Tu Amor Es Mejor Que la Vida
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper sobre Misión de Iglesia
Traducción por Silvana Enriqueta Mellino
Salmos 63
Oh Dios, tú eres mi Dios;
yo te busco intensamente.
Mi *alma tiene sed de ti;
todo mi ser te anhela,
cual tierra seca, extenuada y sedienta
donde no hay agua.
Te he visto en el santuario
y he contemplado tu poder y tu gloria.
Tu amor es mejor que la vida;
por eso mis labios te alabarán.
Te bendeciré mientras viva,
y alzando mis manos te invocaré.
Mi alma quedará satisfecha
como de un suculento banquete,
y con labios jubilosos
te alabará mi boca.
En mi lecho me acuerdo de ti;
pienso en ti toda la noche.
A la sombra de tus alas cantaré,
porque tú eres mi ayuda.
Mi alma se aferra a ti;
tu mano derecha me sostiene.
Los que buscan mi muerte serán destruidos;
bajarán a las profundidades de la tierra.
Serán entregados a la espada
y acabarán devorados por los chacales.
El rey se regocijará en Dios;
todos los que invocan a Dios lo alabarán,
pero los mentirosos serán silenciados. (NVI)
Aquellos de nosotros que tenemos un liderazgo en Belén creemos que cuánto más nítidamente te enfoques en los objetivos de la iglesia, más intencionalmente y estratégicamente podrás ayudar a alcanzar esos objetivos. En otras palabras, si no puedes afirmar con claridad y de modo conciso el porqué existimos como iglesia, pues, entonces será más difícil cumplir con la función o la misión de la iglesia.
Todos creemos con todo el corazón que así como cada ojo, cada oreja, cada diente, cada lengua, cada dedo de la mano y del pie tienen una finalidad en el funcionamiento del cuerpo humano, así también cada miembro individual de la Iglesia Bautista Belén debería cumplir una función por la cual existimos como iglesia.
¿Cuál Es Nuestra Misión?
Hace cuatro años El Consejo de Diáconos y el personal de la iglesia trabajaron para crear una filosofía ministerial y una declaración de prioridades para responder a las preguntas: “¿Por qué existimos? Y ¿Cuál es nuestra misión?” La respuesta dada fue que la iglesia tiene tres prioridades: una relacionada con Dios, otra, con los creyentes y otra, con los no creyentes.
Una de las razones del porqué existimos como iglesia es observar que cada miembro alcance la madurez en la adoración a Dios tanto personal como colectiva;
que cada miembro alcance la madurez en la capacidad para amar a los creyentes y reforzar su fe; y que cada miembro alcance la madurez en el coraje y la eficacia para poder llegar a los no creyentes con el evangelio de Jesucristo. Existimos para adorar a Dios, para educarnos y para evangelizar al mundo, todos para la gloria de Dios. Prediqué sobre estas tres prioridades hace dos años porque estábamos tan convencidos de que cuánta más claridad tienes del porqué estamos aquí, más inteligentemente, libremente y estratégicamente puedes hacer tu contribución esencial a la causa.
La Necesidad de Recordatorios y Repasos
Pero ahora el tiempo ha pasado. Y por medio de una ley poderosa de la naturaleza humana caída, la misión comienza a debilitarse, los objetivos se tornan borrosos y el momento del pensamiento estratégico se cae en la mentalidad del mantenimiento. No creo que haya ocurrido aquí en Belén. Pero sucederá si no repasamos nuestro sentido de misión y renovamos la razón de nuestra existencia una y otra vez.
Por lo tanto nuestro objetivo para los próximos tres meses es recordarnos el porqué existimos y permitir que las Escrituras desplieguen ante nosotros el significado de nuestras tres prioridades. Y mi deseo es describir la misión de Belén de tal manera que cada miembro podrá articularla para sí mismo y para los otros en unas pocas oraciones simples y tendrá un fundamento bíblico para lo que exprese.
