Amado Rebaño, No Temas Entregarlo Todo
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Audacia
Una parte de la serie The Righteous are As Bold as a Lion
Traducción por Beatriz G. Negron
Lucas 12:13-34
Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
No Temas: Confía en Dios, No en los Recursos Humanos
En todo este capítulo 12 de Lucas encontramos esparcidas palabras de Jesús con respecto a no temer. En cada mención, la paz, la intrepidez y la valerosidad que él quiere que tengamos no se debe a los recursos humanos que tengamos a nuestra disposicion (como el dinero o las habilidades o las posesiones o el intelecto o la apariencia o el estatus o las conecciones). En cada caso, la paz, la valerosidad, y la intrepidez se deben al hecho que Dios estara ahí por nosotros, incluso cuando los recursos humanos sean pequeños o nos fallen completamente.
Los Que Matan el Cuerpo
Por ejemplo, en el verso 4, Jesús dice, “Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer“. Entonces existe un ejemplo de que el fundamento de la intrepidez está firme cuando todos los recursos humanos de ayuda fallan y pierdes la vida. Jesús dice, “Incluso en ese momento, no temas, porque Dios estará alli en tu muerte y después de ella para siempre.”
Sabiduria Humana o Sagacidad
Otro ejemplo aparece en el verso 11: “Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.”
No te apoyes en sabiduría humana, memoria, creatividad, o sagacidad; confía en Dios, el Espíritu Santo. Cuando te sientas totalmente insuficiente para saber lo que dirás, confía en Dios, no en tí mismo.
La Parábola del Rico Necio
Como tercer ejemplo mencionaremos la parábola del rico necio que edifica graneros más y más grandes cuando sus ganancias aumentan. Y él piensa que ha encontrado el camino hacia la paz, la seguridad y la libertad del temor. Entonces él dice en el verso 19, “y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. “. Su contentamiento está en lo que piensa que puede controlar—sus inversiones. Pero Dios le dice en el verso 20, “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”
En otras palabras, si una persona ve que sus ingresos aumentan y aumentan, y en vez de canalizar esa ganancia hacia el ministerio del reino se dedica a comprar cosas más grandes y en mayores cantidades para aumentar su comodidad y seguridad (como este hombre rico), entonces Dios llamará a esta persona necia y pedirá su alma.
El Buscar Cosas
El cuarto ejemplo se encuentra en el verso 22, “No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis…” Otra vez en los versos 29-31: “Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.”
Aquí Jesús nos llama a reemplazar la búsqueda de cosas con la búsqueda del reino, y hacerlo sin ansiedad por no tener dichas cosas. Él nos llama a ser diferentes del resto del mundo: “Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo.” Los seguidores de Jesús reemplazan la búsqueda de cosas con la búsqueda del reino. Y le dejan a Dios el “éxito” financiero de sus empresas a medida que se enfocan en la recompensa espiritual—la recompensa de justicia, de misericordia y de exaltar a Cristo—no la recompensa monetaria.
La base para este enfoque audaz y firme con respecto a todo lo que hacemos para el reino de Dios es que Dios ha prometido estar ahí por nosotros. Verso 30: “pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.”
El Ser Ovejas
El quinto ejemplo es en el cual me quiero enfocar un poco más. Verso 32: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.”
Aquí esta claro nuevamente que el fundamento de la audacia no se halla en nuestros recursos humanos, sino en el hecho de que Dios esté ahí con nosotros. No temas aunque solo seas una oveja (en medio de lobos, 10:3) y aunque seas pequeña y no grande. Y recuerda que la base de tu audacia descansa en el hecho de que tienes un Padre que posee y corre el mundo y que realmente ama dar el reino a sus hijos que son como ovejas. “Porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.”
¿Cuál es la Amenaza que Provoca que Jesús Diga Esto?
Ahora, aquí hay una pregunta: ¿Cuál es la amenaza en el verso 32 que hace a Jesús decir: “No temáis, manada pequeña?” ¿Qué están siendo ellos tentados a temer? No intentes contestar esta pregunta fuera de estos versos.
Puedes encontrar la respuesta yendo en cualquier dirección, ya sea unos cuantos versos atrás o unos cuantos versos más adelante. Si vas atrás verás que lo que ellos están en peligro de temer es al llamado a no ser ya más como las otras naciones (v. 30) que buscan cosas y que edifican graneros más grandes. Si en efecto nos enfocamos en el reino y dejamos de buscar cosas, comodidad y seguridad, ¿seremos realmente felices? ¿Sobreviviremos realmente?
A esto Jesús dice: “No temáis, manada pequeña .” No temas dejar de buscar cosas.
