¿Podemos darle algo a Cristo?

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Cuando el salmista clamaba: "¿Qué daré al Señor por todos sus beneficios para conmigo?" La respuesta  fue: "Alzaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre del SEÑOR" (salmo 116:12-13). Traslademos esto a la Navidad: Jesús nos da el regalo de sí mismo y nosotros nos preguntamos: "y ahora, ¿qué puedo darle a cambio a Jesús por todos los beneficios de su compañía?". Respuesta: pídale ayuda. Ese es el regalo que Él quiere.
Cuando el salmista clamaba: "¿Qué daré al Señor por todos sus beneficios para conmigo?" La respuesta  fue: "Alzaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre del SEÑOR" (salmo 116:12-13). Traslademos esto a la Navidad: Jesús nos da el regalo de sí mismo y nosotros nos preguntamos: "y ahora, ¿qué puedo darle a cambio a Jesús por todos los beneficios de su compañía?". Respuesta: pídale ayuda. Ese es el regalo que Él quiere.
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La razón por la que Cristo quiere que sea así es porque Él quiere ser el que obtiene la gloria mientras nosotros obtenemos los beneficios. Le damos la gloria cuando dependemos de Él en lugar de intentar enriquecerlo. Si nos acercamos a Él con regalos (como si necesitase algo), entonces lo estamos poniendo en la posición de una persona necesitada y nosotros en la de benefactores. Él siempre quiere ser el único que es infinitamente autosuficiente, por tanto, los únicos presentes que podemos ofrecerle son la alabanza, la acción de gracias, nuestros anhelos y nuestras necesidades.
La razón por la que Cristo quiere que sea así es porque Él quiere ser el que obtiene la gloria mientras nosotros obtenemos los beneficios. Le damos la gloria cuando dependemos de Él en lugar de intentar enriquecerlo. Si nos acercamos a Él con regalos (como si necesitase algo), entonces lo estamos poniendo en la posición de una persona necesitada y nosotros en la de benefactores. Él siempre quiere ser el único que es infinitamente autosuficiente, por tanto, los únicos presentes que podemos ofrecerle son la alabanza, la acción de gracias, nuestros anhelos y nuestras necesidades.
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No podemos glorificar una fuente transportando cubos de agua sucia montaña arriba y vertiéndolos allí. Al contrario, una fuente — un manantial en una montaña — se glorifica  postrándonos al borde de la corriente, metiendo la cara y bebiendo hasta saciarnos, levantándonos y diciendo: “¡Ah!" Eso se llama adoración. Así que tomamos un cubo y nos empapamos, bajamos por la ladera hasta la gente que está en el valle, que no sabe que existe el manantial y les decimos: “¡Bebe! ¡Está justo aquí arriba, y se llama Jesús!". Personas que beben son la clase de regalos que quiere la fuente porque entonces Él se ve realmente rebosante, rico y autosuficiente. Y es así exactamente como Él quiere verse.  
No podemos glorificar una fuente transportando cubos de agua sucia montaña arriba y vertiéndolos allí. Al contrario, una fuente — un manantial en una montaña — se glorifica  postrándonos al borde de la corriente, metiendo la cara y bebiendo hasta saciarnos, levantándonos y diciendo: “¡Ah!" Eso se llama adoración. Así que tomamos un cubo y nos empapamos, bajamos por la ladera hasta la gente que está en el valle, que no sabe que existe el manantial y les decimos: “¡Bebe! ¡Está justo aquí arriba, y se llama Jesús!". Personas que beben son la clase de regalos que quiere la fuente porque entonces Él se ve realmente rebosante, rico y autosuficiente. Y es así exactamente como Él quiere verse.  
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'''¿Pero cuando damos a los pobres no le estamos dando a Dios (Mateo 25:40)?'''
'''¿Pero cuando damos a los pobres no le estamos dando a Dios (Mateo 25:40)?'''
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Sí, ¿pero el qué? Sin duda, Jesús está hoy en el cielo, resucitado, triunfante y proveyendo todo lo que le damos a los pobres. Se trata de una enseñanza clara: "Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19).  
Sí, ¿pero el qué? Sin duda, Jesús está hoy en el cielo, resucitado, triunfante y proveyendo todo lo que le damos a los pobres. Se trata de una enseñanza clara: "Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19).  
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Así que si tiene algo que llevarle a un prisionero, ropa para alguien desnudo, bebida para alguien sediento y compañía para un refugiado, eso lo está obteniendo de parte de Jesús; usted no puede enriquecer a Jesús. Por tanto, ¿qué le está dando a Jesús? Le está dando la gloria, la honra y el honor.  
Así que si tiene algo que llevarle a un prisionero, ropa para alguien desnudo, bebida para alguien sediento y compañía para un refugiado, eso lo está obteniendo de parte de Jesús; usted no puede enriquecer a Jesús. Por tanto, ¿qué le está dando a Jesús? Le está dando la gloria, la honra y el honor.  
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Recuerde también que en este texto, Jesús llama a estos beneficiarios: “mis hermanos”. Lo que quiere decir que si le da a los pobres, está decidiendo bendecir, a su propia costa, a los hermanos de Jesús. Los está tratando con honor porque pertenecen a Jesús.  
Recuerde también que en este texto, Jesús llama a estos beneficiarios: “mis hermanos”. Lo que quiere decir que si le da a los pobres, está decidiendo bendecir, a su propia costa, a los hermanos de Jesús. Los está tratando con honor porque pertenecen a Jesús.  
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Jesús no necesita ropa o comida. Él se deleita en recibir el honor que obtiene su nombre cuando decimos: "voy a amar y sacrificarme por sus hermanos”. Así que tenemos que entender que lo que sucede siempre que hablamos de dar a Jesús (según Mateo 25:40), es que Cristo está siendo honrado, glorificado y valorado, porque es a los hermanos de Cristo a los que estamos dispuestos a servir.
Jesús no necesita ropa o comida. Él se deleita en recibir el honor que obtiene su nombre cuando decimos: "voy a amar y sacrificarme por sus hermanos”. Así que tenemos que entender que lo que sucede siempre que hablamos de dar a Jesús (según Mateo 25:40), es que Cristo está siendo honrado, glorificado y valorado, porque es a los hermanos de Cristo a los que estamos dispuestos a servir.