Nuevas Formas de Expresar lo Antiguo
La misión no ha cambiado en los últimos cuatro años, pero nos hemos topado con algunos vocablos nuevos para expresar lo mismo de una manera diferente. Creo que esto tiene una ventaja no solamente en mantener actualizado el sentido de nuestra misión, sino, también en mantener a Dios centralizado, lo cual es de suma importancia para nosotros.
La manera en que planteamos la misión de la iglesia hoy en día es que Belén es una visión de Dios, y la razón por la que existimos es para saborear y percibir esa visión, inculcar esa visión y difundir esa visión. Estas son las tres prioridades antiguas y conforman nuestra razón de ser.
Saboreamos y percibimos la visión de Dios en la adoración.
Inculcamos la visión de Dios a través de la comunidad de educación y enseñanza.
Y difundimos la misión de Dios a través de evangelización y misiones.
Mantener a Dios Centralizado
La gran ventaja de describir nuestra misión de esta manera es que en todo momento Dios es el centro explícito. Él no es solo el centro en el eje vertical de los hechos de adoración, sino que también es el centro en el eje horizontal de las obras de educación y evangelización. Jamás intentamos hacer a un lado el hecho de que a través Él, por Él y para Él son todas las cosas (Romanos 11:36)…porque en Él vivimos, nos movemos y existimos (Hechos 17:28)…ya que todo eso que hacemos, ya sea comer o beber o adorar o trabajar o atestiguar, debería hacerse por su gloria.
El Plan para los Próximos Tres Domingos
Por lo tanto, por tres semanas queremos hablar de estas tres prioridades de la iglesia: saborear y percibir la visión de Dios en la adoración, inculcar la visión de Dios en la capacitación y educación y difundir la visión de Dios en la evangelización y las misiones.
En lugar de tomar los domingos en forma separada para desarrollar la visión en sí misma, he decidido simplemente que los textos mismos traigan a la luz algunas de sus características cada semana. En cierto sentido, cada mensaje matutino y vespertino se enfoca en el perfeccionamiento de la visión. Es por eso que hoy nos dirigimos al Salmo 63 e intentamos dejar que al menos los primeros ocho versos de este salmo nos desplieguen la prioridad de…saborear y percibir la visión de Dios.
David en el Desierto
El salmo comienza con un encabezado que dice: “Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá”. En el verso 9 él habla de: “Aquellos que buscan mi vida para destruirla”. Entonces es probablemente un fugitivo de algún tipo. Alguien lo está persiguiendo en el desierto.
Nos inclinamos a pensar en los días cuando el Rey Saúl persiguió a David en el desierto y trató de matarlo. Pero el verso 11 se refiere a un tiempo después. Ya se imagina a David como el rey: “Mas el rey se regocijará en Dios; y todo el que por Él jura se gloriará, porque la boca de los que dicen mentiras será cerrada”. Pero cuando Saúl persiguió a David, todavía no era rey.
Pero hubo un tiempo en el que David fue rey y un fugitivo de su propia tierra y forzado a huir al desierto, es decir, la época en la cual su hijo Absalón se sublevó e intentó derrocar el trono de su padre. Según 2 Samuel 15:23, David huyó de la ciudad, cruzó el arroyo Cedrón y se dirigió al desierto. Es probablemente la experiencia detrás del salmo.
“Oh Dios, Tú Eres Mi Dios”
Se encuentra en el desierto y comienza su salmo: “Oh Dios, tú eres mi Dios”. Estas palabras son importantes por muchas razones.
Un Hombre Que Tiene Una Relación con Dios
Primero, dejan en claro el hecho tremendamente importante de que la búsqueda y la sed de Dios, lo cual veremos en solo un instante, no es la búsqueda de un hombre que desconocía a Dios. No es la búsqueda de un hombre que no tenía relación alguna con Dios.
Al contrario, “Oh Dios, tú eres mi Dios” es la afirmación más profunda de que entre David y Dios hay un pacto, una relación basada en el juramento de Dios. Dios había dicho a Abraham en Génesis 17:7: “Y estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia después de ti, por todas sus generaciones, por pacto eterno, de ser Dios tuyo y de toda tu descendencia después de ti…y yo seré su Dios”.