O si continúas mirando el contexto (hasta el verso 33), a lo que ellos se enfrentan es al peligro de temer el dar las cosas. Verso 33: “No temáis, manada pequeña…vended lo que poseéis, y dad limosna.” Así que si regresas al verso 30, el temor está en no es buscar las cosas al modo de las naciones; y si regresas al verso 33, el temor está en dar las cosas que poseemos.
Buscar el Reino Mediante el Vender y el Dar
Y “buscar el reino” (v. 31) incluye ambas cosas: algo que dejamos de hacer y algo que empezamos a hacer. Dejamos de enfocarnos en nuestra búsqueda de cosas, y comenzamos a vender lo que no necesitamos, convirtiéndo nuestros recursos acumulados en ministeros de amor procedente del reino.
Y al hacer esto, Jesús dice que hacemos un verdadero tesoro para nosotros en el cielo. Jesús dijo una vez, “el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y… vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.“ (Mateo 13:44). La idea de esta parábola es que el reino de Dios es un tesoro más valioso que cualquier cosa que poseas.
Aquí en el verso 33, Jesús dice que cuando vendemos nuestras posesiones y damos limosnas—como actos de amor—estamos haciendo “bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote”. Ese tesoro es el reino de Dios.
La línea de pensamiento es: No busques tener cosas al modo de las naciones; busca el reino. ¿Cómo? Vende esas cosas y así te haces del tesoro, el reino, en los cielos. Busca cosas al modo de las naciones y pierde el reino. Vende tus cosas y da a favor de las naciones y heredarás el reino.
¿Significa Esto Que Compramos el Reino?
No. El verso 32 es claro: “porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. ” El reino de Dios es un regalo, no una compra que realizas; es regalado, no ganado. Pero es un regalo para aquellos que lo quieren más que a las cosas. Es un regalo para los que lo buscan más que a las cosas. Es un regalo para los que temen más el perderlo que el no tener seguridad terrenal. Es un regalo para los que confían más en el Rey que en el dólar.
No compramos el reino cuando reducimos nuestras pertenencias materiales y vendemos cosas para poder dar más. Lo que mostramos con esto es que valoramos el reino más que a las cosas.
Zaqueo ilustra lo que esto significa en Lucas 19:9. Él era el rico cobrador de impuestos. Cuando Jesús visitó su hogar, el corazón de él fue cambiado, y se puso en pie diciendo: “la mitad de mis bienes doy a los pobres”. Cuando Jesús escuchó esto dijo, “Hoy ha venido la salvación a esta casa”. ¿Quiso él decir que Zaqueo compró la salvación? No, lo que él quiso decir es que la salvación cambió a Zaqueo, y la prueba fue su actitud radicalmente diferente hacia el dinero.
La manera en que manejas tus posesiones demuestra donde está tu corazón. Y donde está tu corazón determina si eres salvo o no. Y si eres salvo o no determina si heredarás el reino—el tesoro en el cielo que no envejece.
Vender tus posesiones y dar en vez de acumular más y más cosas para tí mismo esl el camino al reino, no el pago por el reino. Es lo que prueba que amas el reino más a que las posesiones. Que confías en el Rey más que en el dinero.
Jesús Sabe que es un Mensaje que Causa Temor
Jesús sabe que este mensaje causa miedo en los corazones de sus discípulos. Cuando digo estas cosas, hay temor en muchos de ustedes de que la voluntad de Dios pudiera ser un estilo de vida muy diferente por el cual están luchando o el que viven. Jesus sabe que este es un mensaje que causa temor.
Y entonces él dice, “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.” El camino al reino es el camino de enamorarse del Rey Jesús, de confiar en nuestro Padre celestial, de desenamorarse de las cosas, y asumir un estilo de vida en guerra que maximize todo ingreso para la causa del reino. Y debido a que éste es el camino que lleva al reino, y ya que Jesús dice que nuestro Padre nos dará el reino, entonces podemos estar seguros de que Dios nos ayudará a permanecer en este camino.
Dios Hace lo Imposible
Eso fue lo que Jesús quiso decir cuando lidió con el joven rico en el capítulo 18. Él dijo, “vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.“ (v.22). Pero él no lo hizo. Y Jesús dijo, “!!Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!” (v. 24). Él lo comparó con pasar un camello por el ojo de una aguja. Cuando los discípulos dijeron, “¿Quién, pues, podrá ser salvo?” Jesús dijo, “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.“ (v. 27).
En otras palabras: Dios hace lo imposible; Dios trae a la gente al reino; Dios da el reino. La gente puede estar tan atada a las cosas, la seguridad, los placeres y el prestigio de sus posesiones que ellos no pueden “vender sus posesiones y dar limonsna.” No pueden confiar más en Dios que en la seguridad que las cosas ofrecen. No pueden deleitarse más en Dios que en los placeres que las cosas le dan. No pueden adoptar un estilo de vida bélico que ponga un límite a gastar en cosas y canalize toda abundancia hacia obras de compasión, justicia y verdad a favor del reino.
