¿Tenemos pasión por las personas?

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Por Jonathan Parnell sobre Ministerio

Traducción por Laura Coloma


“Pero Dios, que consuela a los deprimidos…” (2 Corintios 7:6).

Es maravilloso que Dios consuele a los deprimidos, y que nos lo diga claramente. La idea que Dios consuela no es folclor religioso, tampoco es un cliché espiritual que utilizar cuando no podemos pensar en algo más específico que decir. Esta es una verdad que se lee claramente en las palabras de las Escrituras, y narrada constantemente a lo largo de ellas.

Pero, ¿cómo nos consuela realmente? Esta es una pregunta importante. El consuelo, para que sea real, debe ser tan palpable como nuestro dolor. El consuelo teórico no servirá. La idea de consuelo no satisfará. Entonces, ¿de qué manera puede el “Dios que consuela” consolar realmente a su pueblo?

Contenido

El Pozo Profundo del Consuelo de Dios

De acuerdo a las Escrituras, el medio principal del consuelo de Dios está en su promesa de dar vida (Salmo 119:50,76); la cual es, por supuesto, la base de la sanación de Dios, restaurar misericordia (Isaías 57:14’19), Jeremías 31:13, Zacarías 1:17). De hecho, tal como lo explica Jason Meyer en un sermón reciente, la frase que utiliza Pablo –“consuela a los deprimidos” –es una cita de la versión griega de Isaías 49:13, “Porque el Señor ha consolado a su pueblo, y de sus afligidos tendrá compasión.” Tomando en cuenta el contexto de su sección en Isaías, el medio del consuelo de Dios tiene que ver con su eterno rescate salvador. Dios consuela a su pueblo eliminando todos los obstáculos que le impiden el gozo eterno en él. El consuela a su pueblo perdonando sus pecados y haciéndolo efectivamente su pueblo - un pueblo restaurado para habitar en su presencia para siempre. La idea aquí es evangelio puro. Es definitivo, profundo, maravilloso.

Y podríamos esperar que Pablo dijera algo como esto en 2 Corintios 7:6, pero no lo hace.

La llegada de Tito

Pablo escribe, “Pero Dios, que consuela a los deprimidos…”-y en ese momento tendemos a pensar que seguirá con alguna verdad teológica profunda parecida a la de Romanos 8:28 o tal vez con un himno religioso corto como en Filipenses 1:20-21, pero para nuestra sorpresa, Pablo continua, “Pero Dios, que consuela a los deprimidos, nos consoló con la llegada de Tito.” (2 Corintios 7:6).

Dios- el Dios que consuela a los deprimidos – consoló a Pablo enviándole a su amigo.

Pero Dios no sólo consoló a Pablo enviándole a Tito, también consoló a Pablo porque Tito fue consolado por los corintios cristianos. Hay niveles de consuelo aquí – consuelo del Dios que consuela. Y viene en niveles de relaciones humanas. Meyer comenta, Dios es la fuente de consuelo, pero las personas son la cara (el medio) del consuelo…Dios está detrás de todo consuelo, pero utiliza a otros para dar consuelo, lo que significa que Dios se encarga de construir relaciones. Dependemos completamente de Dios, y él generalmente utiliza personas para satisfacer nuestras necesidades.

Personas comunes, con todas las circunstancias que las rodean y sus variables, son el medio a través del cual Dios consuela a su apóstol, así lo explica el propio apóstol.

Las Personas son Importantes

No debe sorprendernos tanto que un mensajero de Jesús hable de esta manera, no si entendemos la santidad de las relaciones al centro del ministerio del evangelio.

Recuerden lo que nos dice Pablo al principio en 2 Corintios: Su espíritu no tuvo reposo cuando visitó Troas porque no encontró allí a Tito, aun cuando una puerta se abrió para que pudiera predicar (2 Corintios 2:12-13). Recuerden como las iglesias gálatas preocupaban a Pablo (Gálatas 1:6; 6:17); y como todas las iglesias (suponemos que las corintias con seguridad) le causaban presión constante (2 Corintios 11:28). Pero luego Pablo dice que los creyentes tesalonicenses eran su “esperanza o gozo o corona de gloria” (1 Tesalonicenses 2:19). Y el apóstol Juan dice en 3 Juan 4, “No tengo mayor gozo que éste: oír que mis hijos andan en la verdad.”

Para bien o para mal, la salud emocional de estos ministros del evangelio, al menos en parte, estaba ligada a otras personas (esta es por lo menos una razón por la cual el ministro del evangelio debe ser humilde: el trabajo requiere este tipo de vulnerabilidad). Las personas pueden ser causa de preocupación, o pueden ser el medio de consuelo – el consuelo real del Dios que consuela a los deprimidos. De cualquier manera, una de las cosas que aprendemos es que las personas juegan un papel importante en nuestras vidas.

A los ministros del evangelio se les recuerda, ya que estamos tan ocupados en el medio del ministerio, que las personas son realmente importantes. Me refiero a personas de verdad – personas con cara y familias y uñas en los pies. Personas con emociones frágiles y personalidades extrañas y zapatos sucios con chicle rosado pegado en la suela. Estas personas son importantes –lo que piensan, las decisiones que toman, lo que dicen. Importan.

Comprometido Sagradamente

La pregunta para los ministros del evangelio que siguen a Pablo se convierte en si entendemos este punto tan importante. ¿Será posible que con frecuencia caemos en la tendencia de los medios populares que se enfocan más en cómo se escuchan las cosas en lugar de en las personas que las escuchan? ¿Nos preocupamos más en cómo redactar el próximo tweet que en los problemas que afectan a nuestros amigos? ¿Dejamos que las personas nos afecten de la forma como afectaban a Pablo? ¿Sentimos la misma pasión por quienes trabajamos que por el trabajo mismo?

Ahora, ¿Pablo hubiese estado bien si algo malo le pasaba a Tito? ¿Lo hubiese logrado si los corintios hubiesen utilizado la táctica ofensiva de brazo rígido y rechazado la ofrenda para los santos? Seguro que sí, hubiese perseverado en esto. Pero como Aslan le dijo a Lucy, lo que podría haber pasado no nos corresponde saber en realidad.

Lo que encontramos en las Escrituras es que Tito llegó y los corintios se congregaron a su alrededor. Es gracias a estas relaciones y sus resultados que Pablo es testigo del consuelo del Dios que consuela.

Y si vamos a ser ministros que imitan a Pablo (Filipenses 3:17), quiere decir que en algún momento, por medio de alguien, podemos decir algo como él lo hizo.




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