La Gran Invitación: La Palabra Triunfal de Dios
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre El Evangelio
Una parte de la serie The Great Invitation: A Sermon Series on Isaiah 55
Traducción por Paula García-Jones
Isaías 55:10–11
El texto del que vamos a hablar hoy día funciona como una especie de cohete propulsor de la carga útil de los últimos tres mensajes. Lo que más me ha ayudado en mi propia batalla de fe esta semana han sido las conexiones que he visto entre estos dos versículos y lo ocurrido anteriormente en Isaías 55. Oro para que lo mismo sea verdad para vosotros.
No quedan dudas acerca del tema que tratan estos versículos. Hablan de la Palabra de Dios. En el versículo 11 Dios dice: “Así será mi palabra que sale de mi boca . . . ” Para ser fieles a este texto necesitamos referirnos a la Palabra de Dios.
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Tres Perspectivas Acerca de la Palabra de Dios
Quiero poner atención en tres cosas que este texto nos enseña acerca de la Palabra de Dios. Al leerlo, debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Por qué nos enseña estas cosas aquí en Isaías 55? ¿Qué conexión existe entre lo que dicen estos versículos sobre la Palabra de Dios y lo que hemos visto anteriormente en este capítulo?
- Lo primero que observo acerca de la Palabra de Dios en estos versículos es que se trata de un PUENTE QUE UNE AL CIELO CON LA TIERRA.
- En segundo lugar, noto que se trata de una SEMILLA DE VIDA.
- Tercero, advierto que es SOBERANA y triunfal.
Tres palabras clave: un PUENTE, una SEMILLA y SOBERANA.
Dejen que intente guiarlos en el camino de estas tres ideas que presenta el texto. Y si sois creyentes, os ruego que oréis para que en los próximos 25 minutos este mismo mensaje se convierta en un puente entre el cielo y la tierra para aquellas personas aquí presentes que se encuentran aislados del cielo y para que se convierta en la semilla de vida para quienes se encuentran espiritualmente muertos y para que logre superar todo obstáculo a la fe por medio de su poder soberano.
1. Un Puente entre el Cielo y la Tierra
La Palabra de Dios es un PUENTE ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA.
Regresemos al versículo 7 para poder comprender el trasfondo de lo que nos ocupa y para que podamos ver la conexión entre la Palabra de Dios y nuestra situación.
Nuestra Difícil Situación
En el versículo 7 Dios dice que el impío debe abandonar su camino y el hombre inicuo sus pensamientos. Así que nuestra situación es que nuestros caminos y pensamientos nos están causando problemas. ¿Por qué lo hacen? ¿Por qué necesitan ser abandonados?
La respuesta se nos ofrece en el versículo 8. Dios dice que la razón por la que debemos abandonar nuestros pensamientos y caminos es que no están a la altura de sus pensamientos y de sus caminos. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, declara el SEÑOR.” Es por esta razón que nuestros caminos y pensamientos nos meten en problemas. Porque no son los de Dios. Los pensamientos de Dios son puros y los nuestros son impuros. Los caminos de Dios son justos y los nuestros son injustos.
¿Pero es que de verdad estamos tan mal? ¿No hay algo de cierto en lo que dice el Jesús de Shirley MacLaine y Scorsese cuando dice: “Todo es parte de Dios”? Si todo es parte de Dios, entonces nosotros también lo somos y un poco de maldad o de impureza no nos separa demasiado de él.
Puede ser que así lo vean Shirley MacLaine, el movimiento “New Age” y Martin Scorsese pero no es la visión de Dios que aparece en el versículo 9. Si nuestros caminos son impíos y nuestros pensamientos impuros, como afirma el versículo 7, y si, por ende, no son los caminos ni pensamientos de Dios, como dice el versículo 8, la conclusión es que existe una distancia sideral entre nosotros y Dios. El versículo 9 dice: “Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”
El Abismo Infinito entre Nosotros y Dios
Antes de que se inventaran los telescopios: ¿A qué os hubierais referido para ilustrar la distancia más grande que hubierais podido imaginar? Puede que hubieseis mirado hacia abajo y dicho: “Entre este lugar y lo más profundo del mar.” Porque nunca nadie había llegado a lo más profundo del océano ni se sabía cuánta distancia había desde la superficie hasta ese punto. O también podríais haber dicho: “Tan lejos como lo está Oriente de Occidente”.porque es posible andar eternamente en direcciones contrarias. O también podríais haber dicho: “Entre la tierra y los cielos.” El cielo, absolutamente inaccesible, en el que el sol, la luna y las estrellas se mueven fuera del alcance del hombre.
Cuando Dios dice que sus pensamientos sagrados están tan por encima de nuestros pensamientos profanos y que sus caminos piadosos están muy por encima de nuestros caminos egoístas, lo que quiere decir es que existe un abismo infinito entre él y su santidad y nosotros y nuestros pecados. Cada vez que escuchéis hablar sobre las ideas panteístas y difusas de la New Age, preguntaos lo siguiente: ¿Contienen estas ideas la clara convicción de que el hombre y su pecado y Dios y su santidad están separados y distanciados entre sí tanto como lo está la tierra del cielo? Esta es una de los medidores bíblicos para comprobar si las voces de la New Age están en armonía con Dios.