Pero lo que ellos no pueden hacer, dijo Jesús, Dios sí puede. Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. De eso se trata la conversion: el trabajo de Dios de cambiar el corazón y llenarlo con la riqueza de la gloria de Cristo y libertarlo de la esclavitud de la vanagloria de las cosas.
El Reino Es un Regalo de Dios
“El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios,” dijo Jesús (Juan 3:3). “Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.“ (Mateo 18:3). Ser nacido de nuevo, convertirse y ser nuevamente como un niño es un regalo milagroso de Dios. Sin ello nadie entra al camino que lleva al reino y nadie permanece en el camino y entra al reino. El reino es un regalo de Dios. No se obtiene con nuestra fuerza.
Pero es un regalo, no porque haya un camino ancho que lleva a la vida. El camino que lleva a la vida es estrecho y es el camino donde se venden los bienes y se dan lismonas, donde se le pone un límite a la capacidad siempre en expansion de comprar y comprar y comprar—granero trás granero. El camino que lleva a la vida—al reino—se encamina a un estilo de vida bélico cuyo objetivo no es seguridad, comodidad y prestigio debido a la acumulación de posesiones, sino salvar al perdido, enviar misioneros, alimentar al hambriento, sanar al enfermo, enseñar al simple y dignificar al pobre con trabajo y cuidados. Y cuando ese estilo de vida ocurre, es un milagroso regalo de Dios.
Relacionando Todo Esto con Nuestra Situación en Belén
Al relacionar esto con nuestra situación aquí en Belén, llamo tu atención a nuestro folleto titulado “Nuesto Informe de Ofrendas” publicado por los Administradores de Finanzas y Propiedad. Informa sobre la historia de nuestro crecimiento; los porcentajes del presupuesto de 1.4 millones de dólares que va a las misiones, los pastores, el personal, la educación, la alabanza, la oficina y el mantenimiento; y las razones por la crisis de dinero en efectivo en la que nos encontramos en estos momentos. Estos están disponibles en la mesa de información.
En la parte de atrás de este folleto dice que estoy supuesto a hacerte un reto especial. Ayer oré al respecto una y otra vez. Se me ocurrió que puedo indicar que si cada persona que asiste el domingo diera $4.16 extra a la semana, se podría cubrir nuestra necesidad presupuestal para todo el otoño. O siendo más realistas, $6.89 a la semana por cada uno de los 725 adultos que dan regularmente tendría el mismo efecto. Yo les comprometo a hacer por lo menos esto, como Dios les permita. Serían $14 más de cada salario quincenal.
Pero esto no fue lo que sentí que el Señor me urgía a presentarle a ustedes como un reto especial esta mañana. Lo que creo que Él quiere que les diga se acerca más a las palabras de Jesús. Lo llamaré el comodín William Carey. Mi reto es que te arriesgas a jugar esa carta.
En octubre del 1795 William Carey recibió un paquete de cartas cuando estaba en la India. Una de las cartas criticaba a Carey por “involucrarse en asuntos de comercio” en vez de dedicarse a su trabajo de misionero a tiempo completo. Carey se sintió herido y airado por la acusación. Si él no hubiera trabajado, él y su familia habrían muerto de hambre ya que la asistencia que recibían de Inglaterra era poca, muy lenta en llegar y esporádica.
Él les respondió por escrito con estas palabras que describen el comodín de William Carey,
Tengo un lema constante y es que si mi conducta no se vindica a sí misma, no vale la pena vindicarla…Yo solo digo que, después que mi familia recibe el estipendo básico, todo mi ingreso en su totalidad, y algunos meses, más que eso, va para los fines del evangelio, y es usado para mantener a personas que ayudan en la traducción de la Biblia, que escriben copias, que enseñan en la escuela, y así por el estilo…Yo menciono…[esto] para mostrar que el amor al dinero no me ha movido a seguir el plan en el que estoy involucrado. En verdad soy pobre, y siempre lo seré hasta que la Biblia sea publicada en bengalí y hindustaní y la gente no quiera recibir más instrucción. (Mary Drewery, William Carey: A Biography, p. 91)
El comodín de William Carey no es un truquito para hacerte dar otros $6.89 para Belén. Es un llamado radical a recordar que estamos peleando en una guerra por la vida eterna de hombres y mujeres que usan sus posesiones como si realmente lo creen. “Despues de apartar un estipendo para mí y mi familia, todo mi ingreso va para la causa del evangelio.” Ese es el comodín de William Carey. Y creo que ese es el llamado de Jesús a todos sus discípulos.
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