Cuando toda esperanza parece perdida
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Vaneetha Rendall Risner sobre Sufrimiento
Traducción por Natalia Micaela Moreno
Viernes Santo
Amo la Pascua. Es el último día de regocijo. Nos unimos en júbilo, "¡Cristo ha resucitado; verdaderamente ha resucitado!"
Pero cuando pienso en Viernes Santo, mi corazón se hunde. Es nuestro recuerdo de el último día de desesperación, cuando el pecado coloreó el mundo y pareció que el mal había triunfado.
Hace muchos años, estaba hundida en una horrible depresión. La vida era gris. Lloraba por el menor motivo, y a veces sin razón alguna. Estaba cayendo en un hoyo negro, y me sentía incapaz de detener mi descenso.
Tanto de mi vida se había desintegrado. Mi esposo había dejado nuestra familia, y nuestras hijas decidieron que Dios no era real. Estaban enojadas y desilusionadas, desquitando sus frustraciones en casa. Mi salud se desplomaba, y tenía dificultades para cuidar de mí misma, más aún de dos hijas adolescentes.
Estaba en uno de los puntos más bajos de mi vida. A pesar de que solía tener una profunda relación con Dios, ahora me costaba creer que Dios me amaba. Mi dolor implacable me había convencido de que mi situación nunca cambiaría.
Básicamente, me sentía desesperada.
Mis amigos trataron de ayudarme lo mejor que pudieron trayéndome comida, orando conmigo, y animándome a seguir adelante.
Apreciaba sus esfuerzos, pero aún me seguía sintiendo abrumada y desalentada. No me gustaba conversar sobre mis problemas porque nadie podía entender mi dolor. Mis seres queridos ofrecían consejos, pero no podía ni recibirlos.
Cuando los sueños han muerto
Una mañana finalmente me decidí a contar a algunos amigos cómo me sentía. No quería hablar, pero sabía que recibir aliento de los santos era importante. No quería alejarme más de la comunión en mi dolor continuo.
Pero poco después de empezar a conversar, no pude seguir hablando. Me sentí tonta allí sentada llorando. El consuelo de mis amigos, aunque bien intencionado, se sintió vacío. Nadie pudo arreglar esto. Empezaba a preguntarme si incluso Dios podría.
Mis amigos se sentaron conmigo, en silencio, mientras sollozaba.
Luego de un largo silencio, un amigo habló. Nunca olvidaré sus palabras.
"Cuando pienso en ti y oro por ti, continúo viendo esta imagen. La de los discípulos, y la madre de Jesús, María, llorando a los pies de la cruz. Ellos están acurrucados juntos, tratando de consolarse unos a los otros. Tratando de encontrar el sentido a todo lo que había pasado. Pero simplemente no tenía sentido.
"El cielo está negro. Toda la esperanza está perdida. Sus sueños han muerto. Parece que nada bueno vendrá de esto.
"Para ellos, este día, el Viernes Santo, el el día más oscuro que jamás conocieron.
"Pero la única cosa que no conocen es. . . La Pascua viene."
Dios no ha terminado
La Pascua viene.
Apenas podía asimilar las palabras.
Ninguna de las otras palabras de mis amigos me había consolado. Ahora estaba llena de una paz indescriptible.
Por supuesto. La Pascua viene.
Paré de llorar. Nunca me había puesto realmente en el lugar de los seguidores de Jesús mientras estaban parados a los pies de la cruz. Las Escrituras solo dicen, "Por eso los soldados hicieron esto. Y junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, la mujer de Cleofas, y María Magdalena." (Juan 19:25, LBLA)
Nunca antes había imaginado cómo debió haber sido para los amigos de Jesús en Viernes Santo. Esos seguidores que habían puesto su fe y esperanza en Jesús, pero ahora lo veían morir. Mientras imaginaba cómo los discípulos de María se deberían haber sentido, sentí una conexión con ellos. Ellos sabían lo que era sentirse desesperado. Sus sueños destrozados. Sus vidas arruinadas. Sus planes destruidos. Sin nada de lo que sujetarse.
En ese punto ellos solo podían ver la parte de la imagen en la vivían en ese momento. Eso era todo lo que tenían.
Como ellos, no podía ver cómo Dios podría traer nada bueno de mi situación. Pero mientras dejaba que esta imagen del Viernes Santo me lavara, me di cuenta de que mi historia aún no había terminado. Dios no ha terminado. Toda la esperanza no estaba perdida.
Belleza de las cenizas
Las palabras de mis amigos me trajeron un consuelo inexpresable, tanto entonces como ahora. Me sostuve de ese pasaje, esa escena de la cruz, por años. Me dio valentía. Puso mi vida en perspectiva. Me recordó que Dios trae belleza de las cenizas.
Me di cuenta de que mi sufrimiento era temporal; un día acabaría. Mi sufrimiento tenía significado; no sería desperdiciado. Mi sufrimiento podía glorificar a Dios, podría al final ser para mi bien.
Aunque esta experiencia sucedió hace muchos años, nunca olvidaré ese día. Me dio esperanza. No de que mis circunstancias cambiaran de un día para el otro. Sino de que el cambio era posible. Y de que algún día podría llegar.
También me recordó que a menudo solo estoy mirando una fotografía, una sola imagen en la película de mi vida. No tengo idea de lo que viene. Tal vez mi noche de llanto acabó y el amanecer se acerca, trayendo consigo un torrente de incalculable alegría.
O tal vez mis lágrimas no acabaron. Tal vez la noche se quedará por un tiempo más.
Pero sé esto: la Pascua viene.
Vota esta traducción
Puntúa utilizando las estrellas