Depresión y Ministerio, 1era Parte: Los Escenarios

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English: Depression and the Ministry, Part 1: The Setup

© The Gospel Coalition

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Por Paul Tripp sobre La Guerra Espiritual

Traducción por Laura Coloma

La Historia de Sam

Estuve allí la semana que pasó. Su esposa pidió verme. Con lágrimas en los ojos me dijo que él había entrado a la iglesia esa semana anunciando a su personal que “ya no podía más.” Dijo que no podía soportar predicar otro sermón; que todo lo que quería realmente era huir de su vida. Sam tenía 45 y era el pastor de una iglesia dinámica y en crecimiento.

Estoy convencido de que es necesario hacer cambios importantes en la cultura pastoral y que el número de pastores que se encuentran entre desmotivados y deprimidos es evidencia clara de esto. Déjenme sugerir cuatro escenarios potenciales de este ciclo desánimo/depresión en el ministerio.

Escenario # 1: Expectativas Irreales

Enseñé una clase de guía pastoral en el Seminario de Westminster y cada año me impresionaba lo irreal que eran las expectativas de mis alumnos, futuros pastores. Año tras año mis alumnos parecían olvidar las dos cosas que hacen el trabajo ministerial constantemente difícil. ¿Cuáles son? La cruda realidad de la vida en un mundo roto dramáticamente y lo que restos de pecado hacen al corazón de todos nosotros. Estas dos cosas hacen del ministerio pastoral una guerra spiritual diaria.

Pero también hay otra área de expectativas irreales. Es la expectativa irreal de la congregación acerca del pastor. Las iglesias olvidan que han llamado a una persona que es un hombre en medio de su propia santificación. Esto tiende a llevar al pastor a esconderse, temeroso de confesar lo que es cierto de él y de todos los fieles a quienes se dirige. Existe una conexión directa entre expectativas irreales y ciclos profundos de decepción.

Escenario # 2: Tensiones Familiares

Por lo general existe una diferencia considerable entre la persona pública de la familia del ministro y la lucha del día a día en su hogar. Asumimos que el pastor se sentirá regularmente dividido entre el ministerio y la familia y que será forzado con frecuencia a escoger la opción “menos mala.”

Aun así esta tensión no es un tema importante en las epístolas pastorales. ¿Será que estamos exigiéndoles mucho a nuestros pastores? ¿Será que, como pastores, buscamos obtener algo del ministerio que no debemos y entonces tomamos decisiones que perjudican potencialmente a nuestras familias? Esta tensión entre familia y ministerio le quita alegría al ministerio pastoral, y al parecer insuperable es un escenario seguro para la depresión.

Escenario # 3: Miedo al Hombre

La naturaleza pública del ministerio pastoral la hace tierra fértil para esta tentación. Sé lo que es estar muy al tanto de las reacciones de los críticos cuando predico cada domingo en la mañana. ¡También conozco la tentación de pensar en algo, mientras preparo el sermón, para ganarme a esa persona crítica!

El miedo al hombre es realmente pedirle a la gente algo que sólo Dios puede dar. Está fundado en una amnesia del evangelio que me hace buscar una y otra vez lo que ya Cristo me ha dado. Esto hace que esté atento y me preocupe mucho por las reacciones de otros, y al hacer eso, siento que recibo más críticas de las que merezco. Cada nueva tarea comienza a verse como un foro para las críticas de otros y con esto, la vida emocional del pastor empieza a rodar cuesta abajo.

Escenario # 4: Confundir el Reino

Es muy tentador para el pastor hacer su trabajo en busca de una gloria distinta a la gloria de Dios y con fines diferentes a los del reino de Dios. Elogios personales y reputación, poder y control, comodidad y reconocimiento, son los ídolos sutiles que reciben al pastor en su pequeño reino. Sin embargo, en el ministerio pastoral el reino de uno mismo es un disfraz. ¡Hace un gran trabajo al disfrazarse como el reino de Dios, porque la forma de construir el reino de uno mismo en el ministerio es ministrando!

La verdad es que el Dios a quien sirve el pastor no tiene lealtad alguna con el pequeño reino personal del pastor. De hecho, estoy convencido de que mucha de la oposición ministerial que atribuimos al enemigo es en realidad Dios interponiéndose en las intenciones del pequeño reino del pastor. Es Dios, en gracia, rescatando al pastor de sí mismo.

Así como el pastor busca reconocimiento, su Señor quiere la transformación del evangelio. Mientras Dios llama al pastor a una guerra espiritual, lo que busca el pastor es agradar. Mientras el pastor quiere sólo un poco de control, Dios está demostrando que Él tiene el control.

Es desalentador y agotador servir a Dios, y aun así no estar en Su agenda. Esta confusión de reinos le quita al pastor el sentido profundo del privilegio que debe motivar el servicio de cada pastor. Mi amigo pastor se lo dijo muy bien a su esposa, ¡“Sólo quiero ir a un lugar donde la vida es fácil!”

Corre Hacia Él

La depresión de un pastor puede ser causada por la cultura que lo rodea, pero es una enfermedad del corazón, y para eso tenemos la presencia, las promesas, y las disposiciones del Salvador. Pastor, él está en ti y contigo y para ti. Nadie se preocupa más por el uso de tus dotes que el Dador. Nadie se preocupa más por tu sufrimiento que el que sufrió por ti. Y nadie lleva el peso de la iglesia sobre sus hombros como el que es la cabeza de la iglesia y se entregó por ella.

En tu desesperación, no huyas de él, corre hacia él. Jesús realmente te ofrece la esperanza y sanación que no puedes encontrar en otra parte.


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