Cuando David dice: “Oh Dios, tú eres mi Dios”, reafirma la roca bajo las arenas movedizas de sus propias emociones. Cuando grita: “¡Oh Dios, tú eres mi Dios!”, no quiere decir que siempre se encuentra más allá y por encima de los sufrimientos del alma sedienta. Cuando dice: “Oh Dios, tú eres mi Dios”, se refiere a por lo menos dos cosas:
1. Cuando tenga sed, buscará saciar su sed sólo en Dios y en nada más: “Oh Dios, tú eres mi Dios”.
2. Y quiere decir que cuando busque a Dios, Dios estará allí y satisfará sus necesidades. “¡Oh, Dios, tú eres mi Dios!”
¿Eres Como David?
¿Eres como David esta mañana? Cuando eres expiado al desierto por circunstancias dolorosas y trágicas y comienzas a intentar con dificultad respirar en las arenas movedizas de tus propias emociones, ¿puedes gritar entre chacales y víboras: “Oh Dios, tú eres mi Dios”? ¡El pacto sigue en pie! Hay una roca debajo y se elevará a tiempo.
¿Tienes una relación de pacto con Dios esta mañana?
Si dices: “¿Qué es eso? ¿Cómo es? Permítanme leerles las palabras de un hombre que hizo un pacto con Dios cuando tenía 19 años. Jonathan Edwards escribió sobre esto algunos años después, de la siguiente manera: El 12 de enero de 1723, hice una solemne dedicación de mí mismo a Dios y lo escribí. Me entregué y ofrecí todo lo que tenía a Dios para que bajo ningún aspecto el futuro sea mío y para actuar como alguien que no tiene derecho a sí mismo, en cualquier respecto. Y solemnemente juré tomar a Dios por mi porción y júbilo completos, sin mirar a nada más como parte de mi felicidad ni actuar como si existiera. Y su ley como la constante regla de mi obediencia: comprometiéndome para luchar contra el mundo, la carne y el diablo hasta el fin de mi vida. (Narrativa Personal)
¿Has decidido comprometerte en un pacto con Dios? ¿Te has encontrado alguna vez con Jesucristo
interponiéndose en tu camino, siguiéndote por el sendero de la insurrección y en sus manos una declaración de amnistía de Dios firmado con su propia sangre, la sangre del pacto? ¿Y has visto alguna vez sus ojos y lo has oído decir: “El Rey cancelará tu deuda y perdonará tu insurrección y te dará la bienvenida a su reino si te arrodillas y me prometes lealtad y fe por siempre”?
¿Te has arrodillado al igual que Jonathan Edwards y has hecho este juramento de pacto: “Oh Dios, de ahora en adelante, en fe y lealtad, tú eres mi Dios”? Los insto a que lo hagan incluso mientras escuchan esta mañana… y todos ustedes, para reafirmar sus promesas de pacto.
El Salmo se Creó sobre Este Fundamento
El motivo por el cual me obsesioné tanto tiempo en esta frase esta mañana es que el resto del salmo está escrito sobre este fundamento. Sin esta roca debajo no hay verdadera adoración a Dios.
Pero una vez establecido este fundamento, lo que aparece luego en el salmo es que Dios es saboreado en al menos dos maneras, y por consiguiente, la adoración toma, por lo menos, dos formas. En los versos del 1 al 4 se describe ese sabor de Dios a través de la sed. En los versos del 5 al 9 se lo describe a través de un banquete. En otras palabras, en los versos del 1 al 4 la visión de Dios no es clara ni está presente ni tampoco llena y gratifica y, por ende, David lo desea vehemente. Pero en los versos del 5 al 9 la visión está presente y es abundante y David come hasta hartarse con satisfacción.