Revisión de 16:14 27 oct 2010

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Traducción por Ana Villoslada


Por John Piper.

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¿Podemos darle algo a Cristo?


Cuando el salmista clamaba: "¿Qué daré al Señor por todos sus beneficios para conmigo?" La respuesta fue: "Alzaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre del SEÑOR" (salmo 116:12-13). Traslademos esto a la Navidad: Jesús nos da el regalo de sí mismo y nosotros nos preguntamos: "y ahora, ¿qué puedo darle a cambio a Jesús por todos los beneficios de su compañía?". Respuesta: pídale ayuda. Ese es el regalo que Él quiere.

La razón por la que Cristo quiere que sea así es porque Él quiere ser el que obtiene la gloria mientras nosotros obtenemos los beneficios. Le damos la gloria cuando dependemos de Él en lugar de intentar enriquecerlo. Si nos acercamos a Él con regalos (como si necesitase algo), entonces lo estamos poniendo en la posición de una persona necesitada y nosotros en la de benefactores. Él siempre quiere ser el único que es infinitamente autosuficiente, por tanto, los únicos presentes que podemos ofrecerle son la alabanza, la acción de gracias, nuestros anhelos y nuestras necesidades.

No podemos glorificar una fuente transportando cubos de agua sucia montaña arriba y vertiéndolos allí. Al contrario, una fuente — un manantial en una montaña — se glorifica postrándonos al borde de la corriente, metiendo la cara y bebiendo hasta saciarnos, levantándonos y diciendo: “¡Ah!" Eso se llama adoración. Así que tomamos un cubo y nos empapamos, bajamos por la ladera hasta la gente que está en el valle, que no sabe que existe el manantial y les decimos: “¡Bebe! ¡Está justo aquí arriba, y se llama Jesús!". Personas que beben son la clase de regalos que quiere la fuente porque entonces Él se ve realmente rebosante, rico y autosuficiente. Y es así exactamente como Él quiere verse.


¿Pero cuando damos a los pobres no le estamos dando a Dios (Mateo 25:40)?

Sí, ¿pero el qué? Sin duda, Jesús está hoy en el cielo, resucitado, triunfante y proveyendo todo lo que le damos a los pobres. Se trata de una enseñanza clara: "Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19).

Así que si tiene algo que llevarle a un prisionero, ropa para alguien desnudo, bebida para alguien sediento y compañía para un refugiado, eso lo está obteniendo de parte de Jesús; usted no puede enriquecer a Jesús. Por tanto, ¿qué le está dando a Jesús? Le está dando la gloria, la honra y el honor.

Recuerde también que en este texto, Jesús llama a estos beneficiarios: “mis hermanos”. Lo que quiere decir que si le da a los pobres, está decidiendo bendecir, a su propia costa, a los hermanos de Jesús. Los está tratando con honor porque pertenecen a Jesús.

Jesús no necesita ropa o comida. Él se deleita en recibir el honor que obtiene su nombre cuando decimos: "voy a amar y sacrificarme por sus hermanos”. Así que tenemos que entender que lo que sucede siempre que hablamos de dar a Jesús (según Mateo 25:40), es que Cristo está siendo honrado, glorificado y valorado, porque es a los hermanos de Cristo a los que estamos dispuestos a servir.


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