Lo Que Todo Pastor Debe Escuchar y Confesar

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English: What Every Pastor Must Hear and Confess

© The Gospel Coalition

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Por Paul Tripp sobre Ministerio Pastoral

Traducción por Manuel Bento Falcón


Si tus relaciones ministeriales han de ser saludables a la vista de Dios, debes comprometerte a plantar buenas semillas en la tierra de esas relaciones intencionadamente. Esto conlleva entendimiento, compromiso, disciplina y perseverancia. Gálatas 5:13 sgtes. es de gran ayuda en esto. Pablo delinea su estilo de vida relacional de esta forma: "servíos por amor los unos a los otros" (Gálatas 5:13, LBLA). Después dice algo sorprendente: "Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo. '" Si fueses tú el que hubiese escrito las palabras, "Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto, " ¿qué es lo que habrías escrito a continuación? Yo habría escrito, "Ama a Dios sobre todas las cosas. " Pero, sorprendentemente, eso no es lo que Pablo escribe. En lugar de eso dice, "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." ¿Cómo resume el amor al prójimo todo lo que Dios nos llama a hacer? La respuesta es simple y profunda al mismo tiempo. Aquellos que aman a Dios sobre todas las cosas amarán a su prójimo como a ellos mismos.

Ésta es una visión de diagnóstico en las relaciones ministeriales que todo pastor necesita escuchar. El problema en nuestras relaciones ministeriales no es primeramente que no nos amemos unos a otros lo suficiente; no, el problema es que no amamos a Dios lo suficiente, y porque no amamos a Dios lo suficiente, no nos amamos los unos a los otros como deberíamos. ¿Pudiera ser que estamos tan ocupados amándonos a nosotros mismos y asegurándonos de que otros nos "aman" de la forma que queremos ser amados, que tengamos poco tiempo y energía para amarlos a ellos como deberíamos?¿Pudiera ser que estamos tan ocupados trabajando para hacer que el otro colabore al servicio de nuestros deseos, necesidades y sentimientos que estemos demasiado distraídos para darnos cuenta de todas las oportunidades para amar que se nos dan cada día, y demasiado ocupados asegurándonos de que somos amados como para hacer algo con esas oportunidades incluso si nos diésemos cuenta de ellas? ¿Por qué sucede esto? Sucede porque hemos reemplazado el amor de Dios y el reposo en su cuidado por el amor a nosotros mismos y la ansiedad de la "necesidad"

Vertical, No Horizontal

Una vez más, esto significa que no arreglas las relaciones ministeriales horizontalmente primero; las arreglas verticalmente. Sólo cuando hemos confesado nuestra falta de amor por Dios---por su plan, por su propósito, por su llamado---y solamente cuando admitimos que hemos reemplazado sus planes por nosotros con nuestros planes egoístas seremos entonces libres para amarnos unos a otros de la forma en que su gracia lo hace posible. Entonces la manipulación es reemplazada por el ministerio. En lugar de trabajar para que la gente con la que vives y trabajas colabore contigo en tu servicio, encuentras gozo y satisfacción en descubrir formas de servirle a él o a ella. Entonces quieres mirar hacia delante buscando necesidades inminentes. Quieres hacer cosas que les traigan gozo. Quieres compartir sus tristezas y llevar sus cargas. Cuando esos deseos son mutuos, tus relaciones ministeriales no se vuelven perfectas, pero se convierten en un lugar donde la unidad real, el entendimiento y el amor tienen lugar para vivir, respirar, y crecer.

Este tipo de servicio no es natural en nosotros, porque todos tenemos el residuo del pecado, y el ADN del pecado es el egoísmo. Así que si queremos vivir de esta manera, cada uno de nosotros necesita el rescate, la intervención y la capacitación que solamente puede dar la Gracia de Dios. Necesitamos escuchar estas palabras: "Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Cor. 12:9, LBLA). Se honesto: tiendes a creer que tú eres el fuerte en las relaciones, cargado con las debilidades de los otros. Pero el pecado deja puñados de debilidad en todos nosotros. Nadie que lea este artículo estará orgulloso de absolutamente todo lo que dijo esta semana. Nadie de los que lee está orgulloso de todo lo que hizo esta semana. Nadie defendería todo lo que ha pensado o deseado. Así que el cambio no se encuentra en defender nuestra justicia sino en admitir nuestra debilidad y clamar pidiendo ayuda, la cual Dios, en gracia, nos ha prometido.

Ya está bien de apuntar con el dedo. Ya está bien de escuchar como tu abogado interior defiende tu causa. Ya está bien de llevar un registro de los errores de la otra persona. Ya está bien de juzgar, criticar, y culpar. Ya está bien de hacer que el otro se sujete a un estándar más alto del que te sujetas tú mismo. Ya está bien de quejarse, discutir, retirarse, y manipular. Ya está bien del punto muerto de auto-justicia que nunca lleva al cambio. Ya está bien de ofensas y acritud. Ya está bien de pintarte a ti mismo como víctima y al otro como criminal. Ya está bien de exigir y de derechos. Ya está bien de amenazas y culpa. Ya está bien de decirle a los otros cuan bueno eres y cuan agradecidos deberían ser ellos por vivir con una persona como tú. Ya está bien de silencios enfadados e hipócritas. Ya está bien de hiper-vigilar a otros para ver si están cumpliendo. Ya está bien de montar la montaña rusa de sus subidas y bajadas. Ya está bien de mirar a otros para que sean tu mesías personal para satisfacer los anhelos de tu corazón. Ya está bien.

Es hora de dejar de apuntar con el dedo y comenzar a confesar tu debilidad profunda y generalizada. El cambio en tus relaciones ministeriales comienza confesando tu necesidad. Es hora de decir, "Señor, hay momentos en los que lo hago bien, pero muy a menudo lo hago mal. Muy a menudo dejo que la impaciencia y la irritación se lleven lo mejor de mí mismo. Muy a menudo tengo celos y no soy perdonador. Muy a menudo fallo en encontrarle gozo al servir y satisfacción al dar. Muy a menudo preferiría ganar antes que tener unidad y paz. Me digo a mí mismo que lo haré mejor, pero caigo en las mismas trampas de siempre." Todos necesitamos orar, "Señor ¿me fortalecerás hoy con tu gracia para que pueda Amar como me has llamado a amar?"


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