Anhelo y Saciedad de David
Quiero que comprendan esto con claridad esta mañana porque es muy importante para entender los movimientos de su propia alma redimida. Dios es adorado, honrado, saboreado y percibido tanto por medio del anhelo por él como de la saciedad de él. ¡Recuerden eso, por favor! ¡No es un simple verso inteligente en un sermón, proviene directamente del texto!
El verso 1 de la Versión Estándar Revisada (RSV, por sus siglas en inglés) expresa: “Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua”. Y luego el Señor del pacto viene. La roca se eleva hasta encontrar los pies de David. El banquete de su gloria se despliega ante los ojos de fe y David dice: “Como con médula y grosura está saciada mi alma”.
Dios es adorado, honrado y saboreado tanto en el momento en que anhelamos por él como cuando nos saciamos de él. Anhelar es la forma de adoración cuando Dios está distante y saciarse es la forma de adoración cuando está cerca. El corazón que saborea y percibe a Dios por encima de todas las cosas experimentará ansia, deseo vehemente, sed, jadeo y anhelo cuando la visión de Dios está distante y borrosa. Y aquel mismo corazón experimentará saciedad y satisfacción cuando la visión se aproxima y se aclara.
Esto es una gran ayuda para nosotros cuando despertemos en el desierto. Y algunos de nosotros despiertan allí todos los días.
Permítanme hacer sólo otras dos observaciones de este texto por el bien de nuestra vida de adoración en Belén y por la prioridad de saborear y percibir la visión de Dios.
La Esencia de la Verdadera Adoración
La primera es que aún cuando la adoración involucre expresiones de gratitud a Dios por nuestros dones, esta no es la esencia de la verdadera adoración. De hecho, es una gratitud a Dios por sus dones, en la cual no existe verdadera adoración en absoluto. En otras palabras, hay gente que ama su salud, a su familia, a su trabajo y a sus hobbies y agradece a Dios por ello a menudo, pero no ama a Dios. No saborean a Dios. Y cuando Dios no es saboreado por la dulzura y excelencia de quién es Él, no es adorado.
Desear a Dios Más Que a la Vida Misma
David deja esto bien en claro por la manera en que expresa sus anhelos en los versos del 1 al 3. En el verso 1, él dice: “Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela”. Ante todo, esta no es una sed para cualquiera de los dones de Dios. Es una sed para Dios. David tiene un corazón para Dios. Tiene un sabor y percepción para la comunidad con Dios.
Lo hace aún más explícito en el verso 3: “Porque tu amor constante es mejor que la vida, mis labios te alabarán”. Esto significa que David quería a Dios más que a su propia vida. Y si quieren más a Dios que a su vida, entonces quieren a Dios más que a todas las alegrías de su vida: familia, salud, alimento, amistad, relaciones sexuales, satisfacción laboral, productividad, libros, patinetas, computadoras, música, hogares, atardeceres, colores otoñales. Cuando David dice que el amor de Dios es mejor que la vida y, por consiguiente, mejor que toda la belleza que la vida significa, no está negando que todas estas lindas cosas provienen del amor de Dios. Más bien nos advierte de que si nuestros corazones deciden (¡incluso agradecido!) por la belleza del regalo y no ansiamos la belleza infinitamente más noble de Dar Alegremente, entonces somos idólatras y adoradores de Dios.
¿Por qué Necesitamos el Desierto?
Me pregunto si ésta es la razón por la cual no podemos prescindir de las experiencias de vida en el desierto. Si toda la vida fuera un paraíso, como mucha gente cree que debería ser y como muchos tratan de hacerlo, entonces, ¿no nos haríamos mucho más a menudo adictos al saboreo de los dones de Dios antes que a Dios? Seguramente ésta es la razón por la cual Jesús dijo que es difícil para un hombre rico entrar en el reino de Dios. Y seguramente ésa es la razón por la cual él lleva a sus amados una y otra vez por los fuegos del desierto. Nos desencantaría del mundo y nos daría un sabor para toda la eternidad.
Y no crean que fue fácil para David dejar atrás los dones de Dios. En poco tiempo, la rebelión en Jerusalén será sofocada y Absalón será asesinado con los dardos de Joab y David subió al aposento y lloró: “¡Hijo mío Absalón; hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera haber muerto yo en tu lugar! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!” (2 Samuel 18:33)
El desierto es el camino de Dios para lograr que dejemos atrás las cosas más preciosas del mundo. Y aquellos que perciben y saborean la visión de Dios saben que su amor es mejor que todo lo que esta vida pueda dar. La Importancia de la Adoración Colectiva
Lo último que quiero que veamos de este salmo es la importancia de la adoración colectiva en la vida del alma. ¿Comprenden ustedes desde el verso 2 qué era para David la función del templo de adoración mientras estaba en el desierto?
Su Función en la Vida de David
Él dice: “Te he visto en tu santuario y he contemplado tu poder y tu gloria”. ¿Qué significa esto? Significa que cuando estaba afuera en el desierto, aislado de la comunidad de adoración en el Templo, fue el recuerdo de las experiencias allí que le presentaron a Dios con claridad y poder y finalmente le dio un banquete en el desierto.
Ni en el Viejo Testamento ni en el Nuevo Testamento, la adoración estaba destinada a realizarse en un edificio. Sin embargo, tanto en el Viejo Testamento como en el Nuevo Testamento, Dios ha bendecido las reuniones regulares de su pueblo con la visión de su poder y su gloria. Ésta es la visión que alimenta nuestras almas los domingos por la mañana y luego, más adelante, en el desierto, y que funciona para recordarnos que Dios es verdaderamente grandioso y que nos hace tener sed y anhelar su poder y su gloria.
Las Implicaciones para Nuestra Adoración Juntos
Ojalá hubiera tiempo para desplegar todas las implicaciones que esto tiene para nuestra adoración juntos. Pero permitamos que las palabras de cierre sean suficientes. Cuando entiendan que la esencia de la adoración es el sabor genuino de Dios, ya sea, a través del anhelo o la saciedad, del tener sed o estar lleno hasta el tope, ya no puedes considerarlo a la ligera. Se convierte en la mismísima pieza central de la vida. Se convierte en una esencia radicalmente centrada en Dios. Se torna intensa y ferviente. Se convierte, para la mayoría de la gente, en la única hora de la semana cuando todos hacen silencio con reverencia y sobrecogimiento ante el poder y la gloria de Dios.
¿Qué hacemos para ayudarlos a convertirse en adoradores como David?
Y por consiguiente, hacemos lo que está a nuestro alcance para ayudar a adoradores como David a seguir firmemente a Dios.
Instamos a que busquen a Dios durante el preludio y no hablen entre ustedes.
Cerramos las puertas en momentos extendidos de adoración para que aquellos que estén aquí puedan brindar toda su atención a Dios sin distracciones y no, al hombre.
Tenemos momentos para alabanza, meditación y ofrendas sin dirección verbal para que puedan tratar con Dios en la quietud y calma de sus corazones.
Dejamos que mucho del servicio fluya sin comentarios ni anuncios para no distraer la atención de su comunión con Dios.
Esforzar Nuestras Mentes y Corazones hacia Dios.
La mayoría de nosotros no creció bajo una tradición en la cual se tomaba seriamente la adoración centrada en Dios. La mayoría de las personas vienen a la iglesia con una mentalidad de entretenimiento pasiva, y por consiguiente, salvo en los momentos más fascinantes, la mente tiende a flotar sin rumbo de una cosa a otra. Y el pensamiento de ejercer el esfuerzo para dirigir la atención de la mente y el afecto del corazón a Dios es externo. Y, por lo tanto, lo que David describió en el verso 2 debe ser aprendido. “Te he visto en tu santuario y he contemplado tu poder y tu gloria”.
Que el Señor nos brinde una pasión para adorar a Belén y así cumplir con el más básico y primer paso de nuestra misión, percibir y saborear la visión de Dios.
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