Sustitución Vicaria
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Expiación
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Mas Juan se le oponía, diciendo: ‘Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?’ Pero Jesús le respondió: ‘Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia’” (Mat. 3:14-15).
- Mateo 3:13-17
Ayer examinamos cómo la justicia de Dios exige que Él castigue a los pecadores. El castigo que la humanidad merece es una eternidad en el infierno, y Dios nunca permitirá que ningún pecador quede impune.
Sin embargo, Dios también es misericordioso, deseando que algunos de Su creación no sufran Su ira eternamente. Por lo cual Dios, a fin de mostrar Su justicia y demostrar Su misericordia hacia los pecadores, envió a Cristo para sufrir en la cruz. En este sufrimiento, Dios imputó nuestros pecados a Cristo para que, en Su Hijo, Él pudiera satisfacer las demandas de Su justicia y evitar que Su pueblo tuviera que soportar una eternidad de castigo.
La muerte de Cristo satisface todos los requerimientos justos de Dios porque la muerte de Cristo fue una sustitución vicaria. Es decir, fue una muerte por nosotros. Fue la muerte de un cordero sin mancha sobre el cual Dios pudo derramar la ira que Su pueblo merecía.
El concepto de la muerte de Cristo como una sustitución vicaria está presente desde el principio de Su ministerio. Vemos un claro ejemplo de ello en los relatos de los evangelios del bautismo de Jesús por Juan el Bautista. Por ejemplo, Juan llama a Jesús “¡el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” en Juan 1:29.
Cuando vamos al relato del bautismo de Jesús en Mateo, vemos un intercambio interesante entre Jesús y Juan. Jesús viene a ser bautizado, pero Juan no quiere hacerlo, bien reconociendo que Jesús no necesitaba ser limpiado del pecado (3:13-14). Jesús responde que Su bautismo era necesario para cumplir toda justicia (v. 15).
¿Cómo debemos de tomar la declaración de Jesús? Bueno, debemos entender que para que Jesús fuese un sacrificio sin pecado, Él tenía que obedecer toda la Ley perfectamente. Mientras que Dios dio Su Ley a Israel principalmente en los cinco libros de Moisés, Él no dejó de añadir mandamientos desde ese entonces. El bautismo de Juan era un mandamiento nuevo, dado por Dios a través del Bautista, quien fue el último profeta del antiguo pacto. Jesús tuvo que ser bautizado para obedecer este mandamiento, no porque Él necesitaba ser limpiado del pecado, sino para que Él cumpliera todos los mandamientos de Dios y poseyera la justicia que luego nos fue imputada.
Desde su nacimiento, Jesús hizo lo que nosotros nunca pudimos hacer. Él obedeció la Ley perfectamente. Y porque Él hizo todo lo que Dios requirió perfectamente, Él estaba calificado para ser el cordero sin mancha que podría llevar el castigo completo por el pecado.
Coram Deo
Cristo ha hecho por nosotros lo que nunca podíamos hacer. Él ha logrado la perfecta obediencia a Dios en todos los sentidos. Esta obediencia perfecta Le permitió ser un cordero puro, libre de toda mancha y por lo tanto aceptable como el sacrificio perfecto. Dé gracias Jesús por hacer todo lo necesario para llevar la ira que merecemos.
Pasajes para Estudio Adicional
Ex. 12:1-32
Lev. 16:6-22
Isa. 53:4-6
Mat. 20:28
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