¿Algunas personas en el Cielo tendrán más gozo que las demás?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper sobre Cielo & Infierno
Traducción por Carlos Diaz
Transcripción de Audio
¿Algunos santos en el Cielo experimentan más alegría que las demás? La pregunta de hoy viene de parte de Jordy, un nuevo pastor en las praderas albertanas de Canadá: “Querido Pastor John, recientemente escuché la Conferencia de Pastores Deseando a Dios de 2004 (Dinero, Ministerio, y la Magnificencia de Cristo), y uno de los temas que surgieron en el panel de oradores era el conceptos de las recompensas variadas en el cielo. Usted y Randy Alcorn, citando a Edwards, ambos sostuvieron que la recompensa es la capacidad aumentada de la alegría en Cristo. ¿Pudiera expandir algo más de donde está obteniendo este entendimiento de forma bíblica?”
Déjenme aclarar que no tengo la intención de implicarme en hablar de esa forma que no existen otras formas en la era por venir que nuestras recompensas sean experimentadas de forma diferente. Jesús dice: Van a reinar sobre diez ciudades. Yo voy a reinar sobre cinco ciudades (consulten Lucas 19:17–19). Y pienso que significa muy en concreto y específico que puede suceder justo de esa forma: Ustedes pueden ser la principal de diez grandes ciudades, y yo puedo ser el principal de cinco pequeñas ciudades. Y no tengo la intención de implicar que esas especificidades pierdan toda su concreción.
Así que no lo tomen de esa forma. Pero lo que encontramos en el Nuevo Testamento es que la grandeza de nuestras recompensas en la era por venir es considerada que corresponda a la vida de obediencia que hemos vivido aquí. No ganamos las recompensas. Son otorgadas con gracia por Dios. No las merecemos. Y estas serán evidencias que Dios cuida con favor su propia obra de gracia en nuestras vidas, trabajando a través de nosotros. Así que, las recompensas no tienen el propósito de evidencias de ser ganadas, sino en vez de eso como ocasiones para la felicidad en el cielo, no la decepción.
Pero si son ocasiones para la felicidad y algunas personas tienen recompensas más grandes que las demás, ¿no habrán algunas personas más felices que otras? Aún así, ¿no es la imagen del cielo donde cada lágrima es secada y cada lamento removido (Apocalipsis 21:4) y en la presencia de Dios está la plenitud de la felicidad para todos los creyentes (Salmos 16:11)? Por otra parte, se les ha prometido que a todos los santos les toca plenitud de felicidad. Creo que eso es correcto. Y por otra parte, se nos ha prometido distintas recompensas, las cuales son ocasiones para mayor o menor felicidad. ¿Cómo funciona eso? Esa es la pregunta.
Déjame simplemente leer unos pocos pasajes así que usted obtiene una base real clara textual para el problema aquí. Estos son textos que se obtienen en la diferenciación en recompensas en la era por venir:
- 2 Corintios 5:10, “Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba, de acuerdo con sus obras buenas o malas, lo que mereció durante su vida mortal.”
- Apocalipsis 2:23, “Les daré a cada uno según sus obras.”
- Efesios 6:5–8, “Esclavos . . . [háganse] servidores de Cristo, cumpliendo de todo corazón la voluntad de Dios, sirviendo de buena voluntad como al Señor y no a los hombres, sabiendo que” — esto es realmente importante — “el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.” Eso es sorprendente. Cada simple buena intención conlleva una respuesta especial por parte de Dios en la era por venir.
- Lucas 19:17, “¡Está bien, buen servidor! Ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades.” Y luego otra al frente de cinco (Lucas 19:19).
- Mateo 10:41, “El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto les digo que no perderá su recompensa.”
Allí estarán todas estas diferencias entre nosotros en la era por venir. Pero todos nosotros tendremos plenitud de felicidad. Por tanto, ¿cuál es la solución?
Bien, acá está el indicador textual: Ustedes sólo pudieran hacerlo funcionar filosóficamente de la forma en que Edward lo hace, pero acá está un indicador textual para sugerir que está bíblicamente bien. Lucas 6:37–38 dice así: “No juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados; den” — como al ser generosos — “y se les dará. Medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en su regazo. Porque con la misma medida con que miden, les volverán a medir.” ¿Qué significa eso? El regazo de todos está lleno, pero “con la misma medida con que miden, les volverán a medir.” Bien, aquí es lo que dice Lenski, y está en lo correcto:
- “En otras palabras, por nuestra donación” — nuestro ser generosos con las personas — “construímos la medida” — eso es, el tamaño de nuestra taza que Dios va a utilizar — “que será utilizada para volvernos a medir. Nuestra propia medida es utlizada para volvernos a medir. Al usarla nosotros mismos declaramos que deseamos que Dios la use para nosotros al final.”
¿les faltará o les resultará defectuoso a aquellos que le den a Dios un pequeño cucharón la plenitud de la felicidad? No, no les faltará, porque Jesús dice, “Medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en su regazo.” Estarán llenos, más que llenos. Es toda gracia. Pero su capacidad para la plenitud ha sido determinada, se estima — es mi interpretación — por su generosidad hacia los demás. De otro modo, el texto pareciera perder su esencia. Así que todos están a plenitud en el cielo, pero algunas copas son más grandes, algunos contenedores son más grandes que los demás.
O, ¿qué tal Lucas 12:33? “Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla.” En otras palabras, la forma que se brinden ustedes mismos con bolsas de dinero que no envejecen y se atesoren en el cielo es dar al necesitado. Las bolsas que no envejecen y el tesoro en el cielo son metáforas para la felicidad celestial. No creo que Jesús quiera decir bolsas de dinero en el cielo, literalmente. ¿A quién le importa? ¿Lo poseemos todo, cierto? Pablo dice que los poseemos todo (1 Corintios 3:21). No necesitan nada de dinero en el cielo. Es una faceta de la medida de nuestra felicidad en Cristo como nuestro tesoro.
¿Y cómo nos preparamos para experimentar esa felicidad? Jesús dice, “Denlos como limosna”. Nos espera un tesoro en el cielo, y claramente quiere decir: Ocúpense de eso, porque si no lo hacen, no tendrán tanto. Si nos espera un tesoro en el cielo, eso significa, que aumentemos nuestra felicidad en el cielo, no hacemos esto reteniendo el tesoro en la tierra, sino utilizando nuestras posesiones de forma inmolatoria y generosa. Si hacemos eso lo suficiente, nuestros tesoros serán grandes en el cielo. Nuestras capacidades para la felicidad son más grandiosas.
Entonces, Sí. Creo que Edwards y muchas más personas están en lo correcto al decir que todos los creyentes disfrutan la plenitud de la felicidad en la era por venir, pero algunas personas tendrán copas más grandes, y más capacidad para esa felicidad que las demás. Pero ninguno tendrá envidia y ninguno alardeará, porque parte de la plenitud es el amor perfecto.
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