La doctrina bíblica establece que Dios es santo y elevado y de impecable pureza pero el hombre (todos los hombres, mujeres y niños) han pecado y no han estado a la altura de este elevado Dios. Existe una separación entre nosotros. Estamos apartados de Dios. Y no existe esperanza alguna de reconciliación de nuestra parte porque amamos demasiado el pecado y porque jamás podríamos compensar por todos los errores que hemos cometido aunque fuésemos capaces de cambiarnos a nosotros mismos.
Allí estamos cuando concluye el versículo 9. Dios está en el santo cielo y nosotros en la tierra pecaminosa y el abismo entre nosotros es infinito.
Dios Atraviesa el Abismo Infinito por Medio de Su Palabra
Ahora os pido que escuchéis atentamente a las palabras del versículo 9 que aparecen en el versículo 10 cuando Dios comienza a hablarnos acerca de su Palabra: “Porque como descienden de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelven allá sino que riegan la tierra . . . ” Detengámonos allí. ¿Pueden darse cuenta de lo que Dios intenta decirnos con estas palabras?
En el versículo 9, hacía hincapié en la distancia existente entre el cielo y la tierra para demostrarnos cuán desesperada es la separación que existe entre nosotros y Dios. Pero ahora en el versículo 10, Dios nos abre una puerta hacia la esperanza. Aunque el cielo está muy por encima de la tierra, existe un descenso desde el cielo hasta la tierra. La lluvia y la nieve descienden. El cielo no siempre se encuentra alejado de la tierra en su brillante, distante e inalcanzable gloria. A veces, se vuelve más terso gracias a las nubes, se acerca, cubriendo la gloria enceguecedora del sol y se inclina para regar a la tierra.
Y luego el versículo 11 nos dice que así es Dios. No se encuentra al margen de todo, distante, sino que su corazón se vuelve más afectuoso y tierno. Dios pone un velo para cubrir su gloria arrolladora. Se acerca a los pecadores con nubes colmadas de compasión y atraviesa la separación infinita entre el cielo y la tierra.
Jesucristo: El Puente Todosuficiente
“Así será mi palabra que sale de mi boca.” La Palabra de Dios es un PUENTE ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA. Esto fue verdad cada vez que habló un profeta de la antiguedad. Y se volvió realidad de la manera más maravillosa en Jesucristo.
Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo. (Hebreos 1:1-2, LBLA)
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios . . . Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:1, 14)
Jesucristo, la Palabra hecha carne, es el puente todopoderoso entre el cielo y la tierra. La lluvia y la nieve han descendido del cielo.
Un Puente Salvador
Y, ¡cuan suavemente han llegado!. No con truenos y relámpagos. No con piedras de granizo o aguanieve que rompen cañas quebradas y apagan mechas humeantes (Matthew 12:20).
Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y HALLAREIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera. (Mateo 11:28-30, LBLA).
Dios no es un Dios distante. Y aunque su palabra puede ser como un martillo que despedaza y como un fuego que consume la roca (Jeremías 23:29), no se trata, principalmente, de una palabra de juicio. “Porque Dios no envió a su Hijo [¡a la Palabra!] al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.” (Juan 3:17, LBLA). La Palabra de Dios es un puente, un puente salvador, entre el cielo y la tierra.
Cómo Dios se Acerca a Nosotros (Versículo 6)
Observen cómo esto arroja luz sobre el versículo 6: “Buscad al SEÑOR mientras puede ser hallado, amadle en tanto que está cerca.”
¿De qué manera se acerca Dios? ¡Se acerca por medio de su Palabra! Al igual que la lluvia desciende desde el cielo trayendo con ella sus bendiciones para la tierra, así la Palabra de Dios desciende desde el cielo trayendo las bendiciones de Dios cerca de vosotros.
Cuando leéis la Biblia, o cuando escucháis un sermón sobre la Palabra de Dios, Dios atraviesa un abismo para encontrarse con vosotros. Así, cuando Isaías dice: “Buscad al SEÑOR mientras puede ser hallado” no quiere decir que Dios está jugando a las escondidas y escapándose de vosotros. Lo que significa es que cuando escucháis la Palabra de Dios, Dios está igual de cerca vuestro que la lluvia que cae sobre vuestras cabezas o la nieve sobre las mangas de vuestra camisa. Y buscar a Dios significa abrir los ojos y acogerlo, pasar tiempo con él, vivir con él, caminar junto a él y tenerle confianza para seguirlo como guía.
La palabra de Dios (la Palabra escrita y la Palabra viviente) es el puente salvador que Dios envía desde el cielo hacia la tierra para que así sus pensamientos puedan convertirse en nuestros pensamientos y sus caminos en nuestros caminos.
2. Una Semilla de Vida
La Palabra de Dios es una SEMILLA DE VIDA.
