¿Has enterrado tus dones?

De Libros y Sermones Bíblicos

Revisión a fecha de 20:11 7 may 2018; Pcain (Discusión | contribuciones)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar anavegación, buscar

Recursos Relacionados
Leer más Por Jon Bloom
Indice de Autores
Leer más sobre Santificación y Crecimiento
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: Have You Buried Your Gifts?

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Javier Matus


Te han sido dado talentos. ¿Sabes lo que son? ¿Sabes lo valiosos que son? Dios te los ha dado para que los inviertas. Y algún día Él te hará responsable de cómo los administraste.

Es un pensamiento sombrío —y es necesariamente así. Está destinado a serlo. Pero también está destinado a ser muy liberador.

Los “talentos” provienen de Jesús —tanto la palabra en español como lo que significa la palabra en español. La palabra está en nuestro léxico debido a la parábola de los talentos de Jesús (Mateo 25:14-30). En esta parábola, un amo confía a cada uno de sus siervos un cierto número de talentos para invertir mientras éste se va de viaje.

Para los oyentes originales de Jesús, un talento significaba una gran unidad de valor monetario. Las personas cuyo valor neto igualaba a un talento estaban muy bien económicamente. Las personas cuyo valor neto igualaba numerosos talentos eran ricas. Pero esta parábola realmente no trata de administrar dinero. Se trata de administrar los dones y habilidades que Dios nos confía. Esta es la razón por la cual la palabra en español “talentos” no significa dinero, sino dones y habilidades. Cuando decimos que alguien tiene talento, no queremos decir que sean ricos; queremos decir que están dotados.

Contenido

Los talentos son dones de gracia

Lo primero que debemos notar acerca de los siervos en la parábola de Jesús es que se les dan sus talentos: “A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad” (Mateo 25:15). El amo no estaba obligado a dar nada a los siervos. Cada siervo recibió sus talentos por la gracia del amo.

Es clara la implicación de esto: ninguno de nosotros tiene ningún motivo para jactarse de nuestros “talentos”. Lo que es cierto acerca de recibir el Evangelio es cierto acerca de recibir talentos: “¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (1 Corintios 4:7).

Pero Jesús incluye una frase importante en Mateo 25:15: “…dio… talentos… a cada uno conforme a su capacidad”. La palabra en griego traducida “capacidad” en esta oración es dunamis, que comúnmente significa poder o capacidades.

Lo que Jesús está dando a entender aquí es que Dios, por gracia, confía a sus siervos ciertas aptitudes y cierta cantidad de poder para emplearlas. Dios nos da ciertas habilidades y ciertas capacidades.

Los talentos son valiosos

Lo segundo que debemos notar es que al elegir los talentos como la metáfora de las habilidades que Dios nos confía, Jesús nos aclara que Dios valora mucho los dones que nos da.

Es casi imposible convertir el valor de un talento del primer siglo en moneda moderna. Pero al tratar de darnos una idea de su poder de compra real, algunos estudiosos estiman que un talento podría haber valido tanto como $600 000 dólares.

Tomando este valor por el bien de la ilustración, un siervo en la parábola de Jesús recibió $3 000 000 de dólares (cinco talentos), otro recibió $1 200 000 de dólares (dos talentos) y otro recibió $600 000 dólares (un talento). Es factible que los siervos “menos talentosos” pudieron haber envidiado a los “más talentosos”. Pero en realidad, ninguna mayordomía de ningún servidor era insignificante. Cada uno recibió algo de gran valor.

Esto también tiene una clara implicación: no debemos subvalorar lo que se nos ha dado. Algunos se les da más, a otros se les da menos, pero a todos se les da mucho. Y Jesús nos dice “a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Lucas 12:48).

Por eso el amo estaba tan enojado con el siervo que no hizo nada con el talento que le fue dado (Mateo 25:26-27). El siervo culpó al carácter del amo por su falta de diligencia (Mateo 25:24-25). Pero el amo vio a través de esta cortina de humo y llamó al siervo por lo que era: “malo y negligente” (Mateo 25:26).

Estas son palabras que nunca queremos escuchar de nuestro Amo. Esta parábola está destinada a infundir el temor de Dios apropiado en nosotros y obligarnos a preguntar qué estamos haciendo con la gracia que se nos ha dado.

La gracia dada a ti

A Pablo le encantó esa frase: “la gracia dada”. La usó para referirse a sí mismo:

Él también usó esta frase al referirse a nosotros:

Todos estos textos con respecto a “la gracia que nos es dada” refuerzan el punto de Jesús en la parábola de los talentos: 1) Dios nos da ciertos dones de gracia (talentos), 2) Dios nos da una cierta cantidad de poder para invertirlos, y 3) Dios espera que empleemos toda la fuerza que Él provee (1 Pedro 4:11) para invertir lo que Él nos confía.

Sombría y libertadora

Entonces cada uno de nosotros debe preguntarse: ¿qué estamos haciendo con nuestros talentos —con la gracia que Dios nos ha dado? Es una pregunta sombría y liberadora.

Es sombría porque conocemos nuestro propio egoísmo, que somos propensos por nuestra naturaleza pecaminosa a actuar como el siervo inútil que descuidó su mayordomía. Pero incluso esa reflexión sombría es una gracia, porque puede sacarnos de nuestro estupor egocéntrico y motivarnos a una mayor diligencia.

Pero la pregunta también es maravillosamente liberadora, por dos razones por lo mínimo: 1) Dios mismo nos suple todo lo que necesitamos, tanto nuestros talentos como nuestra fuerza para emplearlos —ambas nuestras habilidades y nuestras capacidades. 2) Dándonos cuenta de esto nos libera de compararnos con los demás. Podemos ser libres de envidiar a los siervos que tienen más talento y/o tienen mayores capacidades que nosotros. Y podemos ser libres de juzgar a los siervos que son menos talentosos y/o tienen menores capacidades que nosotros. Dios es dador del talento y del poder, y nos hace responsables a cada uno de nosotros solo por la “gracia que nos es dada”.

Te han sido dado talentos. Son muy valorados por el Señor. ¿Qué estás haciendo con ellos? Deja que esta pregunta te ponga sombrío y te libere. Porque a cada siervo que es fiel con los talentos que se le han confiado, el Amo le dirá: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mateo 25:23). Esto es lo que queremos escuchar.

Invierte bien tus talentos, por el gozo.



Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas