cristo no solo regala una variedad de bendiciones a cada creyente en la Iglesia, sino que además le entrega a la iglesia, líderes cuyo trabajo es reparar aquello que está roto y suplir las carencias de los fieles. Hablaremos más sobre este tema la próxima semana, pero piensen en lo mucho que significa esto para la naturaleza de la iglesia. A cada uno de nosotros Cristo les ha entregado una variedad de bendiciones y aún así no somos perfectos, por lo que necesitamos que los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores o los profesores arreglen o suplan esta carencia. Nadie puede decir: “El mismo Dios me ha bendecido y me ha dotado de una cantidad de bendiciones, por lo que no necesito a ninguna autoridad apostólica, (lo que yo creo se presenta a través del Nuevo Testamento) o inspiración profética, entrenamiento evangélico, alimento espiritual o profesores para aplicar la biblia en mi vida “. Este texto simplifica la idea de que todos ustedes han sido bendecidos con una cantidad de gracia y que todos ustedes en alguna medida necesitan mejorar esa gracia. Lo primero prueba que la iglesia los necesita y lo segundo prueba que ustedes necesitan a la iglesia. Para la obra del servicio/ministerio No obstante, el punto principal aún no se ha hecho. El versículo 12 continúa diciendo que los líderes equipan a los santos con un propósito específico, en nombre de la “obra para el servicio” o “por la obra del ministerio”. Arreglar lo que está roto y suplir las carencias de los santos no es un fin por sí mismo. Los líderes no terminarán su trabajo y dirán “Bueno, ahora que hemos arreglado y suplido a los santos se acabó”. No, el hecho de arreglar y suplir a los santos tiene el propósito de convertirlos en sirvientes o ministros. Así que finalmente esta es la justificación de la idea con la que comencé, concretamente, que cada santo, cada cristiano es un ministro. Este es el porqué del título del mensaje de hoy “por qué los santos ministran el Cuerpo y el mensaje de la próxima semana puede titularse “Cómo los santos ministran el cuerpo”. El cuerpo necesita mucho trabajo ¿No consideran notable la visión de Pablo sobre el cuerpo de Cristo de que éste necesita mucho trabajo? Reflexionemos sobre ello un momento. Cuando nos damos cuenta de la imperfección de la iglesia, esto nos ayuda a no desanimarnos. Comienza cuando las personas se convierten en creyentes y reciben la gracia que Cristo les da en su medida (versículo 7). Luego todos estos santos necesitan beneficiarse de los líderes que los perfeccionan para el ministerio. ¿Pero para quién es ese ministerio? Es para aquellos mismos santos que están sirviendo al cuerpo de Cristo. Esto se explica al final del versículo 12: “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. Así que pesar del hecho de que todos los santos han sido bendecidos con la gracia entregada por Cristo, todos necesitamos el ministerio de los santos para desarrollarnos, y no solo eso, sino también necesitamos líderes, para arreglarnos y perfeccionarnos de forma que nos ayude a ser santos en servicio a otros santos. La edificación del cuerpo de Cristo Ahora la pregunta específica para hoy es, ¿por qué todo este ministerio? ¿cuál es el propósito?¿qué se supone que deberíamos estar haciendo aquí en Belén?¿qué significado tiene ser iglesia?¿o hacer iglesia? Esto es lo que nos hemos estado preguntando estas semanas. El versículo 12 lo resume con la frase “edificación del cuerpo de Cristo”. El propósito de todo ministerio es fortalecer el cuerpo de Cristo. Esto es lo que debemos reflexionar el resto de la mañana. ¿Qué significa? No es lo mismo que fortalecer a individuos Primero que todo, fíjense que no es lo mismo que fortalecerse como individuos. Eso es solo una parte: Pablo dice en Romanos 15:2 “Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación” (exactamente la misma palabra: oikodome). Se supone que debemos fortalecernos mutuamente en la fe y la esperanza, en el amor y en la santidad. Sin embargo, esto no es lo que el versículo 12 dice. Aquí el ministerio de los santos tiene como propósito edificar el cuerpo de Cristo. Lo que Pablo desea enfatizar es el propósito de fortalecer el todo, no solo las partes. Esta visión no es fácil de entender, pero debemos hacer el intento y no dejar que nuestra inclinación individualista le de un giro al texto. El objetivo de nuestro ministerio como cristianos, es fortalecer el cuerpo como un todo. La unidad de la fe y la unidad del conocimiento Ahora veamos qué significa esto. Los versículos 13-15 dan la respuesta. Fíjense en el versículo 13. Dice “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” Esto confirma lo que Pablo desea enfatizar, el desarrollo del cuerpo como un todo, no sólo como individuos. Señala que el propósito es la unidad de la fe y la unidad del conocimiento. No debemos pasar por alto lo anticuado de esto: la unidad del conocimiento no es algo políticamente correcto. La palabra clave hoy es diversidad, no unidad, en especial cuando se refiere a la afirmación de conocer algo sobre el hijo de Dios. Sin embargo, Pablo responde al relativismo de nuestros días con estas palabras: fortalecer el cuerpo de Cristo significa servir de tal forma de crear una unidad de conocimiento como la base de la unidad de la fe. El cambio en los últimos 50 años Cualquier esfuerzo de unidad en