Leamos el resto del versículo 10: “Porque como descienden de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelven allá sino que riegan la tierra, haciéndola producir y germinar, dando semilla al sembrador y pan al que come . . . ” Advertid la manera en que Dios menciona cinco cosas que hace la lluvia luego de descender a la tierra:
- riega la tierra
- la hace producir
- la hace germinar
- da semilla al sembrador y
- da pan al que come.
Entonces: ¿Por qué hace Dios esta comparación tan detallada antes de decir, en el versículo 11: “Así será mi palabra que sale de mi boca”? Sin duda, Dios hace esta comparación para que conozcamos y sintamos la verdadera razón por la que atraviesa la distancia entre el cielo y la tierra con su Palabra.
Dios desea que Comamos su Palabra con Alegría y Esperanza
En otras palabras, lo que Dios quiere hoy día es que cuando leáis estos dos versículos creáis con todo vuestro corazón que su Palabra es SEMILLA DE VIDA. Cuando se acerca a vosotros con su Palabra, lo que desea es que podáis sentir lo mismo que sentiría vuestro jardín trasero cuando la lluvia comienza a caer sobre él. Dios quiere que os sintáis como se sentiría un tallo de maíz en Minnesota en el momento en que la humedad comienza a ascender desde la raíz para dar origen a suculentos granos de maíz amarillo o como se sentiría el agricultor cuando hay abundante maíz para alimentar el ganado y para la cosecha del año siguiente. Y desea que recordéis esas mañanas frescas de otoño, rodeados del aroma de las tostadas que despiertan vuestro apetito al sentaros a la mesa para desayunar.
Dicho de otro modo, Dios desea que su Palabra sea consumida con alegría, esperanza y satisfacción. Jesús venció al demonio con la siguiente convicción: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." (Mateo 4:4, LBLA). Y cuando la gente empezó a apartarse de él porque sus enseñanzas eran demasiado difíciles, el les preguntó a sus discípulos: “¿Os iréis vosotros también?” A lo que Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”
Comer la Palabra y Ganar la Vida
Creo que el versículo 10 está ahí para hacernos pensar de nuevo acerca de los versículos 2 y 3. Observen la relación entre ESCUCHAR (la Palabra de Dios) y comer lo que sacia y ganar VIDA.
¿Por qué gastáis dinero en lo que no es pan, y vuestro salario en lo que no sacia? Escuchadme atentamente, y comed lo que es bueno, y se deleitará vuestra alma en la abundancia. Inclinad vuestro oído y venid a mí, escuchad y vivirá vuestra alma
Entonces, el segundo punto acerca de la Palabra de Dios es que se trata de UNA SEMILLA DE VIDA. Entonces, ¡inclinad vuestro oído! ¡Venid al Señor cuando está cerca! Escuchad y vivirá vuestra alma. Y continuad escuchando y comiendo mientras viváis. Esta es la única manera de superar la tentación de los encantos venenosos del pecado.
3.Soberano y Triunfal
La Palabra de Dios es SOBERANA y triunfal.
Versículo 11: “Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié.”
Este es el cohete propulsor que sostiene a todo lo demás tal como mencionamos anteriormente. La promesa de que la Palabra de Dios es soberana garantiza todo lo que dice este capítulo. Garantiza que el puente entre el cielo y la tierra no se derrumbará cuando estemos parados sobre él. Garantiza que la semilla de la vida nunca morirá. Garantiza que el pacto del versículo 3 será un pacto eterno. Las naciones mencionadas en el versículo 5 acudirán al llamado de los misioneros. El pueblo de Dios será glorificado. El perdón del versículo 7 será abundante y rebosante.
¡Mi palabra logrará el propósito para el cual la envié!
Cuando la historia llegue a su fin y suene la trompeta de Dios y los creyentes muertos resuciten y los elegidos de los cuatro puntos del planeta sean reunidos por Dios y las cizañas incrédulas hayan sido arrojados al fuego, Dios pasará la eternidad demostrándonos que no se perdió ni la letra más pequeña ni una tilde de todo lo que se propuso por medio de su palabra omnipotente. Nos mostrará personalmente a cada uno de sus hijos que cada frase que dijimos a partir de su Palabra, en testimonio o exhortación, lograron cosas que nunca nos imaginamos incluso cuando pensamos que eran en vano.
¿Cómo lo sé? ¡Porque lo dice el versículo 11!
Este es un llamamiento a la razón y a la fe. Os pregunto entonces: ¿qué otra cosa podría decir Dios para demostrar que es él quien habla? Lean el razonamiento expuesto en Isaías 46:9-10:
Acordaos de las cosas anteriores ya pasadas, porque yo soy Dios, y no hay otro; yo soy Dios, y no hay ninguno como yo, que declaro el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: "Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré."
La Palabra de Dios es soberana porque Dios es Dios y no hay otro. ¿Lo creéis así?
Para todos los creyentes, esta es nuestra respuesta a cualquier tipo de desánimo. Es nuestra respuesta a las puertas supuestamente cerradas al evangelio. Y esta es nuestra respuesta final a la película: La Última Tentación de Cristo.
En las palabras de Isaías 40:8:
Sécase la hierba, marchítase la flor, mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
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