¿Cómo debemos esperar por Jesús?

De Libros y Sermones Bíblicos

Revisión a fecha de 11:28 6 abr 2016; Lizasaavedra (Discusión | contribuciones)
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English: How Should We Wait for Jesus?

© The Gospel Coalition

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Por D.A. Carson sobre Regreso de Cristo
Una parte de la serie Decision

Traducción por Angélica Gualdrón


Mi hijo siempre tiene hambre. Cuando tenía 3 años, seguía a la mamá todo el tiempo en la cocina cuando se acercaba la hora de comer.

No importaba que se le dijera: "la cena está en 10 minutos, cariño". Él no tenía un concepto de 10 minutos o de gratificación tardía ¡Él quería comida! A veces, yo también esperaba la cena. Pero mi espera era diferente. Yo estaba en mi estudio, terminando un trabajo sobre las disertaciones perennes que aparecen casualmente en mi escritorio. Yo pensaba: diez minutos más. ¿Alcanzaré a terminar esto?

La parábola de los talentos en Mateo 25: 14-30 describe las diferentes maneras en que la gente espera el regreso de Jesús. Dice que los creyentes tienen que esperar por el Señor Jesús como esclavos comisionados para mejorar los bienes de su Amo, en beneficio de Su Reino. Durante la espera no tenemos que ser pasivos. Tenemos que hacer crecer, desarrollar y manejar con cuidado los recursos que Dios nos ha confiado.

En el mundo antiguo, los esclavos tenían diversas funciones: eran obreros, esclavos de la casa o contadores. Algunos incluso administraban la fábrica o la finca del amo. El amo evaluaba la habilidad de un esclavo y distribuía las tareas de acuerdo a ello.

Así leemos en el verso 14 que el Reino "será como un hombre que se iba de viaje y que llamó a sus sirvientes y les confió sus bienes. A uno le dio 5 talentos" (Mateo 25: 14-15).

La palabra talento en el texto original no se refiere a habilidades y destrezas. Es simplemente una unidad de peso que se usaba con frecuencia como dinero. Un talento de plata equivalía aproximadamente a 20 años del jornal diario de un obrero —algo así como unos 800.000 dólares de hoy—. Un talento de oro era mucho más valioso.

El hombre que recibió “5 sacos de oro”, como dicen algunas traducciones, puso inmediatamente su dinero a trabajar y ganó 5 más. Un segundo hombre, al que se le dieron dos sacos de oro, también ganó 2 más. Pero un tercer hombre, que recibió un saco, excavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero. Recuerden, estas responsabilidades se les dieron de acuerdo a la evaluación del amo sobre las habilidades de cada esclavo. Después de mucho tiempo, el amo regresó y saldó cuentas. El hombre que había recibido 5 sacos de oro dijo: "Amo, usted me encargó cinco talentos. Mire, he ganado cinco más" (Mateo 25:20). El hombre que tenía dos sacos hizo lo mismo. Y el amo respondió a ambos con las mismas palabras: "¡Bien hecho, bueno y fiel sirviente! Usted ha sido fiel con unas pocas cosas; lo pondré a cargo de muchas más. ¡Venga y comparta la felicidad de su amo!" (Mateo 25:21, 23).

La recompensa en ambos casos fue incrementarles la responsabilidad. En primer lugar, se les dio bastante responsabilidad —sacos y sacos de oro—. Pero eso no fue nada comparado con lo que se les daría. En el reino entero, se les daría una gran responsabilidad. No sólo eso, sino que ahora ellos comparten la felicidad de su amo.

El hombre que había recibido una bolsa de oro dijo: "Amo, yo sé que usted es un hombre severo, que cosecha donde no ha sembrado y que recoge donde no ha esparcido semilla. Así que tuve miedo y salí a esconder su oro en la tierra. Mire, aquí tiene lo que le pertenece" (Mateo 25: 24-25).

Este sirviente culpó de explotación al amo: “Otros hicieron la siembra pero él cosechó”. El amo replicó, "¡Sirviente perezoso y malvado! ¿Así que sabías que yo cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido semilla? Bien, entonces deberías haber consignado mi dinero en los bancos, de manera que cuando yo regresara los hubiera recibido con intereses." (Mateo 25:26-27).

En el mundo occidental no nos gusta la esclavitud. Pero Jesús no estaba sancionando la esclavitud más de lo que sancionó el robo cuando habló sobre regresar como un ladrón en la noche. Él estaba usando una estructura social para exponer Su opinión. Pero hay otro elemento.

En el nuevo testamento, los seres humanos, o son esclavos para pecar, o son liberados de esa esclavitud para que se conviertan en esclavos de Cristo. La esclavitud para Cristo es una esclavitud alegre. Es una esclavitud que disfrutamos, porque este Amo es bueno, justo y correcto. Pero no te confundas, es una relación Amo-esclavo.

El pecado del tercer esclavo es que piensa que tiene el derecho de juzgar. Pero si él es el esclavo del amo, no acatar la tarea y por el contrario, poner el dinero bajo la tierra es una desobediencia flagrante. Los otros dos esclavos estaban encantados de servir al amo. Ellos actuaron con fidelidad e hicieron las inversiones inmediatamente. Este tercer compañero quiere ir por una ruta independiente, a su manera. Así que el amo lo juzga, incluso no desde el claro principio de que el esclavo tiene que obedecer al amo, sino en el hecho de que este muchacho no solamente es negligente, es malvado. El alega que el problema es la actitud violenta del amo.

El amo ordena que le quiten la bolsa de oro y que se la den al hombre que tiene los 10 sacos. A los que tienen, como han invertido y multiplicado las cosas, se les dará más. A los que no han trabajado nada, se les quitará incluso lo que tienen. El sirviente inútil es expulsado a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.

La tarea mientras esperamos por el Señor Jesús no es aumentar nuestros propios bienes. Claro, yo sé que tenemos responsabilidades sociales y familiares que se nos imponen en el Mundo de Dios. Pero si centramos toda nuestra energía y atención sólo en aumentar nuestros bienes, ¿qué vamos a mostrarle al Amo cuando hayamos muerto? No podemos llevarnos ninguno de nuestros bienes.

Mientras esperamos, tenemos que ir guardando tesoros en el Cielo, donde la polilla o el óxido no los corroa, donde los ladrones no escarben y roben. (Mateo 6:19) En la parábola de las vírgenes, que precede la parábola de los talentos, las vírgenes tontas fallaron pensando que su parte era demasiado fácil. Este tercer esclavo falló porque pensó que su parte era demasiado difícil.

¿A qué se parece el servicio fiel? Bien, cuatro capítulos más adelante, Jesús les dio a los discípulos la Gran Comisión: mejorar los bienes del amo proclamando el evangelio.

La parábola de los talentos no está diciendo de alguna manera que si tú te esfuerzas bastante entrarás en el Reino. Pablo lo dijo así: Estamos para conseguir nuestra salvación con temor y temblor, para ello, Dios está trabajando con nosotros, para ordenar y hacer Su buena voluntad (Filipenses 2: 12-13). Esa es la gloria de Cristo: Él nos dio trabajo para hacer y nos dijo cómo aumentar Sus bienes. Cuando lo hayamos hecho —gracias a Su fuerza y a que somos Suyos— entonces Él dirá: "¡Bien hecho!" Estamos salvados por la sola gracia, mediante la sola fe, pero la gracia y la fe siempre están trabajando para transformar nuestro carácter, para que queramos aumentar los bienes del Amo.

Si alguien está esperando por Jesús tan pasivamente que él o ella no ve la obligación de aumentar los bienes del Amo, ya sea a través del sufrimiento, evangelización, amando a sus hermanos y hermanas en Jesús o creciendo en conformidad con Cristo, esa persona se expulsa a donde hay llanto, lamentos y rechinar de dientes.

No es como si hubiera tres tipos de personas aquí —los que están dispuestos, alegres, esclavos productivos; los que están en rebelión; y los que están en alguna parte entre ellos, esperando pero no trabajando. Si ustedes están simplemente esperando, no están aumentando los bienes del Amo. Eso es impensable para un verdadero Cristiano.

Así que esperen, entonces, al Señor Jesús como esclavos comisionados para aumentar los bienes del Amo. Estamos hablando del final de la era. ¡Jesús ya va a regresar! Si no es durante nuestra vida, lo encontraremos cuando muramos, y le rendiremos cuentas.

Entendamos mejor

La vida de un sirviente

Lo invitamos a que use este esquema para su estudio personal, para un grupo bíblico o para las clases dominicales en colegios o en sermones.

La actitud de un sirviente fiel.

  1. Filineos 2:5-11 nos dice que nuestra actitud debe ser como la actitud de Jesús, quien humildemente se humilló y adquirió la apariencia natural de un sirviente.
  2. Romanos 14:17-19 nos enseña que el Reino de Dios es una materia de "honradez, paz y júbilo en el Espíritu Santo, porque aquel que sirve a Cristo de esta forma, le agrada a Dios" (NVI).

La motivación de un sirviente fiel.

  1. Corintios primero 10:31 nos dice que sin importar lo que hagamos, debemos hacer todo para la gloria de Dios.
  1. El Apóstol Pablo escribió que su motivación más grande era conocer a Cristo y encontrarse en Él. Filipenses 3:2-11.

El trabajo de un sirviente fiel.

  1. Jesús enseñaba que el mandamiento más grande era "amar al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente", y el segundo más grande era "ama a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22:37,39, NVI).
  1. En la Gran Comisión de Mateo 28:18-20, Jesús instruye a Sus seguidores para hacer discípulos de todas las naciones, bautizándolos y enseñándoles a obedecer todo lo que Jesús manda.

La recompensa de un sirviente fiel.

  1. Lucas 12:37-38 nos dice, sorprendentemente, que a los sirvientes que sean encontrados listos y mirando cuando el Amo regrese, El vendrá, los sentará en la mesa y les servirá.
  1. El Nuevo Testamento habla una y otra vez sobre el premio para los que siguen a Jesús. En el capítulo final de la Biblia, Jesús dice: "Presten atención, ¡volveré pronto! Mi recompensa es conmigo, y a cada uno le daré de acuerdo a lo que haya hecho" (Revelación 22:22, NVI).

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