¿Cómo se Experimenta el Amor de Dios en el Corazón?

De Libros y Sermones Bíblicos

Revisión de 11:58 21 ago 2020

Experimentar el amor de Dios, no solo pensar en el mismo, es algo que deberíamos desear con todo el corazón. Es una experiencia de gran gozo porque en ella saboreamos la misma realidad de Dios y su amor. Es la base de una seguridad profunda y maravillosa - la seguridad de que nuestra esperanza "no desilusiona" (Romanos 5:5, LBLA). Esta seguridad nos ayuda a "gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios" (Romanos 5:2, LBLA). Nos lleva a través de terribles pruebas de fe.

¿La experiencia del amor de Dios es la misma para todos los creyentes? No, no en cierto grado. Si todos los creyentes tuvieran la misma experiencia del amor de Dios, Pablo no habría orado por los Efesios para que "sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento" (Efesios 3:18-19, LBLA). Él oró por esto porque la experiencia de este amor de Dios en Cristo era deficiente para algunos.

Entonces, ¿cómo perseguimos la plenitud de la experiencia del amor de Dios vertido en nuestros corazones por el Espíritu Santo? Un elemento clave es darse cuenta de que la experiencia no es como la hipnosis o un choque eléctrico o las alucinaciones inducidas por la droga o los escalofríos al escuchar una buena canción. Más bien es mediada a través del conocimiento. No es lo mismo que el conocimiento. Pero viene a través del conocimiento. O poniéndolo de otra forma, esta experiencia del amor de Dios es el trabajo del Espíritu dando gozo indescriptible como respuesta a la percepción mental de la demostración de ese amor en Cristo Jesús. De esta forma Cristo recibe la gloria por el gozo que tenemos. Es un gozo en lo que vemos en Él.

¿Dónde puedes encontrar esto en las Escrituras? Veamos 1 Pedro 1:8 (LBLA): "A quien sin haberle visto, le amáis, y a quien ahora no veis, pero creéis en El, y os regocijáis grandemente con gozo inefable y lleno de gloria." Esta es una experiencia de gran e indescriptible gozo. Gozo más allá de las palabras. No se basa en la visión física de Cristo. Sino que se basa en creer en Cristo. Cristo es el centro y el contenido de la mente en este gozo inefable.

De hecho, 1 Pedro 1:6 (LBLA) dice que el gozo en sí mismo está "en" la verdad que Pedro nos cuenta sobre el trabajo de Cristo. Dice, "En lo cual os regocijáis grandemente." Y ¿qué es "en lo cual"? Es la verdad que 1) "según su gran misericordia, [Dios] nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos;" y 2) que "obtendremos una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará;" y que 3) somos "protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo" (1 Pedro 1:3-5, LBLA). En lo cual nos "regocijamos en gran manera con gozo indecible y llenos de gloria." Sabemos algo. ¡En esto nos regocijamos! La experiencia de gozo indescriptible es una experiencia mediada. Viene a través del conocimiento de Cristo y su trabajo. Tiene contenido.

Veamos también Gálatas 3:5, LBLA: "Aquel, pues, que os suministra el Espíritu y hace milagros entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o por el oír con fe?" Sabemos por Romanos 5:5 que la experiencia del amor de Dios es "por medio del Espíritu Santo que nos fue dado." Pero ahora Gálatas 3:5 nos dice que este suministro del Espíritu no es sin contenido. Es "por oír con fe." Dos cosas: Oír y fe. Una cosa es escuchar la verdad sobre Cristo, y otra es tener fe en esa verdad. Así es cómo se suministra el Espíritu. Viene a través de saber y creer. Su trabajo es un trabajo mediado. Tiene contenido mental. Cuídate de buscar el Espíritu vaciando tu cabeza.

De forma similar, Romanos 15:13 (LBLA) dice que el Dios de la esperanza nos llena de gozo y paz "en el creer." Y creer tiene contenido. El amor de Dios se experimenta sabiendo y creyendo en Cristo porque, como dice Romanos 8:39 (LBLA), el amor de Dios es "en Cristo Jesús Señor nuestro." Nada nos podrá separar "del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro."

Este tiempo de Adviento, mira a Jesús. Reflexiona en Jesús. Medita en su gloria y su trabajo, no solo casualmente, sino que también intencionalmente. Piensa acerca de las promesas que hizo y garantizó con su muerte y resurrección. Ora para que Dios abra tus ojos a las maravillas de su amor en esas cosas. Renuncia a todas las actitudes y comportamientos conocidos que contradigan esta demostración de amor hacia ti. Y entonces disfruta de la experiencia del amor de Dios vertido en tu corazón por el Espíritu Santo.

Pastor John