el cuerpo de Cristo que minimice la unidad del conocimiento no fortalecerá el cuerpo. Tengo el presentimiento de que estamos alcanzando la cresta de la ola de la indiferencia para con la veracidad doctrinal y la unidad del conocimiento y la importancia de la teología. La última publicación de Christianity Today describe el cambio que se ha producido en los últimos 50 años. Cincuenta años atrás los evangélicos estaban completamente comprometidos con la batalla en contra de los intentos de los modernistas de separar la cristiandad de la ortodoxia histórica. Esto mantuvo las ideas evangélicas centradas en el contexto de la fe cristiana, en las hipótesis de la verdad de las escrituras. Hoy en día los evangélicos parecen estar bastante más interesados en los temas sobre el culto. Esto ha generado dos direcciones distintas: un movimiento hacia lo litúrgico dirigido por aquellos que favorecen lo intelectual, y un movimiento hacia lo carismático dirigido por el practicante promedio. Ambos representan un cambio en el énfasis alejado del conocimiento sobre Dios, hacia la experiencia de Dios. Pienso que esto es correcto. Hubo un alejamiento del interés sobre el correcto conocimiento de Dios hacia el deseo por una mayor experiencia inmediata de Dios, que no debe interferir con la labor del conocimiento, pero sospecho que esta tendencia pronto acabará. Una hostilidad abierta hacia la biblia y la verdad cristiana Ayer el Star Tribune publicó (aparentemente con aprobación) un artículo escrito por dos ateos que defendían la idea de Gene Kasmar de sacar la biblia de las escuelas públicas de Brooklyn Center. En el artículo señalaban: “Es cierto que la biblia tiene material que vale la pena, pero aquellas cosas probablemente podrían estar en un folleto”. La razón por la que creo que Star Tribune publicó esto con aprobación es porque el título bajo la imagen de la biblia, sin citas que indicarán que se refería a la opinión de los escritores, decía: “La biblia está llena de maltrato hacia los niños que cuenta con la aprobación divina”. Supongo que en los años venideros aumentará este tipo de abierta hostilidad hacia la biblia y hacia la gente que cree en la biblia. Sin considerar a los evangélicos reconoceré que no tenemos la gran influencia que pensamos tener en América. Y que empezaremos a volver a enfatizar las verdades que nos distinguen en vez de omitir de manera constante la dura realidad y suavizando las cosas para hacerlas parecer como una cultura secular que no se muestra interesada. Cuando esto suceda volveremos a descubrir la importancia crucial del conocimiento, la doctrina y la teología. Despertaremos frente al hecho de que muy pocas personas en los últimos años han desarrollado una articulada defensa de la biblia que le haga frente a las burlas del Star Tribune, pero ya se ha hecho y se seguirá haciendo. La madurez, total, un hombre completo, Cristo. Ahora fíjense en la frase en la mitad del versículo 13 “un hombre maduro” “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro”. Este es el propósito de fortalecer el cuerpo, que el cuerpo alcance la “perfección”. Ahora, no como individuo. Sí debemos ser capaces de madurar, pero en este caso Pablo se refiere a Cristo como un “hombre maduro”. La siguiente frase lo explica: “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. La madurez, total, el hombre completo es Cristo. Pablo describe a Cristo como un hombre maduro. Luego ve a la iglesia como el cuerpo de este hombre adulto. Solo el cuerpo se encuentra aún en proceso de desarrollo. Nosotros debemos servir el uno al otro no solo con el objetivo de ayudarnos a crecer, sino con la idea de que todo el cuerpo alcance la madurez del hombre. En otras palabras, como somos parte del cuerpo de Cristo, debemos madurar al igual que el cuerpo, debemos convertirnos en un varón perfecto a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. El versículo 15 utiliza la metáfora del crecimiento en vez del desarrollo para explicar lo mismo: “siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”. En el versículo 15 crecer en Cristo significa o mismo que alcanzar la madurez como hombre en el versículo 13. El propósito de nuestro ministerio El objetivo de nuestro ministerio, que es también el de ustedes, con sus gracias y dones, es convertirse en el cuerpo de Cristo unificado en fe y sabiduría y que se hace cada vez más grande en el tipo de persona unificada que Cristo es. Esto no es fácil de entender, pero me gustaría decirlo aunque no lo comprenda completamente. El propósito del ministerio no solo es que los individuos estén preparados, sino que el cuerpo asuma una personalidad, una fuerza, un amor y un espíritu como el de Cristo. Tenemos mucho que aprender. Como estadounidenses estamos totalmente dedicados a la satisfacción y a la realización personal, de modo que la idea de dedicar nuestras vidas y ministerios al desarrollo del cuerpo de Cristo que es un todo, como Cristo y como un todo tiene una gran fe y como un todo ha unificado conocimiento y como un todo actúa como un hombre maduro, Cristo Jesús, la idea de dedicarnos a eso, es muy difícil de asimilar. No obstante, les pido hacerlo que mediten sobre esto, a rezar, a desearlo y a seguir conmigo, y preguntarnos la próxima semana cómo servimos nosotros a este fin.
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